Parientes de Comonfort ofrecen donar acervo
La entrega de acervos históricos al Estado mexicano para su salvaguarda puede ser un dolor de cabeza para un ciudadano común, al no existir una ruta clara para hacerlo
CIUDAD DE MÉXICO
Desde el 20 de agosto de 2021, la familia Velásquez, emparentada con el Presidente Ignacio Comonfort, busca que algún museo o institución reciba en comodato objetos que pertenecieron al político y militar que gobernó de 1855 a 1858.
En entrevista, Raúl Velásquez relata que en los 9 meses transcurridos no ha tenido respuesta favorable de ninguna de las instancias a las que ha acudido.
"No hay un conducto específico, en teoría debería ser, ya está la Coordinación de la Memoria Histórica para recuperar todos estos materiales que se están perdiendo y debe haber gente que tiene por ahí esos tesoros", expone Velásquez.
El ciudadano se niega a que estos objetos sean subastados o vendidos, ni "por un millón de dólares" aceptaría venderlos pues se trata de bienes de la Nación.
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"¿Cómo voy a vender cosas de mi familia? Por eso me acerco a un museo para que lo cuiden, lo traten, lo exhiban y vean la historia de México los demás ciudadanos", asevera Velásquez, preocupado por no tener las condiciones para preservar este patrimonio.
EL PERIPLO
Comenzó su búsqueda de un museo interesado en recibir el acervo por la Galería de Palacio Nacional, intentó ponerse en contacto con la historiadora Carmen Saucedo de la Conservaduría del recinto, a quien "le costó un trabajo bárbaro localizar" al no estar disponibles al público en internet los teléfonos ni direcciones de correo electrónico.
En un primer correo dirigido a Saucedo, Velásquez le expuso cómo es que su familia posee algunos objetos pertenecientes a Comonfort y su deseo de entregarlos a un museo para su buen resguardo.
Se presentó como nieto de Manuel Velázquez Méndez, un combatiente con los hermanos Serdán en la batalla de Santa Clara de 1910, y sobrino del presidente Comonfort.
"Revisando una bodega nos encontramos con unas fotografías y otros dos materiales que consideramos deben quedar bajo resguardo de la Nación en el Museo de Palacio Nacional o donde uds dispongan para que se les cuide y proteja pues forman parte de la herencia histórica de nuestro país", escribió Velásquez, quien remitió fotos de los objetos.
También le solicitó que lo refiriera a otro museo en caso de no ser de interés para el recinto de Palacio Nacional. Velásquez ofreció incluso viajar de Puebla, donde reside, a la Ciudad de México para mostrarle los papeles y objetos.
Al cabo de unas semanas, la historiadora terminó por dirigirlo con el historiador Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia, pero sin darle ni teléfonos ni correos electrónicos para localizarlo.
"Ahí me tienes (buscándolo) por la página web, nadie me contestó (el teléfono)", se queja.
Velásquez entonces pidió a Saucedo una vía para contactar a la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller, presidenta honoraria del Consejo Asesor de la Coordinación de la Memoria Histórica y Cultural, a quien dirigió un correo el 2 de marzo.
Al día siguiente recibió respuesta de la historiadora Gabriela Pulido donde le pregunta sobre la existencia de un inventario de los objetos y "conocer su decisión respecto a este patrimonio familiar" para hacerse una idea de dónde dirigirlo, si se trata de una donación u otra cesión.
Le plantea que no le es posible darle el correo de la doctora Gutiérrez Müller, pero le propone tratar el asunto desde su dirección.
En una segunda comunicación del 15 de marzo, Velásquez envió a Pulido fotografías de los materiales y le plantea la intención de un comodato similar al hecho por la familia con el Museo Regional de la Revolución Mexicana, en Puebla, de 2010, mientras se les asegure un verdadero interés "en tenerlos y protegerlos".
Puso al tanto de la funcionaria las gestiones sin éxito con Saucedo, en Palacio Nacional, y en el Museo Nacional de Historia.
"Total que no hay un mecanismo o procedimiento para personas que tenemos estos materiales y poder prestarlos o donarlos para su exhibición, una desgracia", escribió Velásquez.
Dos días después, Pulido le respondió que "con miras a que estos objetos puedan ser protegidos y quedar resguardados en una institución que garantice su salvaguarda", buscará un acercamiento tanto con la SEP como con el INAH.
Y una semana después, poder proponerle un plan a seguir. "Le enviaríamos algunas propuestas de instituciones que podrían recibir en comodato sus bienes", pero desde entonces ya no hubo ninguna otra comunicación.
"Yo desearía que me hicieran caso, primero", dice Velásquez, dispuesto a entregar los bienes en comodato.
"¡¿Cómo es posible que no haya un conducto donde a la gente le digan claramente si usted tiene materiales históricos, hable a este número, lo vamos a asesorar, lo vamos a visitar?! Si no es el ahí se va", añade.
EL ACERVO A RESGUARDAR
Aunque no se trata de un acervo grande, entre los papeles y objetos que la familia Velásquez está dispuesta a entregar en comodato figuran el Decreto que levanta la intervención de los bienes del clero de 1856, una Constitución de 1857 salida de la imprenta de Ignacio Cumplido con anotaciones a mano que, supone la familia, podrían ser del político del Partido Liberal, además de un nombramiento militar firmado por Comonfort, cuando era Gobernador de Tamaulipas.
Además de un par de fotografías del político y militar, un programa del Teatro Nacional del 2 de agosto de 1857 de una función del "hermoso drama popular" en tres actos Los dos Vireyes (sic) de José Zorrilla, monedas de época, 80 libros del siglo 19, pinturas y daguerrotipos de la época y métodos de enseñanza del piano en boga.
Al morir Comonfort en 1863, su sobrino Manuel Velázquez Méndez aún no nacía, por lo cual es de suponer que el político y militar entregó estos materiales en vida o por conducto de sus familiares a la familia de Velásquez (con el tiempo el apellido cambió la "z" por "s").
Velásquez insiste en la urgencia de preservar estos bienes.
"Esto ya no es de la familia Velásquez, ya son bienes de la Nación".
EN PUEBLA SÍ PROSPERÓ
En 2010, la propietaria del acervo Aminta Graciela Velázquez entregó en comodato al Museo Regional de la Revolución Mexicana, Casa de los Hermanos Serdán, en Puebla, un número de objetos que pertenecieron a su padre, Manuel Velázquez Méndez.
El museo decidió abrir una sala dedicada al combatiente que peleó con los hermanos Serdán, uno de los cuatro sobrevivientes de la rebelión maderista del 18 de noviembre de 1910, en el Estado.
"Le dieron importancia y mucho valor a otro combatiente del que no se sabía nada", expone Velásquez, nieto de Velázquez Méndez.
Entre los objetos dados en comodato figuran el relato de lo sucedido aquel día, ejemplares de El Imparcial, monedas y un estandarte con la fotografía de Máximo Serdán, hermano de Carmen y Aquiles.
Bastó una llamada al museo regional para que Patricio Solano, quien lo dirigía entonces, acudiera de inmediato para sellar un convenio de comodato con la familia que han renovado desde entonces.
"Es oro puro", les aseguró Solano entonces.
La familia espera que algún día los objetos de Ignacio Comonfort corran con igual suerte.