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¿Quién mató a Yatziri?

Yatziri murió por los múltiples traumatismos que presentaba su cuerpo

Con frecuencia se dice que la espesura del bosque imposibilita ver los árboles; así ocurre actualmente cuando una serie prolongada de acontecimientos, muchos de ellos inéditos, impiden conocer los dramas cotidianos de la gente de carne y hueso. El 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes, murió la pequeña Yatziri, aquella que había rogado a los médicos que no la curaran porque no quería seguir con vida ni regresar a la casa de sus padres, a vivir el infierno que meses antes había matado a su hermanita.

Caminando por la vereda de lo fácil, podría decirse que se trata de un drama brutal, que pone en claro el grado de bestialidad al que han llegado algunos seres humanos desgraciados, arrastrados por las bajas pasiones; pero, si bien se mira puede entenderse que es la consecuencia del estilo de vida inducido desde los aparatos de enajenación masiva que ridiculizan los valores universales y eternos, esos que dan sentido a la vida humana, para esclavizar a la persona y someterla al dominio del becerros de oro. 

¿Quién mató a Yatziri?

Yatziri murió por los múltiples traumatismos que presentaba su cuerpo, inclusive con severas lesiones. El parte médico informa que: "Yaz fue internada en el Hospital General de Zona No. 20 'La Margarita', del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el estado de Puebla, el 20 de agosto de 2020 por una hemorragia interna debido a una presunta perforación en los intestinos. Además, tenía un pulmón dañado a causa de golpes, huellas de quemaduras hechas con cigarrillo en las manos, brazos y el estómago, así como heridas en el rostro y la cabeza". No dice que tenía el ano de fuera por violación.

¡Qué terrible tormento debió vivir la pequeña de tan solo siete años de edad! ¡Cuánto dolor para que ya no quisiera vivir ni volver con sus padres! ¿Qué personas son capaces de cometer tanta infamia con unas niñas indefensas para las cuales la sociedad fue indiferente? El parte médico dice que Yaz murió porque no pudo soportar tanto daño físico, moral e intelectual; pero, en realidad, ella fue asesinada. No la atropelló un auto, no la mató una bala, fue ahorcada. ¡Fue cruelmente asesinada por la apatía!

Por la indiferencia de los ahítos para con los menesterosos; por el abandono de las instituciones para con la parte más delicada de la sociedad; por la desidia de quienes ven a sus hermanos padecer hambre, frío y desamparo y voltean la cara; por la indolencia de quienes dicen representar a la sociedad o tener algún grado de autoridad, pero la ejercen sólo para su santo, manteniendo sus sueldos pantagruélicos que de ningún modo se justifican en el ejercicio de sus tareas. En fin, por la inoperancia del sistema.

Según reporte de los medios, en el mes de septiembre, los padres de la menor, identificados como Rafael “N” y Alejandra Viridiana “N” fueron puestos en prisión preventiva por presuntamente cometer delitos de violencia familiar y abandono de persona en agravio de su hija. La Fiscalía General del Estado de Puebla anunció que mantendrán la medida mientras duren las investigaciones. Así mismo, el Gobernador Miguel Barbosa informó que en este proceso también se investiga la muerte de otra hija de la pareja, Mitzi, de 3 años, que falleció hace poco más de un mes por una supuesta broncoaspiración.

Pero, viene a resultar que el caso es más complejo y que la omisión de las autoridades y organismos de defensa de los derechos humanos es más grave. De manera sucinta, se puede decir que el infierno que vivieron las pequeñas inició desde la unión de sus padres Rafael y Viridiana, pues resultó ser una pareja disfuncional en la que la violencia estuvo siempre presente. Las frecuentes golpizas que daba el marido a la esposa no fueron atendidas por autoridad alguna, pues 'son cosas de ellos'. Nacieron las niñas y los conflictos crecieron, pues el hambre las hacía llorar y el padre las callaba a golpes a ellas y a la madre.

Por fin, decidió buscar una nueva pareja y se fue de la casa, dejándolas en completo abandono. Ella se puso a vender lonches para alimentar a sus pequeñas. Como la nueva compañía tenía una hija, pidió a Rafael que llevara a las suyas para que le hicieran compañía y para que la mayor las cuidara. Un juez sin escrúpulos le otorgó la patria potestad y las niñas se fueron a su nueva casa, donde sus problemas se multiplicaron. Aparece entonces el tío enfermo que las utiliza para satisfacer sus bajos instintos.

Fueron la activista social Frida Guerrera y el periodista Edmundo Velásquez quienes han puesto al descubierta la serie de errores y omisiones, a todas luces inadmisibles, que terminaron con la vida de dos niñas y mantienen en prisión a otra de las víctimas que por todos los medios, incluyendo una carta al gobernador del estado, solicitó estar al lado de su hija que sabía que estaba en peligro de muerte. 

Frida segura que: "Si las autoridades poblanas hubieran hecho su trabajo desde enero, que fue el primer momento que hubo indicios de que la niña había sufrido violencia sexual, la menor no estaría ahora en el hospital, y Mitzi no estaría muerta. Hay responsabilidad institucional en esto".

Yaz ingresó al hospital, llevada por su mamá quien informó que se encontraba muy delicada. La menor de 7 años habría sido sometida a una golpiza ya que presentaba un pulmón colapsado y la hemorragia parecía provenir del estómago. Pudo llevarla porque como parte del acuerdo del juzgado que le quitó la patria potestad, podía estar con ella algunas horas.

Luego, ya desde la prisión, escribiría al gobernador: "Buenas tardes señor Gobernador, soy Alejandra, la mamá de Yatziri, le pido por favor me permita estar con mi hija en estos momentos, necesito darle ánimos, que sienta que no está sola, que estoy para ella. Que sepa que la amo y que no voy a dejarla sola, yo no sabía por todo lo que había pasado y toda la culpa me la están dando a mí. No quiero perderla como a su hermana, por favor le pido de la manera más atenta me permita estar al lado de ella, solo unos momentos, estoy dispuesta a todas las pruebas que ustedes quieran hacerme para que sepan que no sabía lo que pasaba, que creí en su padre, porque, así como yo, pensé que en verdad amaba a mis hijas".

¿Podrá este drama terrible conmover a quienes permanecen ajenos al dolor humano? Y a los que se niegan a pagar un salario justo para que como dijo Morelos: "...de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto".