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Aplique la ley, señor Presidente

Por faltar tan solo unos días para el primero de diciembre, y por la relevancia del tema, hoy le quitaré el adorno legal de “electo”, para llamarlo ya: señor Presidente.

“La estafa maestra tiene que investigarse.” “Todos los malos manejos que hayan existido se pondrán en conocimiento de las autoridades correspondientes para su investigación, y en su caso sanción administrativa o penal.” “No habrá impunidad.” “Daremos vida al olvidado estado de derecho.” “En corrupción llegaremos hasta las últimas consecuencias.” Si alguien de la administración saliente se enriqueció ilícitamente del dinero de los mexicanos, se enfrentará a los procesos que la ley señala.”

Aplique la ley, señor Presidente

Esas, son algunas de las frases que creo los mexicanos esperarían oír del señor Presidente en materia de combate a la corrupción, después de haberse ostentado como oposición de gobiernos saqueadores toda su carrera. Y no solo por ello, simplemente porque vivimos en un estado de derecho, y tiene frente a sí, como es de dominio popular, un gobierno saliente que ha brillado por sus escandalosas irregularidades.

Pero, contrario a ello, entre semana, cuando le preguntaron sobre su postura en la materia, dijo, y lo dijo claro el señor Presidente: “Yo voy a perdonar, pero no quiero que me perdonen a mi”, sentenciando que pondrá un punto final respecto a todo lo pasado antes del próximo primero de diciembre.

No entiendo de que se trata. Imaginémonos por favor, lo que el señor Presidente sugiere, en la práctica: 

Si la Auditoría Superior de la Federación observare alguna grave irregularidad de la administración de Peña Nieto, ¿obraría y actuaría como señala la ley, o, como la instrucción es perdonar, le daría “carpetazo” vulnerando así el espíritu de la propia constitución?

O, si hubiera una denuncia, como lo fue y es el caso, por ejemplo, de “La Estafa Maestra”, proveniente algún organismo o asociación como “Mexicanos contra la corrupción y la Impunidad A.C.”, en donde detalladamente se explique en qué consistió la red de complicidades, qué autoridades participaron en ella, de qué monto tentativamente es el fraude a la hacienda pública federal y el modo de operación: ¿Qué va a pasar? ¿También, como si no existiera la ley, las autoridades fiscalizadoras se constituirán en estado de invidencia para poder complacer el perdón del que habla el señor Presidente?

Entonces, ¿Viviremos en función de un estado de derecho, o viviremos en función de un estado que se circunscribe a la cabeza de un solo hombre? Qué peligroso si asumimos y aceptamos esto último ¿eh? 

Por eso, estimado lector, considero le asiste la razón a Gustavo de Hoyos, Presidente Nacional de COPARMEX, cuando señaló que resulta inaudito que López Obrador proponga amnistía general a la corrupción, ya que las indulgencias plenarias son propias del orden eclesiástico, no de los Jefes de Gobierno en sistemas basados en la Ley.

Que alguien le explique por favor Señor Presidente, antes del 1 de diciembre, que el estado de derecho como principio fundamental para salvaguardar el orden, nada tiene que ver con ricos y pobres, buenos y malos, liberales y conservadores; en cambio sí, con quienes violan la ley y los que no, con los que han saqueado impunemente y los que no, con los que merecen ser castigados y los que no. Y en este rubro, sí se vale dividir al país… Se vale y es su deber constitucional propiciar distinguir, ahí sí, a unos de otros. 

Aplique la ley, señor Presidente. No se le pide más que justicia. 

De otra forma, no solo seguirá fomentando el abuso degenerativo a las instituciones públicas, sino que, dará pie a que se fortalezca la tesis de que Usted, como sus antecesores, también es parte de un pacto de impunidad, de los que tanto se quejó toda su vida.