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A otro con ese cuento

Tirios y troyanos se desgarran las vestiduras en defensa de las instituciones, de la democracia, de los derechos humanos y otras zarandajas similares y conexas. Son los mismos que durante tres décadas han permanecido impertérritos ante los embates que han sufrido México y los mexicanos. 

Los resultados están a la vista, más en la región fronteriza, donde es fácil comparar los niveles de desarrollo a ambos lados de la frontera. Allá orden, limpieza, seguridad y paz; acá, basura y caos.

A otro con ese cuento

Más que bordar en el aire y aguzar el ingenio para ver quien logra mejor discurso en la defensa de los organismos autónomos del Estado mexicano, que están siendo cuestionados durante el actual régimen que busca sacar al buey de la barranca (y a los otros del hueso); más que el uso de los sofismas, tan socorrido por las voces oficiales y oficiosas, se impone echar mano de los resultados. A partir de la avaluación de los resultados que se han tenido en cada caso, es posible calificarlos.

Antes del régimen anterior, había en México cuatro órganos autónomos: el Banco de México (Banxico); el Instituto Federal Electoral (IFE); la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH); el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El resultado de sus gestiones son parte de la historia negra del México reciente: Alta inflación y devaluación, fraudes electorales y total desorganización de los procesos comiciales, férrea defensa de la delincuencia y datos estadísticos amañados.

Todo estuvo encaminado a favorecer la corrupción, la impunidad y el despojo. Los funcionarios que tuvieron a su cargo esas entidades no tienen las manos limpias y se han cobijado al amparo del poder al que sirvieron; sin embargo, ninguno de ellos puede resistir una investigación a fondo del enorme caudal de recursos que han acumulado dentro y fuera del país y a través de terceros; el cinismo con el que operaron llegó a tanto que ni siquiera borraron las huellas de sus fechorías.

Ya más para acá, se crearon la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofetel), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel), el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y la Fiscalía General de la República, la "segunda generación" de órganos constitucionales autónomos.

Segunda generación que fue cortada por la misma hebra. No sólo siguen los monopolios de Estado convertidos en monopolios particulares y siguen las concesiones más redituables en manos del grupito de amigos; la Ley Televisa, que deja sin efecto lo que se había hecho para proteger el derecho de las audiencias y echa por tierra la prohibición de presentar publicidad engañosa como información y editorializar la información con fines políticos; la persistente reserva de información de interés público para encubrir fraudes; la evaluación sin consecuencias.

Mención aparte merece el Instituto Nacional Electoral (INE), que devino del IFE. Cambio de nombre; pero, no de mañas. Siguen ahí los mismos tristes gatos de la época en que Elba Esther Gordillo era mandamás del sistema educativo y del sistema electoral. Siguen con el mismo cuento de que "sólo reciben órdenes"; son incapaces de entender que su función no es de encomenderos, sino de responsables del acatamiento estricto de lo que dice la ley electoral.

Con respecto de la Fiscalía General de la Nación; pudo lograrse que no se nombrara a un fiscal carnal que protegiera las espaldas a los pillos que saquearon al país y dejaron en la miseria a los paisanos. Ahora, se ha nombrado a una persona que tendrá que responder por todos y cada uno de sus actos porque no estará protegido por la corrupción y la complicidad que tanta impunidad generaron. Lo sabe el fiscal y lo saben todos los que en este país viven y se afanan todos los días.

Las plañideras que claman por "equilibrio de poderes y contrapesos" ahora que se está yendo con todo en contra de la corrupción y los males que desparramó por las tierras del Anáhuac, bien podían hacer un examen de consciencia y rescatar un poco de la credibilidad que pudieron tener en algún momento, antes de ser llamados por los cantos de las sirenas o de recibir órdenes.