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Un duelo en clave poética por Almudena Grandes

Luis García Montero halló en la poesía la forma de despedir a la escritora Almudena Grandes, su pareja por 30 años y quien falleció en 2021

CIUDAD DE MÉXICO.-"Todo empezó hace poco más de un año. Revisión rutinaria, tumor maligno, buen pronóstico y a pelear", daba a conocer la escritora Almudena Grandes en 2021, un mes antes de fallecer.

Un duelo en clave poética por Almudena Grandes

 La partida de la autora española, a los 61 años, fue el punto final de aquel intenso año y tres meses de tratamiento, cambios en la rutina diaria y profundas emociones, encarando la enfermedad con amargo optimismo.

 "Le diagnosticaron un cáncer que tenía que ver con el endometrio. Y hubo una primera operación; parecía que la cosa podía ir bien, tuvo tratamiento de quimioterapia", cuenta en entrevista el poeta Luis García Montero (Granada, 1958), su compañero de vida durante tres décadas.

 "Después el cáncer se le reprodujo y le afectó al hígado. Y ahí se provocó la situación final que condujo a la muerte", continúa el actual director del Instituto Cervantes, quien se valió de la poesía para dar respuesta a una experiencia tan dolorosa como la enfermedad y deceso de la madre de sus hijos.

 El resultado de ello es el libro que lleva por título, precisamente, Un año y tres meses (Tusquets, 2022). Sucinto y conmovedor volumen en donde García Montero comparte en clave poética pasajes de ese duro proceso que atravesó la pareja literaria, del cual Grandes no sobreviviría.

 "No has querido quedarte ingresada esta noche", escribe. "Al regresar del frente / en la luna menguante se dibujan / las palabras amor y resistencia. / Nada saben de pólvora ni de redes clandestinas. / Con pocas fuerzas hoy, / el cielo de Madrid nos mira triste. / Una vez más nos faltan aliados / en las trincheras últimas de nuestros corazones".

 "Es la historia de una enfermedad, en la que está el miedo, está la esperanza, está la necesidad de cuidar y de ser cuidado", detalla el poeta. "Es un proceso donde se pasa de un dolor muy grave a una búsqueda de serenidad en los recuerdos, en el tiempo compartido".

 El último paseo de verano; el inesperado diagnóstico; los afectuosos cuidados; la Navidad sin cabellera, y el fin de año en el quirófano, figuran en este anecdotario poético del granadino, quien también pone en palabras el dolor ante la pérdida, los recuerdos convocados por la ausencia y la soledad de un hogar sin su compañera.

 "Lo vacía que está una nevera llena, / la soledad de una toalla / al lado de la ducha, / el teléfono inútil al llegar al hotel", plasma García Montes en su libro.

 "Nunca tuvimos fe, / pero teníamos palabras / para darnos las gracias, para decir adiós, / para ponerle nombre al no saber (...) / para cerrar los ojos, tu cabeza en mi hombro, / en un viaje infinito / en el que sigo todavía".

 Este título es, sobre todo, una celebración de esa larga historia compartida -"es una alegría haber podido disfrutar de un amor durante 30 años", remarca el poeta-, así como de la felicidad de poder cuidar de la persona amada. Particularmente después de una pandemia en la que muchos tuvieron que morir aislados de los suyos.

 "En la medida en la que se van perdiendo las fuerzas físicas, el amor se convierte en un baluarte y en un refugio", sostiene el director del Cervantes.

 "El verdadero amor, las relaciones amorosas, tienen que ver con la solidaridad, con la necesidad de cuidar y de ser cuidado", remarca el poeta, quien ve en esto la mejor oferta política que puede llevarse de la intimidad hacia el espacio público. "Desde luego, desprecio cualquier relación que se quiera basar en la dominación en vez de en la solidaridad".

 A partir de sus presentaciones en España y ahora también en México, en el Centro Cultural de España y en las Jornadas Pellicerianas en Villahermosa, Un año y tres meses ha hecho que de pronto se acerquen a su autor tanto enfermeras y cuidadores como gente que ha perdido a alguien cercano. De lo cual ha observado el valor de la poesía para defender la dignidad humana.

