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Caras vemos, hechizos no sabemos

Existen muchos hechizos, muchas formas de magia, pero sólo un gran hechizo. ¿Y cuál es? El de la vida Gore Vidal

Llámele como quiera. Brujería, hechicería, esoterismo, magia, santería, ocultismo. Aunque cada uno exhibe su propia definición, todos conllevan lo mismo: el temor ante la incertidumbre, el ansia de futuro. Desde que el mundo es mundo, el ser humano se ha enfrentado a fuerzas sobrenaturales, a la necesidad de protección contra las calamidades. Por eso el surgimiento de estas prácticas en las cuales además subyace el anhelo de poder e inmortalidad. Invocaciones y conjuros contra la inevitable muerte. Magia reverenciada por unos y repudiada por muchos, pero presente siempre a lo largo de la historia. Curaciones, barridas,  profecías, hechizos, maleficios y sortilegios, entre otros muchos "trabajitos" más.

Escépticos o no, todos hemos escuchado del tema. De mi parte, la primera vez que supe de brujas y hechiceros fue a través de los cuentos infantiles y también mediante las tenebrosas historias contadas por los abuelos, quienes en medio de la noche nos hablaban de esos seres voladores a veces buenos y a veces malignos que construíamos de forma fantasiosa en nuestra imaginación. También, como muchos niños de mi tiempo fui sometida a "barridas" con huevo y albahaca para el famoso mal de ojo. Tiempo después fue la literatura una fuente inagotable para vivir el hechizo. ¿Cómo olvidar la historia shakesperiana de las Brujas en Macbeth y la presencia de Mefistófeles en el magistral Fausto de Goethe? 

Caras vemos, hechizos no sabemos

Bellos embrujos literarios que en la realidad histórica se tornaron en terribles hechos donde la muerte cabalgó lo mismo en ritos brutales con sacrificios humanos, en "santas inquisiciones" donde murieron millones de personas. Acontecimientos que revelan los claroscuros del alma humana. ¿Cuánto de cierto hubo de los maleficios, orgías y rituales caníbales de los que acusaban a los llamados herejes? ¿Cuántas de las miles de mujeres muertas en la hoguera en Europa serían inocentes? ¿No sería el sacrificio de esas llamadas "brujas" el terror del orden patriarcal ante la sabiduría femenina, ante la voluntad de hierro de las mujeres? Hechos analizados por historiadores con relación a los hombres del poder, a los imperios y las estructuras que cuando se sienten amenazados por otras fuerzas, recurren a cualquier cosa para conservar su poderío.

Los hombres del poder de quienes mucho se cuenta su afición por hechicerías y profecías. Reyes, emperadores, príncipes y mandatarios con su mago, brujo, chamán, vidente o santón de cabecera. El reconocido Oráculo de Delfos, guía imprescindible para la toma de decisiones de los poderosos en la antigüedad griega. Los videntes lectores de vísceras, consultados por los emperadores romanos. Y más reciente, la comentada afición de Ronald Reagan y de su esposa, de quienes se dice, no daban paso sin consultar a su vidente. 

En nuestro país, el caso de Francisco I. Madero merece mención aparte. Porque su profesión de fe hacia el espiritismo está probada y documentada. En sus "Diarios Espiritistas" podemos abrevar de su misticismo, de la invocación hecha a los espíritus, quienes le revelaron una gran misión que alcanzaba a la patria entera. Espíritus recomendándole el dominio de sus pasiones y una preparación espiritual e intelectual exhaustiva, así como conocer a la perfección la situación política del país. De esa manera Madero se entregó a la misión que según la doctrina espiritista le había sido encomendada por la providencia.

Pero no todos los acercamientos de los políticos con los "espíritus" han sido tomados con tanta devoción. La mayoría de ellos han situado su apego a estas prácticas motivados por la superstición, ambición desmedida y-o sus ansias de poder. Políticos que han recurrido a la santería para consolidar su poderío. Conocida la visita de Plutarco Elías Calles al famosísimo Niño Fidencio en febrero de 1928 dentro de los escenarios de la Guerra Cristera. ¿Y qué decir de la increíble historia de la Paca y su guía lúgubre hacia unos huesos en la década de los noventas? 

El embrujo del poder que en nuestra región no es la excepción. En los corrillos se rumora la inclinación de muchos de nuestros políticos regionales, líderes sindicales y hasta poderosos empresarios que acuden a sendos aquelarres para invocar la protección de los espíritus y conjurar contra sus adversarios. Adictos a santones, brujos y chamanes no se mueven si no consultan antes con su gurú, guía o psíquico. Competencia feroz para las predicciones de analistas políticos, estos adivinadores ofrecen ya los resultados de la próxima elección a sus connotados y poderosos clientes. (uufff)

En fin. El tema da para mucho. Caras vemos, hechizos no sabemos.