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María Reyna, la creadora de la ópera mixe

La soprano mixe María Reyna rememora sus años como trabajadora del hogar, cuando emigró para perseguir el sueño de ser cantante

Cd. de México

Foto: Agencia Reforma.María Reyna, la creadora de la ópera mixe

 Nacida en Santa María Tlahuitoltepec, tierra de músicos, canta desde niña. Pero decidió salir a los 15 años a Guadalajara para poder educar su voz porque, aunque abundan las bandas filarmónicas en su pueblo, no hay clases de canto.

 Cantaba con grupos versátiles y concursaba en las fiestas patronales donde ganaba electrodomésticos. Su propia madre, campesina como su padre, la alentó a irse, le dijo en mixe, su lengua materna: "Detrás de esa montaña, hay una vida diferente".

 "Trabajar en casa es una vida difícil", dice la cantante. Con su primera empleadora, Patricia, aprendió español y a usar los cubiertos, con cuchara y tenedor. En su siguiente trabajo, en casa de unos médicos, un día pusieron música de la Banda Filarmónica de Tlahuitoltepec, sin saber que ella era de allá. Al escucharla, se echó a llorar: "Es mi casa, pero quiero estudiar".

 María Reyna intentó en la UdeG y estuvo tomando cursos, pero no la aceptaron por no saber leer música. Ese día salió muy afectada, triste. "¿Será que esto no es para mí?" y camino al centro de la ciudad, se encontró con una escuela chiquita donde preguntó por las clases de canto.

 La recibió el compositor y director Joaquín Garzón, un primer encuentro que resultaría decisivo para el futuro de la soprano. Él aceptó escucharla. Empezó a cantar "No quiero estar ahí", una canción de moda, y la acompañó al piano.

 María Reyna salió de la escuela con la promesa de volver, pero no lo hizo porque no podía pagar las clases, en ese tiempo pagaba renta y ganaba muy poquito.

 Intentó buscar otro trabajo donde le pudiera ir mejor en otra colonia de Guadalajara sin dejar de pensar en el canto y buscando una escuela, volvió a toparse con Garzón. En ese otro lado de la ciudad tenía una academia. El reencuentro fue definitivo.

 A partir de 2009 fue su alumna, pero María Reyna aún sufría para pagar las clases, a veces ni comía ni cenaba. Garzón y su esposa Gabriela Avendaño, dueños de la escuela, le abrieron su cocina para que pudiera comer.

 Hasta que un día, María Reyna tomó la decisión que considera la "más grande" que ha tomado. Sus empleadores de entonces le dijeron que cantar no la iba a llevar a ningún lado y mejor se quedara en la casa.

 "Yo les dije no señores, yo vengo a cumplir mis sueños, yo quiero trabajar de lo que me gusta y no me voy a quedar aquí en casa", les replicó. Al enterarse, la familia Garzón reaccionó de inmediato: "Salte de ahí". A partir de esa noche, y durante seis meses, la escuela fue su hogar.

 Garzón, quien le enseñó la técnica operística, le insistía en que debía ser auténtica y tanto que extrañaba su lengua, por qué no cantaba en mixe. María Reyna comenzó a cantar "Tääk´Unk" (Madrecita en lengua mixe ayuujk): "Madre, por siempre te llevo en mi corazón" mientras lloraba de nostalgia por su madre, la mujer más importante de su vida, que no entiende español.

 Era el nacimiento de un nuevo género: Ópera Mixe.

 Con los arreglos de Garzón grabaron juntos un video con la canción original de Talemón Vargas, y lo colgaron en redes sociales. Ese 2012 recibió la invitación para cantar en Oaxaca y ser la voz de las mujeres indígenas y afrodescendientes, cantó en mixe, zapoteco e italiano, idioma que aprendió por su formación operística.

 "El 21 de noviembre (de 2012) me dieron mi nombre de soprano mixe", asegura.

 María Reyna no pensaba estudiar ópera, un género que ni conocía. "Es más, yo le decía a mi maestro ¿qué es eso? Yo no voy a cantar así, la muchacha está gritando".

 Pero Garzón le planteó que si quería ser una cantante profesional tenía que aprender la técnica y en el camino encontrarían quién era María Reyna.

 Y así fue: cantar en mixe y otras lenguas originarias como soprano, le descubrió un mundo.

 "Ópera mixe" es una fusión de música clásica y jazz contemporáneo cantada en lenguas originarias.

 María Reyna atiende a una frase de Garzón que la marcó: "Cuando él me conoció me dijo una frase muy importante: 'para ser internacional hay que ser profundamente regional'".

 Comenzó a tener una presentación al año, pocas, pero importantes. En 2012 en el Teatro Juárez y en 2013 colaboró en un disco con Natalia Lafourcade, Lila Downs y Ely Guerra, entre otros artistas y se presentaron en la explanada del Palacio de Bellas Artes ante miles de personas.

 "Me tocó estar con Natalia Lafourcade, pero yo era una novata. Me dijo: 'no te preocupes, tú puedes, en el escenario cierra los ojos y canta'. No la he visto pero siempre se lo voy a agradecer".

 Luego en el INALI, el Castillo de Chapultepec y la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Todavía seguía trabajando en casa.

 En 2016 fue invitada a Chile para representar a México. "Me fue de maravilla, ahí sí dije esto es para mí, me trataron como una reina". Se acordó de las dos primeras personas que le dieron trabajo, Patricia y Marichuy, "ángeles en su vida". Una de ellas le enseñó cómo sostener una copa de vino para cuando brindara con gente importante. Y el día llegó, compartió mesa con el Presidente de Chile.

 Ya volvió a Oaxaca, al auditorio de la Guelaguetza y la banda filarmónica del CECAM, de su natal Tlahuitoltepec. En 2019, presentó su disco Orgullosa soy raíz, en el Teatro de la Ciudad.

 El disco levantaba vuelo y María Reyna se veía en un dilema: tenía una gira y le avisaban que tendría un cargo comunitario como secretaria de Salud en Tlahuitoltepec. Se debatía pensando cómo haría para cumplir con ambas tareas.

 Pero vino la pandemia, la gira se pospuso y María Reyna, que salió a los 15 años de Tlahuiltoltpec volvió a su comunidad como una mujer de 30.

 Su madre, sabia, tenía razón más allá de la montaña había una vida diferente.

 Este sábado se presenta en el Auditorio Blas Galindo del Cenart a las 19:00 horas y en julio, se estrenará el documental "Yo soy la reina".



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