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Resuena la voz de Esther Seligson

Una afortunada circunstancia editorial ha hecho coincidir, con apenas unos meses de distancia, el relanzamiento de dos libros fundamentales para adentrarse en el complejo universo literario de Esther Seligson (1941-2010)

Por un lado asoma la joven narradora de prosa lírica de su primera novela corta, Otros son los sueños (UNAM), y, por el otro, está la poeta mística y directa que fue en sus últimos años y que se revela en la antología Islas a la deriva y otros poemas (Fondo Editorial Estado de México, FOEM).

Resuena la voz de Esther Seligson

 "Nos hablan, para mí, de un temperamento polimorfo en la obra de Esther Seligson; ella era una escritora que buscaba no repetirse, que tenía sus pasiones, ella decía que no tenía obsesiones, sino que tenía pasiones, y que eran las que estaban resonando siempre en su escritura", destaca.

 Pasiones que, como queda claro en ambos libros, nunca utilizaban el mismo vehículo para expresarse, como una de las características definitorias de la autora mexicana que, aunque ya es atesorada por generaciones de lectores, sigue ofreciendo nuevas formas de accesar a su obra.

 "Cada nuevo libro era una búsqueda muy distinta en términos técnicos, o de expresión literaria", señala Beltrán.

Narrativa lírica

 Seligson, quien cultivó prácticamente todos los géneros literarios y fue una querida profesora en el Centro Universitario de Teatro, inició su carrera como narradora.

 En 1973 publicó Otros son los sueños, una novela breve que, hace exactamente 50 años, le valió el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores.

 "Muestra el tipo de narrativa, de enfoque lírico, que ella exploraba en ese momento de su escritura, lo que sería la primera fase de su obra, una narrativa intimista, de exploración de las emociones, de exploración de la memoria", califica el editor.

 Puesto en términos llanos, la novela se trata de una mujer a bordo de un tren que se aleja de su esposo, en algo que ella misma califica, en ocasiones, como una huida.

 Decirlo sólo así, sin embargo, es pasar por alto la verdadera riqueza de la obra, que reside en los recuerdos, la imaginación, las ensoñaciones y las visiones que acontecen a la protagonista en su trayecto.

 "Había un propósito muy claro de no seguir presupuestos convencionales de construcción dramática, de trama, sino que más bien había una concentración en la exploración de uno de los grandes temas de la obra de Esther Seligson, que es la lejanía de la persona amada, la imposibilidad de un amor estable y permanente y todo el desasosiego que esto provoca", reflexiona Beltrán.

 Admiradora y estudiosa de la obra de Virginia Woolf, retoma en este libro ese ánimo experimental que muestra un "momento del ser" -como lo llamaba la escritora inglesa- de la protagonista, un punto crucial de su existencia donde el presente es asaltado por la memoria y por la imaginación.

 "Es un libro que exige a su lector una atención más detenida, que, aunque es un libro breve, no se recomienda tratar de leerlo en una sentada, es un libro que se va paladeando poco a poco, para dejar que esas divagaciones vayan sedimentándose en uno", recomienda el editor.

 "La ambición de este libro no es que el lector sepa qué le ha pasado al personaje, sino que el lector experimente el desasosiego y la introspección que está experimentando la protagonista, entonces es un libro muy performativo, un libro que por eso nos conviene leerlo con detenimiento", abunda.

 Y que retrata el ánimo de la época y las propias búsquedas de Seligson en el ámbito social.

 "Nos habla también mucho de la época, ese momento en el cual había, desde los 60, una crítica a las instituciones establecidas, como la del matrimonio, y una búsqueda del ejercicio de la libertad y de la sinceridad emocional en el plano de las relaciones amorosas", muestra.

 A 50 años de obtener el Premio Villaurrutia, Otros son los sueños vuelve a estar a la mano de los lectores, ahora como parte de la colección Relato Licenciado Vidriera de la UNAM, en un acto que Beltrán considera como uno de justicia.

Poesía desnuda

 Habiendo publicado de manera extensa y en muy diversos géneros desde 1969, no fue sino hasta el año 2000 que Seligson decidió lanzar al mundo su poesía.

 Un hecho que podría resultar insólito en la carrera de muchos autores, pero que en su caso era completamente explicable por su avidez de cambio entre un libro y el siguiente.

 "Por eso a mí no me sorprende que ella, en la parte última de su vida, se haya animado a publicar poemas porque, según ella una vez me confesó, empezó escribiendo poemas y escribió poemas mucho tiempo y no los publicaba", recuerda Beltrán.

