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El PRI unifica a senadores

Uno de los chistes más gastados del periodismo nacional asegura que alguien unifica a un grupo, agregando después que, en su contra.

Uno de los chistes más gastados del periodismo nacional asegura que alguien unifica a un grupo, agregando después que, en su contra. Así ocurrió ayer en el Senado de la República, cuando su presidente, el panista de oscuro currículo, Ernesto Cordero Arroyo, quiso imponer que la votación en el caso del fiscal electoral cesado fuera de forma cerrada e inmediata, sin investigación previa ni exposición de motivos y debate.

El restos de las bancadas, incluyendo su partido de origen, el PAN, manifestaron su inconformidad y decidieron ‘reventar’ la sesión, pues consideran que la iniciativa es parte de los enjuagues que se están llevando a cabo para evitar que se llegue al fondo de las investigaciones del caso Odebrecht, en el que se ha señalado que una parte de los sobornos entregados a políticos y funcionarios mexicanos sirvieron a campañas.

El PRI unifica a senadores

El cese del titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, ha dado mucho de que hablar; pero, no puede desligarse del caso de Emilio Lozoya Austin, de quien varios funcionarios de Odebrecht y de empresas filiales, aseguran que recibió cuando menos diez millones de dólares, de los cuales cuatro fueron entregado antes de que fuera nombrado director general de la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos a la que quebró y convirtió en chatarra para venderla como fierro viejo a grupos de inversionistas privados, nacionales y extranjeros, dejando al país con enorme deuda.

Lozoya ha jurado y perjurado que es ajeno a todos esos enjuagues; pero, declaraciones de funcionarios que están siendo sometidos a proceso en su propio país, han puesto de manifiesto lo contrario. Testimonios juramentados de altos exfuncionarios de Odebrecht han señalado fechas, nombres, cantidades, cuentas bancarias y demás. En ellas aparece Emilio Lozoya Austin, el exdirector de Pemex a quien la dirección de la constructora brasileña asegura haber sobornado y entregado propinas por 10 mdd a cambio de conseguir su apoyo para obtener indebidamente contratos de obra pública.

De manera muy concreta, han declarado Luis Alberto de Meneses, Luiz Mameri e Hilberto da Silva, quienes, entre otras cosas, manifiestan: “Que Emilio Lozoya solicitó y recibió, primero, 4 millones 100 mil dólares entre abril y noviembre de 2012. Cuentan que era una manera de asegurar los favores de quien se había colocado como una figura prominente en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. Que en marzo de 2012 Emilio Lozoya se reunió con Luis Alberto de Meneses, el director superintendente de Odebrecht en México, y que en ese encuentro quien sería futuro director de Pemex le proporcionó el nombre de una empresa offshore registrada en las Islas Vírgenes Británicas: Latin American Asia Capital Holding, cuyo número de cuenta en el banco privado suizo Gonet et Cie es el CH 46 0483 5090 3745 3400 7.

Oficialmente, luego de esas declaraciones, Lozoya está siendo investigado por la empresa que dirigió, Pemex, por la Procuraduría General de la República y por la Secretaría de la Función Pública, que han buscado hasta debajo de las piedras sin poder encontrar alguna responsabilidad. Fue la Fepade la que más se acercó y la que ha actuado con más contundencia, inclusive denunciando las presiones recibidas, por lo que su titular fue chispado sin un juicio previo, alguna exposición de motivos, nada.

No ha faltado quien diga que ese penoso deber se le habían encomendado al anterior procurador, Raúl Cervantes, quien, por negarse esgrimiendo argumentos de mucho peso, debió renunciar. Esa versión no puede confirmarse por el mutismo del amigo del presidente; pero, no resulta remota ni inverosímil, sobre todo en este México mágico.

El haber unificado a la oposición en contra, el PRI y sus paleros están haciendo una jugada muy arriesgada, pues, ‘reventar’ una sesión de la Cámara y oponerse a que el tratamiento del caso Santiago Nieto se tome a la ligera, puede conducir a una gran alianza opositora que, otra vez, saque al partido oficial de Los Pinos, con todas las consecuencias que eso conlleva. Se están cerrando los caminos y van quedando pocas opciones, una buenas y otras pésimas.