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¿Libertad o libertinaje?

  • Por: MONS. JUAN NICOLAU
  • 09 AGOSTO 2015
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¿Libertad o libertinaje?

Acabamos de celebrar la independencia de nuestro gran país. Aquí valoramos inmensamente la libertad de elegir, de expresarnos, de ser ciudadanos con derechos y obligaciones amparados por la Constitución, pero teniendo aparte un código moral y ético inculcado en el seno familiar, aunado a las creencias religiosas de cada persona es como se rige nuestra conducta. Ahora que la Suprema Corte de los Estados Unidos ha legalizado las uniones entre personas del mismo sexo para equipararlas con el concepto tradicional del matrimonio entre hombre y mujer, pareciera que se ha abierto la caja de Pandora, ciertamente hay temor de las cosas inciertas y las consecuencias que puedan tener en un futuro las acciones de cierto grupo de individuos que hoy conforman una minoría pero que han luchado por años exigiendo condición de igualdad con respecto a sus derechos.

Como sociedad en la que convivimos con todo tipo de personas no podemos negar que dichas uniones se dan y que deben tener protección legal para distribuir los bienes en caso de separación o muerte de alguno de los miembros de la pareja, igualmente se deben respetar las decisiones que ambos tomen en casos de enfermedad o beneficios correspondientes al que sobreviva. Sin embargo, no podemos igualar dichas uniones civiles entre dos hombres o dos mujeres con el matrimonio religioso, pues hombre y mujer, marido y esposa, forman una unidad para asegurar la propagación de la especie a través de su progenie, esto es lo natural, lo contemplado en la biblia y debemos respetar eso. Y así como ellos exigen respeto a su estilo de vida, así deben aceptar y respetar que para la gran mayoría de creyentes el matrimonio seguirá siendo una institución exclusiva entre hombres y mujeres al menos en nuestras iglesias, tabernáculos y templos.

La declaración de nuestro obispo Daniel Flores acerca de la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos sobre la validez del matrimonio entre personas del mismo sexo fue la siguiente: “El matrimonio es la única institución en la sociedad que une a un hombre y una mujer en un compromiso por vida. Proporciona la base para la concepción y la crianza de los hijos y hace posible el desarrollo estable de la familia humana”. Además, hay razones bíblicas, razones psicológicas y razones humanas, que nos indican que el ser humano necesita de un padre y una madre. No sabemos en realidad cómo serán las cosas en veinte años, qué tipo de individuos se formarán en el seno de una familia donde todo se vale, cómo será su conducta, qué compás moral regirá su comportamiento, ahora sí que sólo Dios lo sabe.

…Y recuerda que Dios te ama y yo también.

Mons. Juan Nicolau, Ph.D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Es psicoterapeuta familiar y consejero Profesional con licencias. 


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