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Palidece Panteón de San Fernando

El Panteón de San Fernando, el más antiguo de la Ciudad de México

CIUDAD DE MÉXICO.- A pesar de ser el único cementerio del país con cuatro declaratorias para su protección, el Panteón de San Fernando, el más antiguo de la Ciudad de México, se encuentra descuidado y con algunos de sus monumentos notoriamente dañados.

Palidece Panteón de San Fernando

Con una historia cuyos antecedentes en la Ciudad se remontan hasta el siglo 18, el cementerio resguarda los restos de importantes personajes históricos, entre los que destacan Benito Juárez e Ignacio Comonfort, y todavía conserva tumbas previamente ocupadas por Vicente Guerrero, Ignacio Zaragoza y Miguel Miramón, entre otros.

Es, además, uno de los ejemplos más importantes a nivel nacional de la arquitectura funeraria del siglo 19, época en la que se volvió un panteón de élite, enormemente socorrido por los personajes ilustres del momento.

Bajo la responsabilidad de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, el recinto también tiene una museografía deficiente, con fichas dañadas por la intemperie, material ilegible por su tamaño y una serie de figuras de cartón de sus ocupantes célebres que están notoriamente avejentadas y despojadas del código QR que solía proveer a los visitantes de su contexto histórico.

Destaca arquitecta valor patrimonial del Panteón de San Fernando

La importancia del Panteón de San Fernando reside, en parte, en aquellas características que lo hacen único en todo el País.

"Realmente es uno de los panteones que tiene la memoria colectiva de los mexicanos", explica en entrevista la arquitecta y restauradora Ethel Herrera, adscrita a la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH.

La relevancia histórica del panteón, recuerda la especialista, lo ha llevado a ser declarado Monumento Histórico a nivel federal en 1936; a ser enlistado en el perímetro A de la Zona del Monumentos del Centro Histórico en 1981; a formar parte de la declaratoria del Centro como Patrimonio Cultural de la Humanidad ante la UNESCO en 1987, y a ser declarado museo de sitio en 2006.

Como autora del libro Historia, catálogo actual y desarrollo urbano-arquitectónico del Panteón de San Fernando (2019), así como de estudios igualmente detallados sobre el Panteón Civil de Dolores y del Panteón Francés de la Piedad, Herrera diseñó la tipología a través de la cual el INAH cataloga los monumentos funerarios.

En sus investigaciones, la especialista evalúa a los panteones con un enfoque tanto urbanístico como arquitectónico que da cuenta, de forma integral, de su historia y relevancia. 

"El Panteón de San Fernando es el más antiguo y el único que pertenece al Centro Histórico y, aparte, el único que tiene el diseño claustral con nichos en los muros para gavetas, el modelo de Manuel Tolsá, que no es exacto, pero siguiéndolo", explica la experta sobre la importancia del recinto.

En su libro sobre San Fernando, la autora reseña la larga historia del sitio, desde su antecedente más lejano, como camposanto en el atrio del Templo de San Fernando en el siglo 18; su fundación como panteón en 1836; su importancia durante la epidemia de cólera en 1850, y su época como cementerio de personajes ilustres entre 1859, tras la secularización de los panteones, hasta su cierre en 1871.

"Es importantísimo el panteón porque no solamente está Benito Juárez (ahí), sino que ahí estuvieron varios otros personajes, como Melchor Ocampo, Leandro Valle, Francisco González Bocanegra, que posteriormente fueron a dar a la Rotonda de las Personas Ilustres", expone.

"También estuvo ahí Vicente Guerrero, que fue llevado al Monumento a la Independencia, e Ignacio Zaragoza, que fue llevado a Puebla", abunda.

  • Sin embargo, esta riqueza histórica, como lo señala en su libro, se ve empañada por el estado de conservación que guarda el panteón.

"Efectivamente, (los monumentos) necesitan mantenimiento, necesitan restaurarse, desde una pequeña intervención hasta una restauración en forma", expone.

A decir suyo, es necesario realizar un programa de restauración integral que evalúe cuáles monumentos necesitan sólo una limpieza, cuáles una restauración menor y cuáles una restauración general. 

Aunque reconoce avances, asegura que no son suficientes. 

"En libro sí pongo que está en muy mal estado, sin embargo, ahora veo que sí han hecho algo, por ejemplo, en la pandemia aprovecharon que estuvo cerrado e impermeabilizaron las azoteas de los portales", concede.

"Espero que puedan seguir, porque, como digo en mi libro, (se requiere) una restauración integral programada", aconseja.

"Como es tan antiguo, la verdad es que sí la mayoría (requiere restauración). Todas las canteras están muy desgastadas, a veces hay que cambiar piezas, así que hay que hacer una programación"

El presupuesto para esta intervención tendría que venir del presupuesto del Gobierno de la Ciudad de México, dueño del recinto, que necesariamente deberá contar con el aval del INAH para realizar las obras.

"Como es tan antiguo, la verdad es que sí la mayoría (requiere restauración). Todas las canteras están muy desgastadas, a veces hay que cambiar piezas, así que hay que hacer una programación", explica.



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