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El cristal me robo mi dignidad, me arrebato mi inocencia, vivo de milagro

Ashlye

Vengo de un hogar disfuncional, madre depresiva, mi padre murió asesinado por andar vendiendo droga cuando yo tenía doce años, mi madre se juntó con un señor que es alcohólico, somos dos, mi hermana de 31 y mi hermano de 32, mi hermana es adicta cocainómana y mi hermano es alcohólico cristalero, mi infancia de dolor comenzó a los tres años cuando mis padres se separaron, él se alejó de nosotros, recuerdo que siempre había peleas, muchos, golpes, cuando vi que una vez la golpeo muy feo a mi mama, le sacó sangre, de hecho la lesiono del pie, era un infierno, sufrí el abandono, mi madre se volvió muy agresiva y gritona conmigo, comenzó a pegarme por todo y por nada, hasta que fue pasando el tiempo y ella consentía más a mi hermano, el más pequeño, quien murió en un accidente, el señor que lo atropello iba alcoholizado y escuche el grito, yo iba con él en la calle, era un año menor que yo, el venia en la bicicleta y cuando voltee hacia atrás mi hermano ya estaba en el suelo  atropellando, no lo he superado es una perdida muy dolorosa, tengo grabado en mi mente su grito de dolor, él era una persona muy miedosa, cuando mi hermano falleció, cambio toda mi vida, porque desde los 9 años, me volví ingobernable, rebelde, y  comenzaron los problemas en mi casa, a esa edad en casa de un amigo, que era mi vecino, probé el cigarro y ya no lo deje de ahí seguí consumiendo, al principio, eran tres o cuatro cigarros, mi madre se dé cuenta de que fumo a los 10 años y reacciona, soltándose llorando porque ella nunca pensó que me fuera a prender del cigarro, de ahí, comencé a salirme a escondidas me escapaba de mi casa, ella se daba cuenta y me buscaba, pero nunca me encontró, yo salía a buscar refugio, comencé de imita changos, por pertenecer a un grupo, a un club social, desde ahí empecé a tomar, alcohol, Tecate roja, me hacía sentir bien, pero al darme cuenta que el alcohol me estaba echando a perder lo deje por un tiempo, hasta los doce años y de ahí comenzó mi vida con las drogas cuando me junte con un señor de 35 años, recuerdo muy bien que el bato tenia celotipia, mi cuerpo a esa edad, yo todavía era virgen, estaba bonita flaquita, con cabello largo, ya tenía mis mubis, el tipo, me trataba muy bien, me subía a su nube rosa que todo era bonito, lo conocí en una fiesta, el me saco platica, empezó a marrearme, diciéndome que estaba muy bonita  y lo que me atrajo de él fue su sonrisa, me sentía bien, protegida, lo veía como una figura paterna, me gustaba el chico, él fue mi primer contacto sexual a los doce años por convicción, ya en forma, porque fui violada a los 8 años, muchas noches.

El cristal me robo mi dignidad, me arrebato mi inocencia, vivo de milagro

De esta relación con el adulto,  mi madre al principio no sabía nada, se dio cuenta cuando empecé a salir mucho, ligo con esta relación tóxica, sexo y alcohol, establezco codependencia y pruebo la marihuana, empecé a fumar todos los días marihuana y cuando él me dijo que si nos juntábamos, no la pensé y me fue con él.

De mal en peor

Él es repartidor de droga, yo  tenía dotación, al principio, todo era bien bonito, me compraba celulares, ropa, me lleva a lugares a comer rico, y de repente, a un mes de estar viviendo junto con él, vinieron los cambios, me obligaba a vestir con camisas largas, no le gustaba que me vistiera escotaba, ni que me arreglara, me quería siempre en la casa encerrada, marco su celotipia muy fuerte y desde empezaron los celos enfermizos, golpes, diciéndome que a quien veía y me gritaba que era una puta, igual que mi papa con mi mama, la historia se repitió, el encanto se acabó, mientras yo seguía prendida de la marihuana, fumando cinco churros al día y mi mama me busco  porque deje de hablarle todo el tiempo que estuve con esta persona, ella se da cuenta que consumo marihuana y duro un mes con mi mama  en su casa y comencé a robarle las clonas a mi abuelita, entonces desde ahí me veían drogada . El cigarro, me siento relajada, la cerveza en un principio, bien, tranquila y entre más tomaba, mas quería, la marihuana me pone pajita, pero después me da mucha hambre. El cristal me da adrenalina, poder y mucha armonía.