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El síndrome de China

"Jack es un genio. Mi mayor problema es contener su talento"

La película que da pie al título ha venido a resultar premonitoria en varios sentidos, especialmente en lo que se refiere a la corrupción en los altos niveles de la industria mundial, cuando, como fue el caso de una productora automotriz que falsifico los sensores de emisión de sus automóviles y los vendió con engaños, se impone el poder de las grandes empresas por sobre los criterios que tienen que ver con la seguridad de la gente, el cuidado del medio ambiente y la garantía de paz.

En el filme, que reunió a cuatro de los grandes talentos de Hollywood, su director, James Bridges, su productor Michel Douglas, sus protagonistas Jack Lemmon y Jane Fonda, fue realizado en 1979, el año en que (28 de marzo), en la central de Three Mile Island, Estados Unidos, ocurrió una fuga radioactiva, cuando el reactor TMI-2 sufrió una fusión parcial de su núcleo. La industria pro nuclear sostuvo que que no hubo daños a las personas, ni inmediatos ni a largo plazo. No obstante, Greenpeace apoyada en estudios independientes, sostiene que existió y existe un aumento claro en los casos de cáncer y leucemia en la zona cercana a la central, donde residían 25 mil personas.

El síndrome de China

El argumento de la película se basa en que al hacer un reportaje rutinario sobre el funcionamiento de una central nuclear, una reportera de televisión, Kimberly Wells, y su fotógrafo Richard Adams se vuelven por casualidad testigos de un accidente nuclear en esa central. Pronto descubren también, que se hace todo lo posible para encubrirlo. El responsable de la planta, Jack Godell, que nota algo raro en ese accidente, descubre el por qué. La compañía ha encubierto por razones económicas, que las soldaduras del reactor nuclear no están seguras. Para ello falsificaron las radiografías de las soldaduras. También es consciente, que eso pone en peligro el sur de California.

Jack Lemmon, que había ganado dos Oscar, el primero como actor de reparto en 1955 por Escala en Hawái y como mejor en 1973 por Salvad al tigre, ya no fue el mismo después de este cinta. El versátil histrión que alcanzó la fama mundial por su papel en Una Eva y dos Adanes, junto a Marilyn Monroe y Tony Curtis e hizo comedias inolvidables junto a Shirley MacLane, se transformó en un actor proclive a un cine más comprometido y dramático, tocando temas de interés social.

Su versatilidad como actor, le permitió trabajar en casi 50 películas, la mayor parte de ellas de gran éxito, aunque no siempre como protagonista. Oliver Stone no podía desaprovechar su talento y lo llamó para hacer en JFK el papel de Jack Martin, un detective privado de  Nueva Orleans quien descubre aspectos torales de la trama. Con Billy Wilder, formó una sociedad larga y fructífera.

Precisamente, el afamado director, aseguraba constantemente que: "Jack es un genio. Mi mayor problema es contener su talento. Está siempre lleno de ideas. Siempre me digo: no le voy a dejar hacer sus maravillosos trucos, porque me desequilibra el film; pero no tengo fuerzas. El talento de Jack me seduce, y lo mismo hace con el resto del público". De las seis película que filmaron, cuando menos tres son clásicos de la cinematografía mundial que son exhibidas frecuentemente.

Una Eva y dos Adanes, El Apartamento, Irma la Dulce, En bandeja de plata, Primera plana y Aquí un amigo, la última con Wilder, en la que el talento histriónico y la chispa de Lemmon permiten que el filme postrero de uno de los grandes creadores de la comedia hollywoodense, ya en su etapa decadente, se salve, dan cuenta del trabajo de un hombre que, sin embrago, no fue bien apreciado.

En 1996, le fue otorgado el Oso de oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en reconocimiento a toda su carrera, en la que recorrió toda la gama de los personajes clásicos del cine, desde el músico perseguido por la delincuencia, hasta el policía bonachón, el vaquero duro y el aventurero audaz. Sus biógrafos señalan que en 1998, durante la ceremonia de los Globo de Oro, el actor Ving Rhames quien resultó vencedor frente a su gran ídolo, Jack Lemmon, decidió entregarle su premio como reconocimiento a su gran carrera, diciendo: "Es un honor entregarte esto a ti, Mr. Jack Lemmon. Es tuyo". Los asistentes se pusieron en pie para aplaudir el noble gesto.

Jack Lemmon murió el 27 de junio de 2001, a la edad de 76 años.