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El año de las calamidades

En el 2020, la pandemia de COVID-19 dispara la pobreza infantil y amenaza la salud, la educación y nutrición de millones de niños, aparte del maltrato físico, sexual o sicológico

Ninguna de las voces de alerta que se venían escuchando desde mediados de la centuria pasada, cuando se llegó a la conclusión de que las posibilidades de crecimiento no eran infinitas y que, en cualquier momento, podía llegarse al límite de las capacidades de los seres animados para mantenerse con vida y funcionando dentro del aparato productivo, fue atendida y menos entendida.

La hora llegó en este 2020, cuando el sistema económico mundial alcanzó el tope de su expansión y los daños al planeta el límite.

El año de las calamidades

El 2020, el Año de la Rata en el calendario chino, un año bisiesto, año en el que según los intérpretes de Nostradamus, predijo: "La gran plaga de la ciudad marítima. No cesará hasta que se vengue la muerte. De la sangre justa, condenada por un precio sin delito", que muchos han entendido como el Covid-19, aparecido en la ciudad china de Wuhan, que ha castigado con mayor severidad a la población pobre del planeta, cuya única culpa es ser víctimas del capitalismo salvaje que promueve la explotación de todo.

La Organización de las Naciones Unidas ha señalado siete aspectos que caracterizan al año que termina a la medianoche de este día: Crecimiento de la desigualdad, crisis de la educación, aumento de la migración, desajuste de la economía, cambio climático y dificultades en la lucha científica contra el Coronavirus. Casi se puede afirmar que cada uno es el eslabón de una cadena perversa que empieza por la desmedida acumulación de la riqueza que se genera con el trabajo del hombre y el aprovechamiento de los recursos que provee el planeta. Los ricos son cada vez más ricos, los pobres cada día más pobres.

Según palabras del secretario general de la ONU, Antonio Guterres: "El mundo de 2020 se caracteriza por una enorme desigualdad, con la mitad de la riqueza mundial concentrada en un grupo de personas que podría caber alrededor de una mesa de conferencias". Pero, además, en los últimos doce meses, el Covid-19 ha profundizado esas desigualdades, una realidad que destaca la agencia de la ONU encargada de los asuntos laborales, la Organización Internacional del Trabajo, que afirma que 2000 millones de trabajadores del sector informal son especialmente vulnerables y pueden perder su trabajo.

Así mismo, Achim Steiner, titular del Programa de la ONU para el Desarrollo, manifestó que: "Las mujeres son las más afectadas por la crisis del COVID-19, ya que tienen más probabilidades de perder su fuente de ingresos y menos probabilidades de estar cubiertas por medidas de protección social", los datos divulgados en septiembre revelaron que la tasa de pobreza entre las mujeres aumentó más de un 9%, lo que equivale a unos 47 millones de mujeres. Estas cifras escalofriantes representan un evidente retroceso de muchas décadas del avance que se había tenido hacia la paliación de la pobreza extrema.

En el terreno de la educación, ya se empieza a hablar de una 'generación perdida', que es un concepto trágico desde cualquier punto de vista. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el Banco Mundial informaron en octubre que unos 365 millones de niños vivían en la pobreza antes de que comenzara la pandemia y estimaron que esas cifras se incrementarían considerablemente como resultado de la crisis. La pobreza extrema priva a cientos de millones de niños de la oportunidad de alcanzar su potencial en términos de desarrollo físico y cognitivo y amenaza su capacidad para tener buenos trabajos en la edad adulta. En el 2020, la pandemia de COVID-19 dispara la pobreza infantil y amenaza la salud, la educación y nutrición de millones de niños, aparte del maltrato físico, sexual o sicológico.

Expertos en derechos humanos hicieron sonar la alarma sobre el destino de los refugiados, migrantes y otras personas desplazadas durante la pandemia, advirtiendo que los campamentos y otras instalaciones con alta densidad de población podrían detonar infecciones masivas de COVID-19. La Organización Mundial para las Migraciones señaló que las medidas que se tomaban para controlar el coronavirus estaban afectando a los migrantes de todo el mundo. "Son seres humanos, son vecinos, son familias, son personas que nuestros hijos conocen de la escuela. Se ven afectados de la misma manera en que todos nos vemos afectados por esta emergencia de salud pública. Y creemos que el mensaje más importante es tratar a las personas con dignidad y recordar que el pleno respeto por sus derechos". 

Desde los primeros días de marzo, la conferencia de la ONU sobre comercio pronosticó que la economía mundial entraría en recesión. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se mostraron dispuestos a ayudar a los países y preparar una inyección multimillonaria para que los fondos globales respaldados por la ONU estuvieran a disposición de los mercados emergentes y de renta baja. Pese a esta asistencia, las perspectivas fueron sombrías, para millones de personas en los países en desarrollo. La Conferencia sobre Comercio de la ONU alertó de un 'tsunami financiero inminente'.

Por si eso fuera poco, en el mes de mayo, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas pronosticó que la economía mundial se contraería casi un 3,2% en 2020, lo que equivale a unos 8,5 billones de dólares en pérdidas; la Organización Internacional del Trabajo advirtió que casi la mitad de la fuerza laboral mundial podría ver destruidos sus medios de vida debido a la continua disminución de las horas de trabajo provocada por los cierres de empresas. En junio, el Banco Mundial confirmó que el mundo atravesaba la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial. 

En los aspectos que la ONU consideró como característicos del año que agoniza, no mencionó la pandemia de la desinformación, que es tan perversa y tan dañina como el propio virus. Se espera que la desinformación que ha caracterizado a la pandemia continúe en 2021, especialmente con noticias falsas sobre los peligros de las vacunas COVID-19, un problema que ya se ha detectado. Las fake news más frecuentes en este año obligaron a que las redes sociales fueran consideradas como la principal arma terrorista durante la pandemia. Además se detectó que en América Latina, con algunas excepciones, la falta de confianza en los gobiernos impulsa la desinformación sobre el Coronavirus.

Con todo ello, el 2020 puede ser el año en que el ser humano recobre el sentido de la responsabilidad para consigo mismo, para con los demás y para con su entorno.