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#DomingoGamer Dying Light 2 Stay Human

Techland, el estudio de origen polaco y con vasta experiencia en la creación de videojuegos con temática zombie como Dead Island, estrena a Dying Light 2 Stay Human, una interesante propuesta que combina elementos de parkour, aventura, acción y RPG

Acompáñanos en este #DomingoGamer a la ciudad de Villedor, un lugar sumido en la crisis y caos por un contagioso virus que transforma a las personas en agresivos muertos vivientes. A través de los ojos de Aiden, el protagonista de la historia, te mostramos los aciertos y los tropiezos de este videojuego.

#DomingoGamer Dying Light 2 Stay Human

Han pasado más de 20 años desde los eventos de la ciudad de Harran, el epicentro donde emergió el virus que convirtió a las personas en zombis hambrientos por carne fresca. Durante algún tiempo, la civilización encontró una cura, pero la ambición de una organización global por desarrollar un arma biológica con propósitos militares, derivó en una variante más agresiva del virus que provocó la caída de la humanidad.

Ahora nos encontramos en el año 2036. El mundo regresó a una era feudal donde la peste acecha por las noches en forma de horrendas criaturas, la única forma de estar seguro es en los tejados y armarse de lámparas ultravioleta, como si fueran escudos contra los zombis.

En este mundo postapocalíptico donde todas las vías de comunicación inalámbrica son casi inexistentes, la única forma de contacto entre los distantes asentamientos humanos son los peregrinos, un grupo de valientes individuos que recorren largas distancias para llevar mensajes.

Uno de estos heraldos es Aiden Caldwell, el protagonista de la historia, cuyo único vehículo son sus piernas y brazos para avanzar sobre territorios desafiantes con la misión de resolver un rompecabezas de recuerdos que no termina de armar y que lo orilla a enfrentar a su pasado.

¿Cómo se juega?

Dying Light 2 es un videojuego donde la campaña es el eje central. Incluye un modo cooperativo en el que puedes avanzar la historia o explorar la ciudad para matar algunos zombis. Honestamente, el título se disfruta más en solitario, pues a medida que avanzas en la historia, tu personaje evoluciona junto a ti, como jugador. Tienes la oportunidad de ir a tu paso para desgajar la historia, ya sea con las misiones principales o secundarias.

La duración aproximada de la campaña transcurre entre 25 a 35 horas, y la trama principal se divide en 22 misiones, cada una con muchísimos objetivos específicos que dependiendo de la complejidad de los puzzles, diálogos y exploración de mapa, te tomarán algo de tiempo en completar.

Es un juego que demanda tiempo, pues hay misiones secundarias que aceleran las habilidades del personaje. Una de las novedades que incorpora, es la posibilidad de moldear la historia según las decisiones que tomes, así que relájate y siéntate en la silla del director de la vida de Aiden Caldwell.

También incorpora elementos RPG que hacen mancuerna con la acción, aventura, sigilo y lo mejor de todo: el parkour, una característica inspirada de la bien lograda serie de Mirror's Edge que se mezcla con la temática Zombie y el género FPS. Techland, el estudio detrás de esta obra, es experto en ello pues en su oferta de juegos se encuentran Dead Island y Call of Juarez, dos inolvidables de la generación de Xbox 360 y PS3.

A nivel visual, el juego está espectacular, aunque no tanto como lo mostrado en el gameplay técnico del E3 de 2019. Se aprecia un ligero downgrade en detalles de edificios y animaciones de parkour de Aiden; tampoco algunas funciones mostradas en el pasado están el título final, como la posibilidad de descender desde un edificio acuchillando un largo cartel.

Pese a estas ausencias, hay un trabajo bien logrado en el diseño de escenarios. La mayor parte del juego sucede en la ciudad de Villedor, que ofrece una variedad de edificios con protuberantes cornisas que facilitan el agarre de Aiden. En las calles lucen los vestigios cuando la ciudad se enfrentó al auge del virus, un nivel de detalle que recuerda a The Division.

