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Y el crédito, Apá?

En estos tiempos de pandemia mucho bien nos haría darle una repasada a los antecedentes al respecto. Encontrará que, en 1918, lo que se denominó como la gripe española, tanto en Estados Unidos como en Europa hubo efectos devastadores cuando rebrotó esa enfermedad.

¿Y a qué creen que obedeció?, pues a que cuando las autoridades, y sobre todo la gente, creyeron que el virus ya estaba bajo control, se lanzaron alegremente a la calle como si nada hubiera pasado, pensando tal vez, como nos dicen hoy, que la inmunidad del rebaño era la solución.

Y el crédito, Apá?

Tremendos daños se causaron: rebrotó la fiebre española, los enfermos contagiados fueron por racimos; los hospitales se sobresaturaron, y fue lo que se dice, un pandemónium.

Cierto que actualmente se tiene una estructura de salud superior a la que se contaba en 1918 y los científicos de ahora tienen a su disposición información que no tuvieron sus homólogos del siglo pasado.

Pero por esa misma situación debiera ponderarse que un rebrote aquí en México sería fatal. No quiero ni pensar de qué tamaño sería el daño y Dios quiera no suceda, bastante tenemos ya con la inseguridad y con la economía totalmente desquebrajada como para cargar con otro costal.

Pero la gente no atiende las indicaciones sanitarias, como que quiere creer lo que ve por la internet, y aguas camarón, esas voces no tienen la información de cómo están las cosas en México. Hablan en términos generales y siempre refiriéndose a experiencias de otros países y, además, la mayoría de esos “científicos” no son de un reconocido prestigio.

Claro que no opinan con la intención de que la gente se lance por las calles, el deseo es aprovechar el momento y cobrar notoriedad pues como dicen, todo mundo tiene derecho a cinco minutos de fama, lo malo es que esta fama sería a costillas de graves daños a la salud.

Por eso yo le recomiendo a mis lectores atiendan mejor las indicaciones sanitarias que da a conocer oportunamente el gobierno, lo mismo el federal que el estatal, finalmente ninguna de esas instancias quiere que nos contagiemos usted o yo, no porque nos quieran mucho o estén muy preocupados por la salud colectiva, simplemente porque les conviene no prolifere este mal que está causando muchos gastos lo mismo al gobierno federal que al estatal y dañando gravemente la economía.

Lo vemos aquí en Reynosa en donde los restaurantes en la primera semana en que reanudaron actividades no tuvieron el acopio que esperaban. Los lugares tal vez a un diez por ciento de su capacidad, pero habrá que decirlo, la industria restaurantera ya estaba herida de muerte antes del COVID-19. Estaban saliendo algunos con los gastos o pérdidas.

Hay un informe que claramente dice que de cada diez negocios que abren, solamente tres sobreviven. Los otros siete, tarde que temprano cierran sus puertas, y esto fue antes de la pandemia.

Entonces no extraña que no obstante levantarse la prohibición de abrir los restaurantes no estén recibiendo clientes en la cantidad deseada. El dinero ya escaseaba desde antes y ahora con el confinamiento como que la gente entendió eso de que es más barato comer fuera es un mito de los flojos, como también ya se han de haber dado cuenta que comer en casa siempre está mejor, primero porque resulta más económico, segundo porque prolonga la convivencia familiar.

Y todo esto se da en medio de una noticia de que el Banco Mundial ya le soltó al gobierno de México un préstamo por mil millones de dólares, lo que causó júbilo a los adversarios del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, que todavía la semana anterior reiteraba que no recurriría al endeudamiento.

Esta noticia lo pone en entre dicho, pero habrá que esperar a que el propio López Obrador la confirme. La última vez que lo escuché hablar sobre el tema de la deuda lo hizo sobre las desventajas del crédito, y no andaba muy alejado de la razón porque la práctica en ese tipo de créditos entre comisiones y estudios técnicos o ejecutivos se le da una rebanada al pastel.

Luego los empresarios empezarán a clamar se invierta en las áreas que les convenga y seguirán los reclamos traducidos en críticas, primero para que se endeude y luego para que se invierta en lo que conviene que eso es lo de cada quien.

Por ello digo que hay que esperar la respuesta de AMLO a la aprobación de ese crédito, que lo único que se ha dicho es: si no es para atender las necesidades del COVID-19, vaya usted a saber en qué se va a aplicar si es que finalmente el gobierno mexicano decide tomarlo.

Y es que, oiga usted, al Banco Mundial como otros organismos bancarios las cosas se les van a poner escalofriantes por la recesión económico que se viene. Han de tener mucho dinero acumulado y no encuentran en donde acomodarlo. Por eso ahora andan como locos ofreciendo préstamos sin ton ni son al primer país que lo solicite, cuando hace unos años se ponían sus moños y obligaban a los gobiernos a cubrir una serie de requisitos antes de otorgarles el crédito.

El gobierno de México era uno de ellos, pero a los gobernantes no les interesaban los requisitos a cubrir, sino que les llegara la marmaja, total, como dicen en el rancho: Dios dirá, y como ya nosotros lo sabemos, en ese tipo de maromas Dios no dice nada, en todo caso son cosas del demonio, que la corrupción no es cosa de Dios sino de gente malévola, sin escrúpulos que por lo mismo no cree en el Todo Poderoso. Si fueran realmente creyentes, créanme, las condiciones de nuestro querido México fueran muy diferentes.

Ese es uno de los grandes problemas que tenemos. La gente del servicio público, no toda desde Lugo, no cree en Dios y si bien algunos se dicen ateos, muy su decisión, pero tampoco en ese supuesto, ser ateo no significa andar de trampa y corrupto. No se podrá creer en Dios, pero sí se tienen que respetar principios elementales de la convivencia humana, que es no robar, y desgraciadamente en nuestro México lindo y querido la robadera se convirtió en un deporte nacional, en parte por la falta de escrúpulos y por no creer en Dios, pero sobre todo por la impunidad con que saquean, que de pasada vino a detonar el índice delincuencial toda vez que los malandracos, de acuerdo a su lógica, han de decir: si tú robas porqué no puedo hacerlo yo.

Ese es el meollo del asunto, la impunidad que deriva de la corrupción.

Y como tampoco los de la 4T pueden presumir de blancas palomitas, hace bien López Obrador en ver con reservas el soltarse pidiendo dinero por aquí y por allá. Ha de creer que solo va a echar a perder a su gente, y no anda muy desencaminado.

Algunos de la 4T ya mostraron las uñas y hay otros que andan que se pelan por sacarlas a relucir y desde luego para dejarlas caer.

Aguas camarón, mientras en México no se entienda que el dinero público es intocable y solo debe gastarse en lo etiquetado, sin moches ni comisiones, AMLO tiene razón en sacarle la vuelta al endeudamiento, finalmente este es un país de pobres. Le heredaron 60 millones y él por su parte ya le sumó otros diez por el desempleo que produjo la pandemia.

Y por hoy, BASTA.

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