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La Nochebuena

Humildad para asimilar que todo tiene límites, tanto el crecimiento como la acumulación y más la explotación de las personas y de los recursos del planeta

Esta noche, en todos los hogares cristianos se celebra con júbilo el nacimiento de Jesús en el pesebre de un portal, a las afueras de Belén. Ya el profeta Miqueas había escrito: "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad", para dar a entender la naturaleza divina del enviado para ser el Salvador, no con trompetas y cortes; sino, con la absoluta humildad que reverenciaron los reyes.

Humildad que habrá de transformarse en amor, esto es, en entrega al servicio de los demás para que juntos formen la gran familia cristiana hermanados por Jesús. La humildad es el paso previo para que en los corazones pueda florecer el sentimiento del amor, que muchas veces duele; pero, siempre resulta gratificante. Jesús quiso venir a la tierra; pero, no en forma divina, sino como hombre; no como un gran potentado, sino como el hijo de un carpintero y su esposa virgen; no para ser reverenciado, sino a morir en la cruz.

La Nochebuena

Humildad que es necesaria en estos tiempos de gran congoja por las resistencias al cambio para hacer de la vida humana una realización plena de todas las facultades con que está dotada una persona; por la pandemia que es la respuesta de un planeta que ha sido vulnerado por el ansia enfermiza de posesiones de quienes teniendo todo quieren más; por la negativa a dar cinco pesos más por día a los trabajadores que perciben el salario mínimo por jornada de ocho horas, que es inconstitucional, inmoral e inhumano.

Humildad para poder entender el significado de las palabras que se han venido repitiendo a lo largo de la historia, lo mismo cuando Jesús dijo en el Sermón de la Montaña que primero pasará un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre a los cielos; o como dijo Morelos: "Que como la buena Ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia; y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto". No que se le explote y esquilme.

Humildad para asimilar que todo tiene límites, tanto el crecimiento como la acumulación y más la explotación de las personas y de los recursos del planeta; que el cambio climático no es un fenómeno natural, sino la consecuencia del consumismo irracional que atenta contra la capacidad de restauración de la Tierra. En fin, es un llamado a apaciguar el egoísmo y la egolatría para entender que todos los seres humanos son iguales y tienen los mismos derechos, si no por mandato divino, si por las leyes. 

Humildad para derribar los muros de la intolerancia, del rencor y de la incomprensión que han marcado muchos episodios del acontecer nacional desde que se estableció el reino del billete que desplazó al reino del amor; para que la voluntad de entendimiento y de integración de las diferencias dentro del respeto a las distintas formas de diversidad humana, sean la pauta para acceder a un mundo mejor, como lo propuso, como lo deseaba el Niño Dios que este día viene al pesebre del corazón humano.

Humildad para escuchar y entender las palabras del Papa Francisco: "Para que Jesús nazca en nosotros preparemos nuestros corazones, vamos a la oración, no dejemos que el consumismo nos lleve: ‘Ah, tengo que comprar regalos, tengo que hacer esto, esto…' Ese frenesí de hacer cosas, cosas, cosas… Lo importante es Jesús. El consumismo, hermanos y hermanas, ha secuestrado la Navidad para nosotros. El consumismo no está en el pesebre de Belén: hay en realidad, pobreza, amor". Amor que se da sin agotarse.

Humildad para aceptar que en la celebración de la Nochebuena, es aconsejable reducir los contactos sociales (salidas, visitas y encuentros); ante el más mínimo síntoma quedarse en casa e iniciar el tratamiento correspondiente; no asistir a eventos públicos o privados con aglomeración de personas; si se regresa al hogar para pasar las vacaciones de navidad en casa, limitar la interacción social y extremar las medidas de precaución establecidas; si se realizan compras navideñas es conveniente comprar en línea; cuidar a las personas mayores de 60 años y enfermos crónicos: son los más vulnerables. 

Humildad para comprender que junto a la humildad y la buena nueva del amor, Jesús trajo también los dones de la fe y la esperanza; esto es, la confianza en que la humanidad podrá ver, unida, la aurora de un nuevo día y la esperanza de que se cumpla cabalmente la promesa bíblica de que: "Entonces la tierra dará su fruto, comeréis hasta que os saciéis y habitaréis en ella con seguridad", y que sea para todos.