El modelado de los personajes, la ropa, armas, vegetación son un deleite visual. Es un título que debe jugarse con pantallas de gama alta y de preferencia a altos niveles de fotogramas para que sea más inmersiva la experiencia sandbox que ofrece el juego. También es recomendable usar unos buenos audífonos, pues el diseño sonoro me dejó sorprendido al recorrer las calles de Villedor y encontrarme con zombis devorando cuerpos. Pude apreciar el movimiento de sus mandíbulas despiadadas al masticar los retazos de carne de un cadáver.

La banda sonora y los sonidos incidentales que surgen mientras te persigue una horda de muertos, o cuando estás en un punto decisivo de la historia, acentúan la narrativa. La combinación de sonidos techno con orquesta refleja el mundo de Dying Light, donde lo viejo y lo nuevo choca. Lo mismo ocurre con la historia, pues a veces los vivos dan más miedo que los muertos.

Hablemos de la historia sin arruinarte nada. Antes de llegar a Villedor, Aiden tuvo que recorrer una enorme distancia en compañía de Spike, un personaje con un rol fugaz que conecta con la primera entrega y te ayuda a comprender los movimientos más básicos, como saltar, correr, atacar y hacer parkour. También nos enseña a preparar medicinas a partir de elementos naturales, como la miel y manzanilla.

Los pequeños arcos narrativos cuando conoces a un nuevo personaje refrescan cada tanto a la trama. Me agradó mucho que empatizas con otras personas a tal grado que se ganan tu confianza, pero en algún momento te cuestionas si esa amistad es real o no, pues al final del día estamos en el fin del mundo y cada uno ve por su propio beneficio, aquí es donde tus decisiones comenzarán a ganar peso.

El doblaje me pareció adecuado, pero no se siente realista, en especial cuando escuchas a los enemigos humanos. Sus líneas a veces resultan fuera de tono, no te dan la sensación de que quieran eliminarte. Se extrañan frases que te pongan la piel chinita.

Tal vez te cuestiones si es necesario jugar la entrega anterior. La verdad es que no, Dying Light 2 se sostiene con sus propios personajes y no depende de una comprensión detallada de lo que pasó en Harran. La trama no es original ni ofrece giros argumentales que te dejen con un factor sorpresa difícil de digerir, pero te planta algunas travesuras con referencias a otros universos, como Resident Evil, The Walking Dead y The Last of Us.

En una escena te encontrarás a León y Chris, y no hablo de los protagonistas de Resident Evil, sino de dos NPC con apariencia similar; en un edificio de la ciudad verás el cartel de The Walking Dad, el musical de un padre que seguro recuerda al drama de Rick Grimes; por último, para hacer algunos medicamentos requieres del hongo Cordyceps, que por fortuna no te convierte en un chasqueador de The Last of Us.

Retomando la jugabilidad, Dying Light 2 tiene un fuerte componente de aventura gráfica que moldea la historia según tus decisiones, aunque no de una manera sustancial. Los momentos donde tienes que elegir algo trascendental son muy reducidos. Lo que compensa esta situación son algunas situaciones donde ponen a prueba tu moral, ya sea para mentir y obtener ciertas respuestas para alcanzar tus objetivos, o tener que asesinar a alguien que pensaste no hacerlo.

La campaña tiene un nutrido número de misiones, pero a veces se tornan repetitivas. La fórmula constante es la siguiente: te encuentras con un personaje que te reconoce como un peregrino, te llena de halagos o tiene una pieza del rompecabezas que deseas resolver, después te pide que vayas hasta el otro extremo de la ciudad y te metas en un edificio o túnel atestado de muertos vivientes para extraer algún elemento o recibir inteligencia para el siguiente nivel.