 "No estaban a la altura de lo que ella buscaba, ella era muy implacable con su escritura, de tal manera que escribía textos que no se convencía de dar un editor, y ésa es una suerte como de faceta íntima de su escritura que no fue sino hasta el año 2000 que dio a conocer", ahonda.

 Para Beltrán, la poesía de Seligson ratifica la vocación lírica exhibida en libros como Otros son los sueños, pero con un cambio sustancial.

 "La transformación que hubo en el temperamento de Esther Seligson en ese paso de la prosa lírica a la poesía en sí, es que es una poesía mucho más desnuda, más sintética, más concreta", refiere.

 En la nueva antología, Islas a la deriva y otros poemas, publicada por el FOEM, incluye poemas de sus obras Rescoldos (2000), Alba marina (2005), Oración del retorno (2006) y el póstumo Escritos a mano (2011), que, a decir de Beltrán comparten un tema.

 "El tema de la Diosa Madre, de la relación con la madre primigenia, que le da un toque de exploración mística a esta fase de la obra de Esther Seligson, una exploración mística que se da desde la búsqueda de un diálogo, o por lo menos de una interlocución, con la Madre, con mayúscula", desarrolla Beltrán.

 Una exploración, como sugiere también el antologador, que pudo haber sido impulsada por el fallecimiento de la madre de la autora, ocurrida años antes, en 1997.

 Asimismo, dos de los poemas del libro, "Islas a la deriva" y "Alba marina", se refieren a la muerte del hijo de la autora, Adrián, un hecho que marcó un doloroso parteaguas en su vida que la llevó a otro camino literario.

 "Una exploración muy concreta del dolor, de la soledad extrema en la cual se experimenta el dolor, y creo que el hecho de que ella misma se planteó siempre un ejercicio heterodoxo de la maternidad, alejada de las imágenes de la resignación, de la sumisión, o del acatamiento de moldes tradicionales y convencionales; ella era una madre muy heterodoxa", reflexiona.

 Dos episodios tan íntimos en la vida de Seligson que terminan por expresarse en una poesía desnuda, de exploración mística, para hablar sobre el dolor.

Obra por descubrir

 A 13 años del fallecimiento de Seligson, su obra ha logrado mantenerse bien editada, de manera reciente, en sus facetas como cuentista, poeta y novelista.

 Hay una, sin embargo, que todavía necesita de una actualización.

 "Es su faceta como ensayista la que requiere una, creo yo, puesta al día, que la verdad sí sería una muy agradable sorpresa para los lectores que no hayan podido comprar (la antología) A campo traviesa, que hace casi 20 años que salió", pondera Beltrán.

 Con textos sobre literatura, filosofía y religión, el pensamiento de Seligson, de gran erudición, podría ser bien recibido por una generación que la está buscando actualmente.

 "Aunque Esther Seligson fue una autora que se mantuvo en los márgenes del ámbito literario, y prácticamente la mayoría de sus libros los publicó en editoriales independientes, universitarias, me ha dado mucho gusto ir comprobando los últimos años cómo hay un mayor interés por sus libros de parte de lectores jóvenes, sobre todo", celebra el editor.

 "El hecho de que luego uno encuentre en redes sociales quienes citan sus poemas, citan sus aforismos, o quienes presumen que acaban de comprar tal libro de Esther, o que andan buscando un libro de Esther que se les antoja mucho leer, explica que esa búsqueda tan auténtica, tan honesta y tan íntima en la escritura que ella ejerció está resonando con nuevas generaciones de lectores", declara.

 Beltrán, quien fue su editor durante años, así com su alumno, fue el encargado de publicar de manera póstuma, por instrucciones de Seligson las memorias de Todo aquí es polvo (2010), el volumen de varia invención Escritos a mano (2011) y otro de ensayos llamado Escritos a máquina (2012).

 De la obra, explica, sólo queda por publicar la correspondencia con el filósofo Emil Cioran, volumen que, también a petición suya, debe esperar un tiempo más en salir a la luz.

 "Le pesó, en cierta forma, al final de su vida, sentir que nada más se le identificaba como la traductora de Cioran, dejando de lado su faceta como creadora de literatura", explica Beltrán.

 Mientras tanto, como en el caso de Otros son los sueños e Islas a la deriva y otros poemas, Beltrán no ceja en su esfuerzo de seguir poniendo la obra de Seligson en las librerías.

 "Yo he estado por ahí mandando cartas a Santa Clos, confiando que alguna tenga una respuesta positiva, y son procesos tardados que venturosamente en algún momento se lograrán", dice sobre los libros futuros de la autora.

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