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‘Infidelidad virtual’ ¿Es o no es infidelidad?

Antes, para ser infiel había que hacer circo, maroma o teatro. Para tener una aventura (o un “one night stand”) era necesario esconderse para hablar por teléfono, sin mencionar la odisea y la adrenalina necesaria para avisar que no llegarías temprano a casa. 

Hoy se puede vivir esa misma emoción desde el celular.

‘Infidelidad virtual’ ¿Es o no es infidelidad?

La facilidad con la que se puede interactuar en redes sociales o cualquier otra plataforma digital, han cambiado las reglas de lo que antes se consideraba ser infiel. Les pregunto qué harían ante la siguiente situación. Imagina que “te topas” con un mensaje en la pantalla del celular de tu pareja que dice lo siguiente: “Me encantó platicar contigo ayer, me haces el día”. ¿Cómo crees que reaccionarías?

A) Le preguntas directa y tranquilamente qué es lo que significa ese mensaje.

B) Mejor te haces de la vista gorda para que no piense que estás husmeando en su celular. 

C) Le avientas el celular y le armas un pancho. 

He atendido casos, donde este tipo de mensajitos han puesto en riesgo a más de un matrimonio. 

Para ella, el mensaje revelaba la prueba irrefutable de que su marido le estaba siendo infiel y para él, era sólo un comentario inofensivo de una compañera del trabajo. 

¿Quién tiene la razón? Ya en el consultorio, ambos pudieron darse cuenta de que los dos veían la infidelidad de forma muy distinta. Para ella no era necesario el contacto sexual y para él mientras no lo hubiera no podía considerarse como infidelidad. 

Al final, lo que para unos es una muestra obvia de infidelidad (por lo regular el engañado), para otros, (los engañadores) puede ser un coqueteo sin mayor trascendencia. Hace quince años, ser infiel implicaba contacto físico, es decir, beso en la boca, caricias, faje o sexo. Hoy las cosas han cambiado y la avasallante llegada de las redes sociales le han dado otra connotación a la infidelidad. 

Todos conocemos historias donde ambos se conocieron a través de una red social y terminaron felizmente en el altar o, en el caso contrario, terminaron pintándole el cuerno a su pareja. 

No obstante, es una realidad que el internet ofrece una variable muy peculiar. 

Por un lado, es mucho menos complicado coquetear a través de una pantalla que hacerlo en persona, ya que si te rechazan virtualmente se siente “menos feo” que de forma presencial. 

Por otro lado, si el personaje te aburre, es muy sencillo zafarte de “la relación” con un simple clic y bloquear a la persona. 

Yo tengo una teoría. Así como los amantes se “enamoran” profundamente por la imposibilidad de su amor y sólo se ven a escondidas y a ratitos, lo mismo sucede cuando tienes una relación estable o estás casado y comienzas a conversar románticamente con alguien en la red, generando la misma adrenalina que los amantes experimentan en sus encuentros, con la diferencia que en tu “relación” virtual sólo puedes ver y leer, pero no tocar, sentir u oler, hasta que vas y lo haces.

Considero que más allá del concepto que cada uno tenga de la infidelidad, la conclusión es que “el que con fuego juega, puede salir quemado”. 

Existe una fina línea entre imaginar una fantasía y llevarla a la realidad. 

El jefe puede coquetear con la secretaria y no necesariamente algo sucederá, pero si siguen alimentando el coqueteo, la probabilidad de que algo ocurra es muy alta. Lo mismo sucede en términos de fidelidad virtual, entre más alimentes las conversaciones coquetas o cachondas con alguien, eventualmente querrás llevarlo a la vida real. 

El punto es, que como pareja puedan escucharse y pongan en la mesa qué es para cada uno la fidelidad (aunque no estén de acuerdo uno con el otro) para que después no salgan con que a “Chuchita la bolsearon”. 

Por último, te recuerdo que el amor no es un sentimiento, es una decisión y cada elección implica una renuncia. Si te casas o comprometes, estás renunciando a la soltería y ha andar de cabrón. (O cabrona) #Anótele 

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