Entiendo que Techland hizo esto para presumir la majestuosidad del mapa, que debo decirlo, es enorme, bello y lleno de sorpresas, sólo que peca de abusar de la fórmula. Por fortuna, cuando termina cada misión encuentras baúles con recompensas que te ayudan a subir de nivel y, por ende, a desbloquear nuevas armas, habilidades de combate y movimientos de parkour.

Lo más divertido es cuando exploras el mapa y notas la transición del día a la noche. Con el Sol te encuentras con los NPC en alguna situación ominosa, como un funeral en medio de la calle, o en algún tejado cantando alegorías sobre supervivencia o contando anécdotas sobre infectados. También te puedes enfrentar con los Renegados, una facción antagonista de humanos que mantiene bajo el azote a los sobrevivientes. 

De noche, te pones a prueba con la variedad de monstruos que salen de los edificios en búsqueda de tus sesos. En la penumbra, Aiden obtiene un extra en bonificaciones de experiencia en buena medida porque se arriesga más el pellejo. En medio de la oscuridad te encuentras con los aulladores, una criatura que llama a hordas de caminantes para matarte y, para hacer más complicada la cosa, el protagonista tiene un umbral de tiempo para permanecer en la oscuridad, ya que cuando se agota, la salud decae y poco a poco comienza a morir.

En edificios con total ausencia de luz te puedes encontrar a los coléricos, la especie de zombi que más me aterrorizó porque es la más fuerte y tiene una impresionante velocidad. En estos casos lo mejor es el sigilo y la huida. También se suma un gigantesco monstruo con un brazo demoledor que te noquea inmediatamente cuando te ve.

La única forma de salvarte en la noches es acudir a casas de seguridad que desbloqueas a medida que avanzas en la campaña. Estos lugares tienen lámparas de luz ultravioleta que repelen cualquier muerto hambriento, también incorporan una cama donde puedes descansar para curar tus heridas y hacer que el tiempo avance hasta el amanecer.

En estos lugares te encuentras con comerciantes que te proveen de armas y de aditamentos como medicinas y otros consumibles que potencian tu movilidad. La mayor parte del armamento que usarás a lo largo de la historia son palos, machetes, hachas y espadas. Éstos se pueden modificar para darle más puntos de poder, algo conveniente en combates contra jefes, sin embargo poseen una vida útil limitada que se acaba después de algunas bajas que realizas.

Otra punto que añade versatilidad al juego es el árbol de habilidades. Por ejemplo, si el jugador tiene un estilo más agresivo y de combate, puede apoyarse más en desbloquear nuevas maneras de acabar con los enemigos con las armas, o si lo prefiere puede mejorar sus destrezas de movilidad para planes de escape más rápidos.

Más adelante en la campaña tienes acceso a un garfio y un parapente que resultan de utilidad donde hay pocos puntos de agarre o cuando subes hasta el techo de un rascacielos y quieres hacer un terso descenso sin que tengas que molerte en una fatal caída. Estos elementos son importantes, pero no tan necesarios como una lámpara de luz UV que también adquieres horas después en la campaña.

Para las misiones en lugares con ausencia de luz hay que ir bien previsto de medicina, la lámpara UV para repeler zombis y hongos UV que incrementan tu inmunidad durante algunos segundos, recuerda que Aiden no puede permanecer mucho tiempo en la oscuridad ,de lo contrario morirá. También tiene a disposición un biomarcador, una pulsera que no puedes controlar, pero te indica con su alarma cuándo estás llegando a los puntos críticos de baja inmunidad.

¡Lo mejor!

La temática de mundo abierto y la posibilidad de ir a donde sea te dan una oportunidad para hacer 'loot' de armas, consumibles, medicinas, además de que puedes ayudar a los NPC en ciertas tareas que te recompensarán, o tal vez puedas ser el héroe del día al enfrentarte contra una banda de Renegados que están a punto de ejecutar a algún ciudadano, o si lo prefieres, puedes sentarte en alguna fogata y escuchar una canción 'a capella' de alguna sobreviviente. Y lo que a mí me dio paz en este mundo devastado fue subir al punto más alto de la ciudad y contemplar el atardecer.

