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Acepta Maduro ayuda humanitaria de la Unión Europea y anuncia un lote de medicinas de Rusia

El régimen bolivariano reconoce por primera vez que necesita el auxilio internacional

Acepta Maduro ayuda humanitaria de la Unión Europea y anuncia un lote de medicinas de Rusia

Delcy Rodríguez, vicepresidenta del Gobierno de Nicolás Maduro, afirmó este jueves que Miraflores había entregado una lista de medicinas y alimentos a la Unión Europea para canalizar, a través de Naciones Unidas, un paquete de ayuda humanitaria y asistencia técnica al país latinoamericano por un monto comprendido en 1.760 millones de euros. 

Poco antes, en una intervención televisada, Maduro había comentado la noticia, aludiendo además a la pronta llegada al país de un lote de 300 toneladas de medicamentos desde Rusia, parte importante de ellos de alto costo, a través de la Organización Panamericana de la Salud.

Rodríguez afirmó que el acuerdo planteado, el cual fue posible gracias a las gestiones del denominado Grupo de Contacto (integrado por la Unión Europea y Uruguay), respeta los parámetros constitucionales del país y criticó con dureza el "show" que la oposición venezolana, apadrinada por Estados Unidos, tiene previsto hacer en la frontera ofreciendo un concierto para respaldar el ingreso de ayuda humanitaria. Maduro agregó que Venezuela “pagará, como lo ha hecho siempre, dignamente, dólar por dólar, euro por euro, estas donaciones”.

Las declaraciones de Maduro y Rodríguez han roto un dogma mantenido a rajatabla por todos los funcionarios importantes del chavismo en estos años: que en Venezuela no existe crisis humanitaria, que el país no necesita ayuda y que tal historia está siendo propagada de forma malintencionada por la oposición y los grandes medios de comunicación para fomentar una intervención internacional en el país sudamericano.

Las denuncias sobre la existencia de una crisis humanitaria en Venezuela —hechas por políticos opositores, activistas especializados, sociedades médicas y gremios farmacéuticos—, a raíz del agravamiento de la escasez de medicinas y alimentos, y la pérdida de poder adquisitivo a causa de la hiperinflación, tienen, al menos, cuatro años de existencia.

Al desmontarse los elementos formales de la economía de mercado en la producción y el comercio, la escasez, parcial o total, de productos elementales para la vida cotidiana —aseo, combustible, medicinas, pañales, fórmulas lácteas, comida y repuestos— comenzaron a escasear en Venezuela con una intensidad variable. La situación, relativamente manejable en el año 2010, comenzó a agravarse severamente con la llegada de Nicolás Maduro, a partir de 2014 el daño a las arcas de la República aumentó y la crisis se fue concretando, aunque jamás fue asumida como una realidad por el Gobierno bolivariano.

La escasez, el auge del hampa y la creciente diáspora de ciudadanos al extranjero, tres de los reproches más comunes de los voceros opositores al chavismo, eran asumidos con sorna y desdén por el aparato discursivo chavista, acreedor, hasta el año 2013, de un respaldo popular indudable en virtud de la efectividad de sus programas asistenciales.

Tanto Maduro como Rodríguez han declarado recientemente que la comida ofrecida por Estados Unidos y otros organismos internacionales para la población local estaba contaminada o tenía elementos cancerígenos. El ministro de Comunicaciones de Maduro, Jorge Rodríguez, declaró hace unos días que el Gobierno donaría a Colombia un amplio lote de cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), el subsidio de comida de carácter quincenal que el Ejecutivo ofrece a la población ante la escasez.

Recientemente, el régimen chavista ha optado por reconocer la existencia de una situación compleja en materia económica y social, cuyas causas atribuye, además de a “la guerra económica”, a las sanciones internacionales que impiden a Maduro acceder a créditos, obtener préstamos o ejecutar operaciones financieras.




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