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Pandora: miserias al desnudo

El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado aunque sea dueño del mundo

Epicuro de Samos

Pandora: miserias al desnudo

"Si diariamente defraudas, engañas, haces componendas, robas, arrebatas con violencia; si despojas a tus socios, si saqueas el erario...entonces, dime: ¿significa eso que estás en abundancia de bienes o que careces de ellos?" La pregunta fue lanzada con fina agudeza por el filósofo-político romano Marco Tulio Cicerón para criticar la ambición de su tiempo. ¿Pueden considerarse "bienes", los de quienes han hecho el mal para obtenerlos? En su libro "Las paradojas de los estoicos", Cicerón nos muestra la miseria de quienes se dicen ricos y están deseando siempre más: "¿De qué te sirve tener llenos los cofres, si por dentro estás vacío?"

Más de dos mil años después las paradojas siguen presentes. Personas que cada día se empobrecen más, mientras creen enriquecerse. Pienso en ello después de leer acerca de los Papeles de Pandora, el último escándalo financiero protagonizado por un "enjambre" de adinerados y poderosos del mundo. Documentos sacados a la luz por un consorcio de 600 valerosos periodistas de investigación de 117 países, quienes se dieron a la tarea de analizar millones de registros de servicios financieros para revelar cómo los súper millonarios ocultan sus capitales en los llamados "paraísos" fiscales.

En lo que se considera la mayor colaboración periodística de la historia, literalmente se abrió una "Caja de Pandora", que revela los vínculos, fortunas ocultas y acuerdos encubiertos entre políticos y funcionarios de más de noventa países, causando un "tsunami" en los escenarios internacionales. Una histórica investigación con más de 330 nombres de políticos y gobernantes, 15 jefes de Estado latinoamericanos, 46 oligarcas rusos y más de un ciento de integrantes de la Lista de Forbes, quienes han buscado "disfrazar" sus millonarios ingresos, contando con la complicidad de despachos, asesores y banqueros. 

Y cada nombre lleva un universo de implicaciones. Desde el Rey Abdalá de Jordania con sus empresas fantasma para comprar fabulosas propiedades en varios países, hasta el primer ministro checo, Andrej Babis, que usó un "entramado offshore" para comprar un castillo con cine y dos piscinas, pasando por Sebastián Piñera presidente de Chile, quien ocultó acciones de una empresa minera, el ex primer ministro Tony Blair, con su adquisición de un majestuoso edificio victoriano, sin faltar luminarias del espectáculo como Shakira, Julio Iglesias, Elton John y Luis Miguel, además de famosos criminales de la mafia italiana. Bueno, hasta Don Mario Vargas Llosa, tan propio todo él, trae su reputación en entredicho.

Y como asiduos a los "paraísos", también aparecen implicados bastantes mexicanos. Más de 3000 nombres ligados a diversas empresas e instituciones públicas y privadas. Nombres que relumbran frecuentemente en las primeras planas y en las portadas de las revistas del corazón ostentándose como ejemplares y caritativos con fideicomisos y fundaciones opacas. Millonarios insaciables que se escudan en la complicidad y la maraña de argucias de sus asesores financieros para no pagar impuestos, incluso "lavar" enormes sumas. Así se llevan del país millones de dólares, compran mansiones, yates, obras de arte, joyas y se hacen fabulosas fiestas, mientras la mayoría de la población se encuentra en la pobreza y con pésimos servicios públicos. Una desigualdad incrementada brutalmente por la crisis de la pandemia con millones de enfermos, desempleados y desesperanzados.

Algo está podrido en Dinamarca, diría Shakespeare. Algo muy podrido en el mundo cuando el desmedido "amor por el dinero" sobrepasa al bien común, a los valores esenciales en los que se funda la convivencia. Porque cada peso fugado, cada evasión, cada trampa legaloide, cada complicidad, cada fraude; cancela la posibilidad del bienestar social y amenaza la paz pública. Por cada paraíso se gestan millones de infiernos. No hay que olvidarlo.    

La revelación de los Papeles de Pandora conlleva una enorme lección pública que va más allá del escándalo. El disfrute en los "paraísos" de los pocos, afecta a toda la población. La ambición desmedida, la corrupción y la hipocresía que ha desnudado a tantos "próceres" en tantos países, debe ser motivo de reflexión, no solamente para quienes hacen y aplican las leyes, sino para todos; porque representa la descomposición en una sociedad contaminada por el afán insaciable de lucro que infecta y pudre; la avidez de acumulación que desde los tiempos de Cicerón nos ha mostrado la forma de vivir depredando de tantos en todos lados. La eterna paradoja de ser miserables en medio de la abundancia. 

Mucha tinta correrá todavía acerca de los Pandora, muchos nombres, mucho escándalo, mucha codicia, mucha miseria. Bien lo decía el clásico, los miserables no son los que carecen de dinero, sino los incapaces de asumir conciencia. A nuestro mundo le falta ética, justicia, compasión, amor al prójimo. Sin ello no hay paraíso.