Columnas > ERNESTO HERNÁNDEZ ALARCÓN

LeBron en Hollywood

LeBron James vuela a la ciudad de los sueños de Hollywood. Buscará empalmar su leyenda a la de grandes y emblemáticos jugadores de la NBA como Magic Johnson o Kobe Bryant. Se integra a una plantilla que será una interesante amalgama de jóvenes y veteranos.

Llega con unos Lakers de Los Ángeles que siguen pagando la factura de un retiro de Kobe que se extendió más allá de lo justo y de una guerra en la cúpula familiar de los Buss. Como resultado han hilado varias temporadas fuera de la postemporada y se han convertido en los últimos años en el tercer equipo del estado de California, atrás de los Clíppers y por supuesto los poderosos Warriors.

LeBron en Hollywood

¿Podrá LeBron regresar a la gloria al legendario equipo lagunero? Debemos tomar en cuenta varios factores. El primero de ellos, es el tiempo que James tiene restante como jugador altamente disruptivo.

Este año cumple 34 primaveras y su contrato es de cuatro años.

Me parece que por lo menos gozará de dos temporadas más con su excelente salud y su elevado nivel de competencia y dominio. Sin embargo, dos temporadas son insuficientes para lograr elevar un proyecto con tantas interrogantes a conjunto con pasta de campeón.

Para la siguiente sesión los Warriors serán de nueva cuenta imparables (ya abordaremos el tema de la contratación de DeMarcos Cousins) y en el 2020 los Celtics de Boston, serán equipo que estará bien labrado y listo para luchar por un bicampeonato.

Para entonces, esta versión de los Lakers podría ya estar lista para pelear en finales, y el a reserva del progreso y la funcionalidad de Lonzo Ball, Brandon Ingram y Kyle Kuzma, su joven base cantera que si bien es de gran talento, tampoco son un tándem tan fuerte y desequilibrante como la de los citados Celtics o el binomio Simmons-Embiid de los Sixers.

El jugador que por ahora dejaremos con signos suspensivos es el novato Moritz Wagner, quien puede ser una revelación. Pero los “refuerzos”, independientemente de que lleguen nuevos (suena mucho la llegada vía “trade” de Damián Lillard), son Rajon Rondo, un personaje con severos problemas de actitud y conducta que afecta constantemente el casillero.

Lance Stephenson, un escolta que precisamente era uno de los “archienemigos” del “King”. JaVale McGee, doble campeón con los Warriors, sin duda cumplidor en sus asignaciones, y tal vez el que pudiera hacer más ruido (en calidad de renovación), Kentavious Caldwell-Pope, escolta de 25 años que la pasada campaña promedió 13.4 puntos, 5.2 rebotes y 2.2 asistencias.

Cómo es necesario acusar, ninguno de ellos son súper estrellas como en su momento lo fue Dwayne Wade en Miami o Kyrie Irving en Cleveland, con quienes a propósito, logró campeonatos.

Toda esta combinación de jugadores me parece más bien una receta similar a la que vivió este 2017-2018 en los Cavs, en lo referente a su nivel, no esquema, el cual ahora busca sustituir en cierta forma los tiradores externos por “play-makers”, para que el estrella de Akron, pueda participar más desde el poste.

Una estrategia que seguramente están cocinando en conjunto Magic y LeBron y que de entrada genera menos garantías, en especial en una conferencia del Oeste donde por lo menos tres plantillas son infinitamente superiores.

En otras palabras, esta temporada que viene LeBron James cortará su racha de participación en finales de manera consecutiva.

Yo casi estoy seguro que su decisión de aterrizar en Los Ángeles está basada en gran medida al aspecto familiar, algo desde cierta perspectiva, entendible, así mismo, sin duda el glamour de esa ciudad y esa franquicia debe ser irresistible.

Pero para que su carrera siguiera en ascenso en aras de conseguir mínimo dos anillos más y seguir dominando una conferencia, los Lakers no eran, lejos, la mejor opción. Conclusión: Con un grupo de jóvenes que tienen mucho que desarrollar, sin experiencia en postemporada; con un entrenador que deberá lidiar con la forma de trabajo del mejor del mundo, con jugadores más cumplidores que competitivos en altos niveles, en una conferencia en demasía compleja y con una estrategia que en caso de funcionar tardaría en concretarse y con el tiempo en contra, reitero: Dos años, tal vez tres antes que las lesiones determinantes hagan acto de presencia y el padre tiempo comience a hacer guiños, me parece que LeBron James asumió una decisión que podría costarle parte de su legado.