 "De pronto convertir en una meditación ética el proceso de la enfermedad, a mí me ha descubierto que la poesía puede pasar a formar parte de la educación sentimental de la gente cuando habla de las cosas que le afectan", opina García Montero.

 Y si bien entre sus poemas ha enunciado su luto, con esos meses que "todavía / tienen la luz de un pésame difícil", más el juicio final de "saber si es peor / la suerte del que muere o del que permanece", el poeta resalta que los numerosos y cálidos homenajes a la memoria de Grandes han hecho más llevadero todo esto.

 "De verdad, a la familia, a nuestros hijos y a mí, nos ha consolado mucho, aparte del dolor inmediato, ver el cariño con que la gente recuerda a Almudena", dice, refiriendo que se han nombrado bibliotecas en su honor, así como una estación ferroviaria en Madrid, por donde ahora le emociona mucho viajar.

 "Ese recuerdo popular en homenajes que continúan después de un año y unos meses yo lo agradezco mucho, porque es una respuesta a la calidad humana y literaria con la que Almudena trató su trabajo y trató a sus lectores", subraya García Montero.

 Los restos de la autora de obras como Las edades de Lulú o El corazón helado están depositados en el Cementerio Civil de Madrid. Y no por una decisión fortuita.

 Ella misma había manifestado su deseo de pasar la eternidad junto a los suyos, en este panteón creado a mediados del siglo 19 para albergar a librepensadores, ateos, sindicalistas, heterodoxos, protestantes, masones, suicidas y judíos.

 Una estancia que el propio Luis García Montero le garantizaría, como una declaración de amor.

 "Nosotros nos conocimos en un congreso de escritores a principios de los 90", recuerda el poeta.

 "Al final decidimos vivir juntos. Y después de un tiempo, cuando ya se consolidó nuestra relación, la manera que yo tuve de decirle esa cosa que se dicen los enamorados de 'hasta que la muerte nos separe', que esto iba a durar hasta nuestra muerte, fue en buscar una tumba en el Cementerio Civil de Madrid y regalársela a ella".

 Esa militancia de izquierdas, presente desde el inicio, consolidó el lazo entre ambos autores; más aún, García Montero lo ve ahora como parte del cuidado que se profesaban mutuamente.

 "Cuando yo conocí a Almudena y la llevé a Granada a que conociera a mi familia, a donde primero la llevé fue al Barranco de Víznar, donde están enterrados los restos de Federico García Lorca y de 3 mil granadinos que fueron ejecutados durante la Guerra Civil española

 "Y le dije: 'Mira, aquí está enterrada parte de mi familia; si yo me dedico a la literatura, a la poesía, si yo te he conocido como poeta y tú como escritora, es porque me siento heredero de la gente que está enterrada aquí'", rememora el director del Instituto Cervantes.

 Eventualmente, la propia narrativa de Grandes mantendría una historia similar, pues su compromiso ideológico y vital la empujó a que casi toda su obra girara en torno al franquismo y la herencia que éste había dejado.

 Sensibilizada y conectada con el movimiento de memoria histórica, Grandes concibió los "Episodios de una guerra interminable", una saga de seis novelas que atravesaban lo peor de la historia del siglo 20.

 Cuando la noticia de su muerte resonó en la jornada inaugural de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, donde colegas y visitantes le dedicaron un minuto de silencio, la escritora chilena Diamela Eltit sencillamente sentenció: "Es un día oscuro para la literatura en lengua española" (REFORMA 28/11/2021).

***

 No me quejo tampoco

 de los cuidados paliativos,

 la memoria con gasas

 y la conversación inevitable.

 No me quejo de verte morir entre mis brazos.

 (...)

 Comprendí el argumento de esta historia

 en la noche estrellada,

 una historia de amor,

 este año y tres meses,

 estos días finales que ya son,

 ahora, recordados,

 los más felices de mi vida.

 Luis García Montero, Un año y tres meses



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