Los ciclones en Reynosa durante la segunda mitad del siglo XIX
En la Cuenca del Atlántico, año tras año entre el 1º de julio y el 30 de noviembre, se presentan ondas tropicales o tormentas persistentes con presión barométrica baja, aguas cálidas (arriba de 260 C) y vientos bajos en la atmósfera alta, que se conjugan en una energía cinética de rotación para formar los ciclones tropicales; que de acuerdo con su intensidad se conocen como depresiones tropicales, tormentas tropicales y huracanes.
Estos últimos se categorizan de acuerdo con la escala Saffir-Simpson, la cual define y clasifica la categoría de un huracán en función de la velocidad de los vientos del mismo; siendo la categoría 1 la de menor intensidad (vientos de 119 a 153 km/h) y la categoría 5 la más intensa (vientos mayores que 250 km/h).
La Cuenca del Atlántico entre los trópicos comprende el Mar Caribe, el Golfo de México y el Océano Atlántico. Los huracanes que inicialmente nacen ahí como un sistema de baja presión se forman primero como una depresión o una tormenta tropical; éstas dos últimas no siempre logran desarrollar fuerzas de un huracán.
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A medida como transcurre los meses de la estación de cada año, los lugares de nacimiento de los ciclones tropicales se trasladan hacia el este. Los primeros ciclones en julio nacen en el mismo Golfo de México. En agosto, septiembre y octubre, los ciclones pueden nacer en el Mar Caribe y hasta las Islas Cabo Verde cerca de las costas africanas. Para noviembre, el nacimiento de los ciclones se reduce al Mar Caribe. Los recorridos o rutas de los ciclones son generalmente desde el este hacia el de oeste, norte y noroeste, pero sus rutas pueden a veces ser impredecibles y tomar cualquiera dirección.
La segunda mitad del siglo XIX
Según datos en la Sección de Estadísticas del Archivo Histórico de Reynosa, la población de la extensa jurisdicción de Reynosa había menguado a mediados del siglo XIX, debido a diferentes circunstancias tales como la epidemia de cólera morbus en 1849 y la intervención estadounidense en México que había desplazado algunos de sus habitantes entre 1846 y 1848.
Ya durante la primera parte del siglo XIX, la jurisdicción había sobrepasado los cinco mil habitantes, pero según el censo de junio del año de 1853, Reynosa solo contaba con 4,786 individuos; la población estaba distribuida en diez secciones (nueve de ellas rurales), la villa contaba con 2,358 pobladores.
Para 1861, la jurisdicción de Reynosa llegó a las 5,020 personas. En 1884, la población en el territorio municipal de Reynosa estaba distribuida en 15 secciones, tres de ellas eran congregaciones. En total la jurisdicción contaba con 6,690 habitantes, mientras que la villa tenía 2,500 residentes. La congregación más grande era la del Charco Escondido con un total de 800 personas. Para diciembre de 1887 el territorio de Reynosa había retrocedido a 6,096 habitantes.
Durante la segunda parte del siglo XIX, parte de la población en el municipio se dedicaba a la ganadería y otra se dedicaba a la agricultura. El cultivo del algodón iba en incremento, especialmente en las tierras fértiles de la ribereña y del delta del río Bravo hacia el oriente. Este tipo de economía estaba a merced de los ciclones que intermitentemente llegaban a la región.
Los ciclones
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el registro histórico de NOAA reporta solo seis ciclones con trayectorias que pasaron dentro de la jurisdicción y muy cerca de la villa de Reynosa. Cinco de ellos pasaron a menos de treinta kilómetros de la villa, solo uno pasó a 110 kilómetros por la orilla del litoral costero. Estos ciclones desfilaron provenientes de diferentes direcciones en el oriente, entre los años de 1854 y 1887.
La práctica de las organizaciones meteorológicas de darle nombres de personas a los ciclones en el Atlántico no sucedió hasta el año 1953, anteriormente a veces se le daba el nombre por el santo del día o el lugar donde tocaba tierra, o simplemente se le recordaba por el año que había pasado en un determinado lugar.
En la segunda mitad del siglo XIX, tres de ellos pasaron cerca de la actual Edinbug, Texas, con una trayectoria hacia el norponiente, dos en dirección norte y sola una en dirección sur poniente cerca de la actual Ciudad de Río Bravo. Los eventos de estos ciclones ya no permanecen en la memoria colectiva de los reynosenses, como es el caso del Huracán Beulah (1967) en la región. Lo poco que conocemos sobre los huracanes proviene de unos cuantos documentos en el Archivo Histórico de Reynosa (AMR). Esta información se refiere principalmente a los acontecimientos de los huracanes de 1880 y 1887.
