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No es lo mismo

Al inicio de la Cumbre del G20, en Japón, retumban en el ámbito internacional las palabras de Nicholas Burns, profesor de asuntos internacionales de Harvard y subsecretario del Departamento de Estado durante la administración de Bush, quien abiertamente dijo: "Llama la atención y molesta a ver Trump tan cortés con líderes como Xi y Putin y tan cáustico con aliados como la canciller alemana Ángela Merkel y el primer ministro canadiense Justin Trudeau.

Debe hacerse notar que lo dijo uno que sabe y que conoce de asuntos internacionales por su larga trayectoria dentro y fuera de la administración pública. Burns agregó: "En un momento cuando la democracia está bajo asalto, Trump no ha alcanzado un liderazgo como los de JFK y Reagan, quienes tanto éxito tuvieron en el pasado. Como resultado, los europeos están perdiendo la fe en los EU. Nuestros aliados de la OTAN y el sudeste asiático multiplican nuestra fuerza el mundo y se sienten olvidados".

No es lo mismo

La realidad es que amplios sectores de la sociedad civil, de la academia y de instancias de gobierno se preguntan por qué razón, el presidente agresivo y a veces hasta altanero con sus homólogos de otros países, se muestra tan cauto y en ocasiones complaciente con los presidentes chino y ruso.

El miércoles, en una entrevista desde la Casa Blanca aseguró que Xi Jin Ping  y él tienen una gran relación personal. "Él es un amigo mío. Es decir, creo que es fantástico, y creo que él piensa lo mismo de mí". Declaraciones que no dejan de ser contradictorias en cuanto a la guerra comercial que existe entre China y Estados Unidos y los esfuerzos que está haciendo el mandatario Trump por bloquear a empresas líderes en el ramo de las telecomunicaciones y a todo sus asociados.

Precisamente, hoy se espera que se reúnan Trump y Xi en Osaka, una ciudad del antiguo puerto conocida por su comida y su castillo del siglo XVI recientemente reconstruido. Los temas serán, desde luego, buscar algún progreso hacia la resolución de la disputa comercial que ha asestado un golpe a los fabricantes y agricultores estadounidenses y que está proyectando una sombra sobre la economía de Estados Unidos. Trump también está tratando de conseguir ayuda de Xi en el estancamiento nuclear de Corea del norte y presionar a Irán.  Lo que habrá de variar será el estilo.

Como lo señaló el profesor Burns, frente al líder chino el presidente norteamericano es amable y hasta comedido. Es posible que sea una estrategia para obtener mayores ventajas para su país en los diferendos que están teniendo las dos potencias. Quizá es una variante de su política de presión sobre los adversarios, como recomienda en su libro. Tal vez sea que el mandatario chino resulta un hueso difícil de roer y que más le conviene a Trump jugar inteligentemente en al encuentro.

Posteriormente, el sábado, se ha anunciado la plática que sostendrá Trump con el presidente ruso, Vladimir Putin, a quien también ha llamado amigo. Inclusive, ha señalado que: "Tengo una muy buena relación con él". Lo que espera conseguir de Putin, como lo ha dicho reiteradamente, es: "Conseguir con Rusia el apoyo necesario para resolver los conflictos de Siria y del Oriente". Sin embargo, no dejan de pesar las acusaciones que se están investigando de la intromisión de Rusia en las elecciones del 2016, cuando inesperadamente Donald Trump ganó la presidencia.

Otro experto en asuntos de la diplomacia internacional, Aaron David Miller, ex asesor del Departamento de Estado que trabajó en  administraciones republicanas y demócratas, dijo que no ve ningún indicio de que relación personal de Trump con Xi y Putin haya arrojado resultados positivos para Estados Unidos. Y dijo una verdad de total contundencia: "Tienen más en común uno con el otro en oposición al poder de EU y pueden llevar a Trump a hacer grandes concesiones".

Mientras que los estadounidenses están preocupados por la ausencia de carácter frente a sus pares, en el resto del mundo hay una gran inquietud por las medidas que imponga Trump para obstaculizar y cancelar los acuerdos que tienen que ver con el cambio climático, un tema en el cual tiene una visión personal muy peculiar. Ha dicho que los estragos del calentamiento global son una mentira, mientras se mantiene obstinado en el uso de combustibles fósiles que aumentan los gases de invernadero, provocando la elevación de la temperatura en todo el planeta.

Otro de los grandes diferendos, especialmente con la canciller Ángela Merkel, cuya salud se deteriora progresivamente, es el trato a los migrantes. Mientras Alemania acoge a 500 mil refugiados por año, Estados Unidos busca restringir su ingreso.

Los resultados de esta reunión del G20 serán muy interesantes.