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Balazo en el pie

El presidente de la nación más poderosa de la tierra, Donald Trump, un exitoso empresario y ‘‘showman’’, se salió con la suya y ayer firmó el decreto de emergencia nacional para poder destinar recursos a la construcción del muro con México. Con ello pasará a la historia como el mandatario que perdió las elecciones antes de ir a las urnas. Es curioso que al mismo tiempo que estampaba su rúbrica resultaba declarado oficialmente obeso por un comisionado de los servicios de salud.

Los representantes demócratas de las dos cámaras del Congreso, Nancy Pelosi presidente de la Casa de Representantes y Chuck Schumer, líder de la minoría en el Senado, emitieron un parco comunicado conjunto en el que señalan que impugnarán por dos vías la decisión del inquilino de la Casa Blanca, una buscado el consenso congresional necesario para dejar sin efecto la medida y, por otra parte, recurrir a las instancias judiciales para hacer valer los principios constitucionales.

Balazo en el pie

En ambos casos, resulta difícil que se logre revertir el estado de emergencia, que fue establecido luego del escándalo de Watergate, mucho más luego de que la Corte Suprema estableció en 1981 que para que una acción legislativa tenga efecto requiere la firma o el veto presidencial. Si se diese el caso de que se logrará el voto de las tres cuartas partes en la dos Cámaras, la iniciativa tendría que ser avalada por la presidencia y de no hacerlo, se tendría que ir a una nueva votación.

El quid del asunto que afecta directamente a México está en otra parte y tiene que ver con los juicios de amparo que están promoviendo los dueños de la tierra a lo largo de la frontera, y las acciones de grupos de la sociedad civil que consideran que el gobierno se está extralimitando en el ejercicio de sus atribuciones. Si eso no detiene el decreto de estado de emergencia por razones de seguridad nacional, si dilatará la disponibilidad y la utilización de los recursos para erigir la banda.

Y, más; con el dinero en la mano y las empresas contratistas ya al pie de la obra, tendría que darse solución a las controversias de los dueños de la tierra en juicios que pueden llevar un buen tiempo y que seguramente ganará el gobierno; pero, lo que no tiene el presidente Trump es tiempo. Éste se le viene encima porque las elecciones presidenciales se celebrarán el martes 3 de noviembre de 2020, a más de año y medio; pero, las campañas políticas empiezan a finales de marzo, este año.

Durante el primer trimestre del año próximo se realizarán las elecciones primarias para que los partidos designen a sus candidatos, luego de un intenso cabildeo. Ahí es donde el presidente tiene su lado débil. Tiene en contra a los demócratas; pero, muchos republicanos se sienten frustrados y poco representados por el mandatario. 

No es remoto que su nombre ya no aparezca en las boletas y que en los próximos meses se consolide una corriente a favor de un político que sea más sereno, más proclive al ejercicio de la política como sutil arte de negociación y no de arrebato y manotazo.

Nada menos, ayer mismo, el exgobernador republicano de Massachusetts, Bill Weld, luego de enterarse de la decisión del presidente, manifestó firme y serenamente: "Es hora de que todas las personas de buena voluntad (y nuestro país está lleno de gente de buena voluntad), tome una posición y plante su bandera. En cada país, llega el momento en que hombres y mujeres patriotas deben levantarse y hablar. 

En nuestro país, este es un momento. El Presidente actúa como un matón de patio de colegio y los republicanos en Washington presentan todos los síntomas del síndrome de Estocolmo. No necesitamos seis años más de las travesuras que hemos visto". ¡Oh!

Luego de señalar que podría aspirar a la candidatura republicana por la presidencia, también dijo estar dispuesto a respaldar a algún otro. Lo importante, dijo es que: "Tenemos un Presidente cuyas prioridades están sesgados hacia la promoción de sí mismo en lugar de hacia el bien del país. Él puede tener gran energía y gran talento bruto, pero no sabe usarlos en formas que promueven la democracia, la verdad, la justicia y la igualdad de oportunidades para todos".

La declaratoria de emergencia de seguridad nacional en la frontera de México con los Estados Unidos, decretada por el presidente, es sólo una manifestación de poder que no tienen sustento. Por ejemplo, según David Bier y Alex Nowrasteh del Instituto Cato, un laboratorio de ideas de Washington D.C.: "Nadie que haya cruzado ilegalmente la frontera sur de EE.UU. desde 1975 hasta finales de 2017 ha sido responsable de un ataque terrorista en territorio estadounidense".

Además, declaró Todd Bensman,  exagente de inteligencia antiterrorista: "En el debate sobre un muro fronterizo terrestre, incluir estadísticas de aeropuertos es irrelevante y engañoso".  Pos,sí.