Es poco lo que conocemos sobre el huracán de 1854, el cual pasó por Reynosa con vientos de hasta 130 km/h, todavía con categoría 1 el día 26 de junio, al principio de la temporada de ciclones. Las tormentas tropicales de 1857 y 1874 pasaron por Reynosa en los días 30 y 7 de septiembre con vientos de 93 y 74 km/h, respectivamente. La tormenta de 1857 se había originado en el Océano Atlántico, mientras que la de 1874 en el mismo Golfo de México.
El 5 de octubre de 1867 pasó un huracán con una trayectoria paralela al litoral costero, tocando momentáneamente la desembocadura del río Bravo, destruyendo casi completamente al puerto de Bagdad en México y el poblado de Clarksville en Texas. Este huracán de categoría 2 no se considera haber tenido un gran impacto en Reynosa.
El huracán de 1880
El huracán se había originado como tormenta tropical en el Océano Atlántico el 4 de agosto y diez días después se encontraba al norte de Reynosa con vientos de hasta 204 km/h. Después de pasar por la punta este de la Península de Yucatán tocó tierra en lo que es ahora la playa Bagdad, siendo un huracán de categoría 4. Con una dirección hacia el noroeste se aproximó a lo que es ahora Edinbug, Texas. En los anales de la historia, con una categoría 3, se considera el huracán con los vientos más fuertes que ha pasado más cerca a Reynosa.
Para los puertos de Matamoros y Brazo Santiago en Texas (Puerto Isabel) y Brownsville, fueron sus vientos tropicales bastante devastadores, cobrando varias vidas humanas. Embarcaciones y construcciones fueron destruidas; en el antiguo Puerto Bagdad los últimos escombros fueron lavados por una marejada que penetró 10 kilómetros tierra adentro.
Algunos datos sobre este huracán de 1880 se conservan en escritos del AMR en las Secciones de Borradores de Oficios de Presidencia, Actas de Cabildo y en Comunicaciones de Presidencia. En ese verano de 1880 la población estaba dedicada y esperanzada al cultivo del algodón; habían comenzado a cosechar los primeros frutos.
Perdieron toda esperanza de mejorar debido a los perjuicios que les causó el huracán, comentaba el alcalde Juan Domínguez en el Borrador de Oficio. El huracán duró desde el amanecer del día 12 hasta las dos de la tarde del día 13 de agosto de 1880. El viento norte inició con agua como a las cuatro de la mañana de ese día, creciendo con gran ímpetu, arrasando todo a su paso: cercas, sementeras de algodón, gavillas de maíz, viviendas o habitaciones de los labriegos; fueron aristas para la furia del citado huracán.
Su fuerza era irresistible, especialmente ciertas trombas que por intervalos descargaban, arrancando árboles como ébanos, mezquites y otros menos consistentes. La “ciudad” (sic. villa) también fue víctima de los furores de tan terrible huracán. El Borrador menciona que “sus habitantes tienen la más perfecta idea de los estragos y perjuicios que ocasionó”. El gobierno del Estado no vaciló en el apoyo para aliviar cuanto fuera posible por las pérdidas sufridas. Desde Matamoros, el Gobernador de Tamaulipas, Antonio Canales Molano, describe las pérdidas en la agricultura y ganadería, el principal sustento económico dentro del Municipio de Reynosa.
Los huracanes de 1886 y 1887
Estos dos huracanes pasaron los días 23 y 22 de septiembre siendo de categoría 2 y 1 respectivamente. El de 1886 pasó paralelo al litoral costero de sur a norte, cerca de la desembocadura del río Bravo; sus efectos en Reynosa fueron de menor influencia.
El huracán de 1887 tuvo sus orígenes como tormenta tropical en el Océano Atlántico el 11 de septiembre de 1811. Tocó la punta este de la Península de Yucatán, para entrar a tierra en lo que es ahora Puerto Isabel en Texas, el 21 de septiembre, siendo un huracán de categoría 1. Virando hacia el sur poniente cruzó el río Bravo en las inmediaciones del actual Puente Internacional los Indios. Al sureste de Nuevo Progreso, el huracán de categoría 1 producía todavía vientos de 111 km/h.
En la Sección de Borradores de Oficio del AMR, el Presidente Municipal, Casimiro Garza Cavazos, contestó un telegrama enviado por el Jefe de la 4º Zona Militar (Bernardo Reyes), donde le manifestaba el interés del Presidente de la República, Porfirio Díaz, por tener conocimiento de las pérdidas sufridas en este Municipio, durante el último temporal (huracán de 1887). El alcalde le contestó que calculaba aproximadamente las pérdidas con un valor de cinco mil pesos, “entre maíz, sabanas de algodones y otros intereses”.
La destrucción causada por los ciclones ha sido una constante en la historia del Municipio de Reynosa, afectando la vida cotidiana y paralizando la economía de la región. La propia villa de Reynosa fue afectada por esta naturaleza varias veces durante la segunda parte del siglo XVIII, hasta que fue mudada al centro de la actual ciudad en 1802.
Mapa con el trayecto que siguió el huracán de 1880.