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A 50 años del gran mito IV

El autor publicó su primer texto profesional en el Sol de Durango, el sábado 30 de septiembre de 1971. Se trataba de la reseña de una conferencia y breve entrevista a Luis González de Alba, miembro prominente del Consejo de Huelga de la UNAM en 1968, preso político y autor del libro que da testimonio sólido de lo que ahí ocurrió en aquella fecha que se ha convertido en el gran mito de la historia moderna de México.

La nota de la reseña dice: “Con el título Tlatelolco, 2 de octubre, el maestro Luis González de Alba dio una interesante conferencia en el Centro de Estudios Filosóficos de la UJED (Universidad Juárez del Estado de Durango), el día de ayer.

A 50 años del gran mito IV

Hizo el conferenciante un examen generalizado de los sucesos que culminaron en Tlatelolco, apuntando que éstos tuvieron su origen en un intrascendental pleito callejero entre estudiantes, que por la intervención de fuerzas represivas, creció hasta convertirse en un movimiento de grandes masas y adquirir perfiles políticos. Concluyó el maestros González diciendo que el 2 de octubre es la grieta por donde se escapa la idea de una apertura democrática; pues, aunque el hecho trate de verse como un fenómeno natural, -los que nos hemos dedicado a la profesión de no olvidar, seguiremos luchando por mantener vivo el recuerdo de este brutal golpe a las aspiraciones democráticas de nuestro pueblo-.

González de Alba fue miembro del Consejo Nacional de Huelga representando a la Facultad de Filosofía, estuvo preso en Lecumberri de donde se exilió a Chile al recobrar su libertad. Actualmente ocupa la Cátedra de Psicología en una de las escuelas de la UNAM. Es autor del libro Los días y los años, en el que narra sus experiencias en el Movimiento”.

Luis González de Alba decidió quitarse la vida el 2 de octubre de 2016, en el aniversario 48 de la noche de Tlatelolco; pero, jamás hizo referencia a una matanza ni a un genocidio, sino a un atropello. En 1978, Jaime Moreno Villarreal escribió en la Revista de la Universidad: “Los días y los años tiene la virtud de no ser por designación propia otra cosa que un testimonio personal que, sin embargo, alcanza la representatividad que otros se adjudican y traicionan. El ensayo, la novela y el testimonio se entremezclan en esta obra que irrumpe en la vida misma del Movimiento y convive con él hasta la cárcel. La derrota no se interpreta aunque se discute, pero, sobre todo, se evoca”.

Otros autores se han ocupado del tema; pero, ninguno con el rigor de González y, en no pocas ocasiones dando rienda suelta a la imaginación para colectivizar el horror y hacer un paralelismo del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en el Conjunto Habitacional Nonoalco-Tlatelolco con los auténticos genocidios que se vivían en aquella época, como los del inimaginable Idi Amín Dada y sus Fusileros Africanos del Rey, dictador de Uganda; uno de los gobernantes más sanguinarios de África, sobre el que pesa la acusación de haber asesinado a más de 400.000 personas, crímenes por los que jamás tuvo que rendir cuentas ante la justicia nacional o internacional.

Mucha tinta ha corrido con motivo del movimiento estudiantil y su culminación; mucha seguirá corriendo, sobre todo en estos días. Ojalá que haya más voces serenas que puedan hablar sin la carga de los prejuicios de lo que fue el 68 en México, que no tuvo absolutamente nada qué ver con los estragos provocados por las potencias que disputaban la hegemonía universal y provocaron el levantamiento de los pueblos afectados, empezando por los jóvenes estudiantes, que son consciencia efervescente.

González de Alba fue detenido por miembros del Batallón Olimpia. Escribió en Lecumberri lo que sería su primera novela, Los días y los años, que dio pie a una muy nutrida corriente literaria con el mismo tema, inclusive, sus textos han sido plagiados.

En 1997, le fue otorgado el Premio Nacional de Periodismo por su labor en la divulgación de la ciencia, pues en sus libros posteriores trató temas muy controversiales.