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Busca idioma; halla el amor de su vida

14 de febrero. Día del Amor; estadounidense es ‘flechada’ por mexicano

Busca idioma; halla el amor de su vida

El gusto por querer aprender a hablar español y bailar salsa, llevó a la estadounidense Salome Cassia Ferguson a conocer el amor de su vida, un mexicano que llegó un buen día a la ciudad de Chicago en busca de aventuras.

De descendencia alemana, pero nacida en Estados Unidos, Salome radica en esta ciudad fronteriza desde hace más de ocho años junto a su ahora esposo y sus cinco hijos, tres niñas y dos varones.

Salome, quien como dicta su país natal, ahora utiliza los apellidos de su esposo, el mexicano Félix Soriano Reyes, siguió desde muy joven los latidos de su corazón, mismos que la llevaron primero a radicar a la ciudad de México y posteriormente a esta ciudad fronteriza.

Con un español bastante fluido, la joven madre, de 30 años, recuerda que desde su nacimiento hasta los 20 años  vivió en la ciudad de Chicago, ciudad en donde cupido hizo que conociera a quien desde hace 12 años es su marido, un mexicano que la conquisto por su actitud positiva y ganas de salir adelante ante cualquier panorama.

 La entrevistada recuerda que su esposo viajó a Estados Unidos, sin la documentación legal, hecho que no impidió que en corto plazo consiguiera trabajo y continuara sus estudios.

 Soriano recordó que cuando vivía en su país, una amiga la invitó a una escuela de baile, donde la dinámica seria aprender a bailar música salsa, cumbia y bachata, lugar a donde muchas personas latinas disfrutaban acudir.

 “Mi intención era aprender español y considere que estaba en el lugar adecuado porque iban muchas personas latinas a bailar” dijo la entrevistada.

 Sentenció que fue ahí donde conoció a quien poco tiempo después se convirtió en su esposo, un joven mexicano que llegó a Estados Unidos con la intención de “comerse al mundo”.

 Recuerda que desde un inicio, ella precisó que solo quería aprender español y el igual, la intención era aprender el inglés, por lo que a ambos les quedó claro que ninguno tenía otro tipo de interés o intenciones.

 Al paso de los días, la convivencia creció y se hizo muy cercana a tal grado que cada uno empezó a interesarse por los asuntos del otro y sin darse cuenta empezaron a enamorarse.

 Señaló que algunas actividades y religiones diferentes, los separaban en un inicio, por lo que Salome decidió un día ya no verlo, distanciamiento que duró unos seis meses, tiempo en el que Félix junto a unos amigos tuvieron un accidente, hecho que lo hizo cambiar de actitud y acercarse a la iglesia que ella frecuentaba.

Reconoció que fueron muchos aspectos y aptitudes las que hicieron que se enamorara de ese joven mexicano, quien tenía que regresar a su país natal.

“Lo conocí cuando yo tenía 15 años y nos casamos cuando tenía 18 años, en un inicio mi papá no estaba muy convencido de que fuera la mejor elección, pues ante su presencia mi novio en ese entonces se cohibía y casi no hablaba, lo que hacía pensar a mi papá que no entendía el inglés” dijo.

Recuerda que su papá se preocupaba por ella, pues el hecho de que una persona de origen mexicano le hubiera robado el corazón a una de sus hijas, no le agradaba y “menos cuando algunas personas le decían que los mexicanos no eran muy buenos con sus mujeres”.

Menciona que una vez que se casaron, vivieron dos años en Estados Unidos por lo que un día optaron por cambiar su residencia a la ciudad de México, ciudad en donde radicaron por 24 meses.

Posteriormente, ante la necesidad de poder trasladarse con mayor facilidad a Chicago, eligieron esta localidad para vivir, en donde gozan las ventajas que ofrece una ciudad fronteriza, vivir en suelo mexicano pero al mismo tiempo contar con los beneficios que ofrece el vecino país del norte.

Soriano, reconoce que añora algunas cosas de su país natal, pero agrega que se ha adaptado a la cultura mexicana, en donde sus sabores y tradiciones son factores que la han conquistado además de la convivencia familiar que aquí existe.

“Mi esposo viene de un familia numerosa, pero aunque a veces no están de acuerdo se apoyan y se quieren, siempre buscan un pretexto para reunirse, ver un partido de futbol, azar carne, en fin eso me gusta mucho de esta cultura, que a pesar de algunas diferencias que pudieran existir siempre están unidos” dijo.

Expresó que entre los platillos mexicanos que más disfruta se encuentran las carnitas, los tacos, tamales, el pozole, las tortas y pierna de puerco entre otros.

Reconoció que gracias a las enseñanzas de su suegra, ha aprendido a elaborar algunos platillos típicos y otros más con la ayuda de amigas y del internet.

Dijo que tanto ella como sus hijas e hijos disfrutan de los festejos que nos dan identidad como país, “nos gusta vestirnos como Adelita y al niño como Pancho Villa” y disfrutar de las tradiciones que tiene este país.

“Mis hijos son los que más disfrutan los festejos y tradiciones tanto de México como de Estados Unidos, pues celebran y viven los dos, así que ellos felices de poder conocer ambas culturas y dominar el español y el inglés”.

Mencionó que cada 14 de febrero acostumbran celebrar, algunas veces con una cena, otras prefieren irse solos, como pareja de viaje o en reunión con amigos.




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