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...Y por el caso de Ángel Yael, sólo un infante inculpado

La responsabilidad por el asesinato de Ángel Yael Ignacio Rangel recayó en un solo sujeto: el infante de marina adscrito a la Guardia Nacional que disparó contra el estudiante de agronomía de 19 años

Ningún argumento salió de boca de defensores del infante de la Marina Armada imputado como presunto responsable del homicidio del estudiante de 19 años Ángel Yael Ignacio Rangel y de herir a su compañera Edith, durante la audiencia judicial en la que aquél quedó vinculado a proceso como presunto responsable de ambos delitos.

Ángel Yael Ignacio....Y por el caso de Ángel Yael, sólo un infante inculpado

Nadie en la sala del Centro de Justicia Penal Federal en Guanajuato señaló o sugirió siquiera la responsabilidad de la Guardia Nacional (GN) –institución a la que está adscrito el imputado– en lo ocurrido la tarde del 27 de abril en Exhacienda El Copal.

Allí Ángel Yael recibió un disparo en la cabeza desde un convoy encabezado por la GN que hacía un “recorrido disuasivo” contra el huachicol en esta comunidad de Irapuato, sede de un campus de la Universidad de Guanajuato (UG).

De esta manera, el papel de la institución en esta presumible ejecución extrajudicial se diluyó en una acusación, datos de prueba, testimonios y peritajes que señalaron directa y únicamente al infante de marina.

Apenas tres años mayor que Ángel Yael, el inculpado movía la cabeza de un lado para otro en enfática negativa, en los momentos en los que el juez federal Efraín Frausto Pérez o los fiscales federales le atribuían el disparo que hirió de muerte al universitario.

De hecho, entre las ponderaciones hechas por el juez al resolver la vinculación a proceso la noche del viernes 6, mencionó que tomar la decisión para toda la vida de formar parte de una institución como la Guardia Nacional “es un sacrificio, y ese sacrificio también merece dignificarse”.

El juez Frausto concluiría rechazando una de las acusaciones formuladas por los fiscales federales y los asesores de las víctimas (algunos de ellos, penalistas enviados por la Universidad de Guanajuato), quienes pretendían que el infante de marina fuera también vinculado por tentativa de homicidio de los tres estudiantes que, junto con Ángel, estaban a bordo de la camioneta a la que le hicieron los disparos.

ME PUSIERON CON LOS MARROS

“La tentativa tiene que ser real y no es el caso”, afirmó, antes de ordenar también que el inculpado permanezca en prisión preventiva, pero en el Cefereso 12 y no en el Cereso de Puentecillas, ante la queja de éste de que en dicho penal estatal “me pusieron en una celda donde están los marros y me preguntan todos los días que por qué estoy allí y de qué cártel soy”.

“Eso es muy grave; le pido al fiscal que investigue y me informe sobre esa situación”, ordenó el juez Frausto, quien todavía al final se dirigió a los padres de Ángel Yael para decirles que “este caso ya está muy politizado; la memoria de su hijo merece más”.

Desde un principio, la muerte del alumno de agronomía de la UG fue atribuida –lo dice un comunicado de la propia GN– a una reacción que se justifica como inexplicable, unilateral y decidida “de manera autónoma” por parte del elemento de la Marina integrado a un grupo de patrullaje “en actividad de disuasión”, como parte del plan conjunto del gobierno de la república para combatir el robo de hidrocarburo.

En dicho comunicado la GN mencionó que todo había ocurrido en un camino de terracería que conduce a un punto del kilómetro 26 de ductos de Pemex que pasa por El Copal.

A las 4:10 de la tarde del 27 de abril, quedaban unos 12 estudiantes del grupo que se había reunido en un lugar al que conocían como “la barda”, punto de reunión muy conocido por la comunidad estudiantil en la localidad.

“Personal de la Guardia Nacional observó a dos vehículos estacionados en un camino de terracería sin poder identificar a sus ocupantes, quienes al percibir su presencia procedieron a retirarse del lugar de manera precipitada, motivo que provocó desconcierto e incertidumbre entre los miembros de este Instituto Policial”, fue parte de la pretendida pero insuficiente explicación.

Emiten peritajes

La bala que mató a Ángel salió del arma de cargo que portaba el inculpado, según los peritajes presentados como datos de prueba en la primera parte de la audiencia, el domingo 1. Se trata de un fusil DPMS Panther calibre .308 (equivalente a un rifle 7.62)

- Pero también se supo que no fue uno, sino dos los elementos que efectuaron disparos: el inculpado y su compañero Iván Ibarra (de la Policía Militar), quien iba en la misma unidad

- Sin embargo, en las declaraciones que quedaron asentadas en la carpeta de investigación, todos ellos señalaron al joven marino inculpado (cuyo nombre fue reservado en la audiencia por decisión del juez ante su petición) como quien efectuó el tiro que hirió primero a Edith (en el asiento trasero de la camioneta de los estudiantes) y después salió por el respaldo del asiento delantero del copiloto y causó la herida mortal en la cabeza a Ángel Yael Ignacio Rangel

- De acuerdo con estos testimonios, unos cinco segundos después se escuchó el segundo disparo, hecho por Ibarra, quien incluso se hincó en el piso y disparó, dando en una de las bocinas de la camioneta de los estudiantes.



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