También merece una mención positiva el sistema de parkour que se siente intuitivo, fluido y con más movimientos respecto al primer videojuego, Techland mejoró cada detalle y se disfruta más cuando accedes a más habilidades que vas 'leveleando' cada tanto.

El sistema de combate es otro de los puntos fuertes cuando te enfrentas con jefes zombis y humanos. Estas peleas en primera persona se sienten placenteras cuando conectas una serie de golpes que concluyen en una decapitación o mutilación de extremidades de tus enemigos.

Lo menos cool...

El juego tuvo varios colapsos que obstruyeron mi experiencia, incluso a mitad de alguna misión importante tuve que cerrar todo y perderme algunos avances cruciales. El error que más se repetía era cuando el sonido dejaba de funcionar o se quedaba trabado en un chirrido informático muy molesto. En estos casos tuve que cerrar el juego y volverlo a iniciar.

No fue nada grato jugar con la ansiedad de que aquella persecución climática que cuesta muchísimo superar, de repente dejara de funcionar, por fortuna, Techland ha sido transparente en sus redes sociales y ha tomado nota de estas incidencias, así que es seguro que cada tanto entregarán parches.

Además, la historia es repetitiva y algunas misiones de la trama principal se sienten de relleno como para abarcar más tiempo, lo bueno es que es un mundo abierto y tienes las misiones secundarias que son más cortas y puedes distraerte, con minijuegos contrarreloj o al sobrevivir una noche entera jugando a las escondidas con las hordas de zombis.

Lo que hizo falta...

Me hubiera gustado ver momentos mucho más épicos en la historia principal en los que te persigan monstruos y detonen tu adrenalina y más escenarios donde tengas que sobrevivir durante algún determinado tiempo oleadas de zombis. Ojalá llegue un DLC que nos ponga en la piel de algún personaje de la historia y a través de él enriquezcan los argumentos con más conspiración, decisiones difíciles de tomar y mejores diálogos.

El juego no añade un modo de Fotografía, que resultaría muy conveniente cuando no quieres hacer nada más que contemplar el horizonte.

Pese a que he anotado que es un juego que se disfruta más en solitario, hacen falta más opciones multijugador para invitar a amigos a una carrera por los tejados, por ejemplo.

¿Debería comprarlo?

Dying Light 2 Stay Human marca una evolución en varias categorías respecto al primer juego. Si disfrutaste del anterior, éste lo gozarás más con su refinada mecánica de movimientos de parkour que se mezcla con los combates que llegan a ser muy trepidantes, además hay una amplia gama de armas cuerpo a cuerpo, ya sea para machacar grandes grupos de enemigos o bien para mutilar a diestra y siniestra.

La historia es algo cansina y a veces no te lleva a resultados narrativos tan poderosos, así que no esperes grandes recuerdos, lo que sí te puedo decir es que hay más de un final y esto podría motivarte a tomar otras decisiones en una segunda aventura. Las misiones secundarias te mantendrán entretenido durante largos ratos, en especial si se llevan a cabo de noche.

Y si eres amante de los juegos en solitario, puedes darle una oportunidad, ya que el estudio prometió extenderle la vida de Dying Light 2 durante cinco años con DLCs de historia, eventos, locaciones y más objetos. Esto es una buena garantía, pues el primer Dying Light se mantuvo actualizado durante un largo tiempo.

TABLA

Dying Light 2 Stay Human

$1,059 en Xbox Series X, Xbox Series S, Xbox One, PS5, PS4, y PC

Calificación: 3.5/5 estrellas 

Clasificación: C, para adultos mayores de 18 años

Desarrollador: Techland

Distribuidor: Techland



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