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Nacho, mi amigo nacho

Hoy quiero agradecer a todos mis amables lectores, por todas las palabras de aliento que me brindan día a día, motivo que me impulsa a seguir adelante con mi columna Un Viaje al Pasado. Quiero también, compartir con ustedes, una carta que me envió uno de mis lectores que radica en Monterrey, Nuevo León, llena de palabras que me inspiran y a la vez halagan y conmueven, la cual dice así:  

Estimado Ignacio; todos buscamos nuestro origen, nos preguntamos ¿de dónde venimos? ¿Cómo fue que llegamos hasta aquí? ¿Cómo era la vida de mi familia antes? yo conozco el mío; mis abuelos son originarios de Michoacán, Chiapas y Tamaulipas.

Nacho, mi amigo nacho

Este último Estado también fue la cuna de mis padres, específicamente Río Bravo, pequeña ciudad al este de Reynosa, que logró su emancipación de la misma, a mediados del siglo pasado, lugar poco favorecido por el clima, pero muy bendecido por su gente. Gente trabajadora, honesta, de franca sonrisa y donde las puertas de las casas y el corazón están abiertas para recibirme cada vez que voy.

Lugar que mi familia vio crecer desde que era un campamento de la Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH) hasta ser un Municipio autónomo. Pues bien, muchos de los riobravenses han dejado su tierra (por diferentes motivos) la mayoría ha cruzado la frontera siempre buscando mejorar su nivel de vida, y hoy quiero hablar de uno en particular, el señor Ignacio Becerril Candanoza; uno de tantos que “cruzó p’al otro lado” y regresó.

Regresó, más no venía solo, trajo un sueño con él, que Río Bravo no fuera “un pueblito pintoresco y olvidado”, que los habitantes actuales recordaran su historia y la compartieran con los demás.

¿Tarea difícil cierto? pero para un hombre decidido cualquier reto es posible de lograr; consiguió todo tipo de artefactos, fotografías, documentos, discos, etc. ¿De quién? pues de lo que más representaba a su pueblo, de las compañías grandes (CELANESE MEXICANA S.A, LA TERMOELÉCTRICA, LA SRH) y de las aportaciones de las “gentes de antes”, y de los comercios que todos algún día visitaron, como La Casa Colorada, aquí esta Melgoza, el Café San Benito, y otros que no recuerdo en este momento.

Ahora ya existían objetos representativos del pasado, pero los objetos sin algo que contar son sólo eso, objetos viejos. Pues bien, se tomó el tiempo de recopilar historias de esas reliquias. Ya no eran sólo pedazos de metal o plástico, o fotografías viejas, se habían convertido los recuerdos de una coronación, o el baile en el que alguna pareja joven en ese tiempo y que ahora son abuelos con un montón de nietos se conocieron y se enamoraron.

Fotografías que traen el recuerdo del día a día en la CELANESE, máquinas de escribir que posiblemente escribieron la historia de los diferentes Distritos de Riego. Con material suficiente creó el libro “Un Viaje al Pasado”, un sin número de recuerdos en imágenes movieron el corazón de muchos, llenó sus ojos de nostalgia y lágrimas de alegría y tristeza (uno nunca sabe la historia que cada fotografía le cuenta a la persona que la ve) Y así salió el tomo II y III, desconozco cuantos tomos son, pero sé que son varios. ¡Ah! y con el mérito de ser él mismo quien invirtiera en la impresión.

La voz se corrió entre los riobravenses que viven fuera y pronto todos querían tener uno (me consta que muchos o casi todos fueron obsequiados, no vendidos) inesperadamente llegó una compañera en su lucha, ¡la tecnología! que venía con su amigo el Internet y se hizo la página de “Un viaje al Pasado”, hora sí. ¡Agárrense! todos los “exiliados” que tenían a su alcance una computadora comenzaron a recibir aquellas fotografías añejas y se cubrieron de nostalgia por la tierra que un día dejaron y que probablemente no habían vuelto a ver.

Pero nuestro amigo Becerril o Nacho, como muchos lo llaman, inició una nueva tarea, promover al Río Bravo de hoy, informar sobre los hechos de actualidad, grandes, pequeños, que importa, la gente quiere saber que ha sido del barrio que dejó atrás, ¿y por qué no? dar a conocer los diferentes negocios que existen ahora que el mundo sepa que ¡acá estamos! y todo esto ¡GRATIS!

Fotografías de negocios de todo tipo, desde restaurantes establecidos hasta el señor que vende elotes en un carrito, ¡claro, todos somos Río Bravo! pero no todo es diversión y comer, con el recorrido de las calles, el señor Ignacio, vio que la gente tiene necesidades, carencias, y sí, ya mucha gente veía su página ¿por qué no aprovechar para ayudar? Recuerdan a la familia que perdió casi todo en un incendio, o la señora que no tenía para pagar su recibo, los riobravenses ayudaron y mucho, no sólo a ellos, cada llamado hecho por el señor Becerril (perdón, si no lo llamo Nacho, es que yo le tengo mucho respeto)

Cada llamado fue escuchado, por lo que ahora no sólo teníamos a un “Promotor Turístico y Comercial” ahora también era un Promotor Social y todo esto ¡GRATIS! Posiblemente se le haya hecho largo el cuento, pero el punto al que yo quiero llegar es este, ¡Río Bravo MERECE SU MUSEO! un lugar en donde las nuevas generaciones conozcan de donde vinieron, que sepan el por qué el nombre de la Plaza de los Enamorados, del famosísimo Chilingo, de los bailes en el salón del sindicato, de los deportistas que han surgido de ahí, del Faquir, del icenciado Salinas, primer presidente municipal, del señor Polo Castañeda, y muchísimas historias más.

Yo los invito a que apoyemos el proyecto de alguien que ha invertido mucho tiempo y dinero en mantener vivo a Río Bravo, alguien que mantiene informada a la gente que está en la Unión Americana, en cualquiera de sus estados, así como los que vivimos en otras ciudades de México, manden mensajes a la presidencia, a los regidores, no hagan sentirse solo a quien los hizo sentirse de nuevo en su tierra, mi tierra, NUESTRA TIERRA.

Juan Ramón Sánchez Gutiérrez, hijo de Omar Sánchez González, maestro de primaria en Río Bravo y María Elena Gutiérrez Garza, secretaria en SRH en Río Bravo y orgullosos riobravenses.

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