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El cuento de las cuentas (I)

Históricamente, al gobierno de México nunca le han salido las cuentas. Entonces, inventa cuentos para salir del paso y seguir adelante con la exitosa producción de comaladas sexenales de nuevos millonarios, a los que archimillonarios protegidos por el régimen les dejan caer las migajas de sus pantagruélicas ganancias, para que sigan por el buen camino y conserven sana la macroeconomía.

Un caso muy ilustrativo es la presentación del Proyecto de Ingresos de la Federación para el año 2018, en que se hacen las cuentas del gran capitán y, nuevamente, México está a las puertas de una nueva etapa de abundancia (López Portillo), de milagro (Carlos Salinas) y de prosperidad (Enrique Peña Nieto). Van a crecer la producción, las exportaciones, el consumo interno, el empleo bien pagado, los ingresos fiscales y de otro tipo, y la economía mexicana será fuerte y boyante.

El cuento de las cuentas (I)

En el renglón del crecimiento económico, se dice que: “Dada la evolución más favorable que la esperada de diversas variables económicas y financieras clave, se actualiza el rango de crecimiento del PIB para 2017 entre 2.0 y 2.6 por ciento, estimación que es superior a la proyección previa de 1.5 a 2.5 por ciento y que incorpora los riesgos a la baja que persisten”, para concluir el párrafo asegurando que: “Para efectos de las estimaciones de finanzas públicas, se plantea utilizar una tasa de crecimiento puntual del PIB para 2017 de 2.2 por ciento”. Bueno, eso es más razonable.

Para poder cumplir tal meta, la Secretaría de Hacienda asegura que: “Este escenario de crecimiento del PIB prevé que las exportaciones de bienes y servicios se incrementarían a una tasa anual de 7.6 por ciento en términos reales. Asimismo, se esperaría que el consumo y la inversión aumenten a tasas anuales de 2.5 y 0.3 por ciento, respectivamente”. Ah, bueno; así, sí. Palabras que recuerdan el pronóstico que hizo don Agustín Carstens con respecto a la severa crisis de 2008, cuando dijo que los problemas financieros eran solamente un catarrito que con un buen tequila se podía aliviar, o cuando menos, alegrar al enfermito. Muy pronto, la realidad le borró la sonrisa.

Si para la elaboración del presupuesto de ingresos del año próximo se utilizan parámetros que aún no se han dado en el actual, seguro que tampoco podrán cumplirse los por venir, dado que no se han tomado las previsiones necesarias y la administración pública es la menos interesada en que las cuentas le cuadren. Hágase lo que se haga, estará bien hecho y punto. El frustrado secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ahora aprendiz de canciller, dejó endeudado al país y tan campante.

Parafrasear las bravatas de José Alfredo Jiménez cuando incursionaba en El Tenampa y cantaba con una botella de tequila en la mano: “Con dinero y sin dinero, sigo siendo el rey”, al decir a grito pelado que con tratado y sin tratado, México seguirá en la prosperidad, no pasa de resultar una manifestación de purito ardor. Los operadores huehuenches de la economía no aprovecharon las ventajas compensatorias contenidas en el TLC y dejaron que unos cuantos pillos se enriquecieran.

Luego de 23 años de lanzar cohetes, ha llegado la hora de recoger las varas, con una absoluta resistencia por parte de los más beneficiados, que han recargado la competitividad de México en los mercados globales con la precarización de la mano de obra cuando debieron haber pugnado por una mayor capacitación y adiestramiento, y modernización y optimización de los sistemas de producción, para bajar los costos y hacer eficiente la industria, como han hecho China y la India.

Si con el principal socio comercial el tratado de libre comercio está en veremos y existe la posibilidad real de que, si no se acepta mejorar los salarios y las condiciones laborales en México, como pide Estados Unidos y se incorporen temas relacionados con los derechos humanos y los derechos de la mujer, como exige Canadá, los dos socios se retiren de la mesa de negociaciones y se arreglen aparte, ¿cómo se va a lograr que las exportaciones de bienes y servicios aumenten?

Si ya se habla de que el aumento salarial del año próximo volverá a ser una “mentada”, entonces, ¿cómo va a estimularse el consumo interno? Los ricos, se van a McAllen o a San Antonio; los más ricos, acuden a la Quita y Sexta Avenidas de Nueva York y los magnates que ha generado el capitalismo salvaje de amigos que priva en México, reciben a los diseñadores de marca en sus residencias. (Continuará)