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Un mundo diferente

Mucho se ha dicho acerca del derribo de las Torres Gemelas de Nueva York, símbolo del poderío de los Estados Unidos; mucho más habrá de decirse hoy y en los días subsecuentes. Inclusive, se han tejido ideas fantasiosas, como la del libro escrito por un general del Ejército norteamericano que asegura que las torres debían derrumbarse por los daños estructurales que sufrieron durante el estallido de una serie de bombas explotadas años antes. Ante ello, lo más sensato es acudir a las fuentes de información oficiales.

Reconociendo que el Reporte Final de la Comisión Nacional de Estudio de los Ataques Terroristas Sufridos por los Estados Unidos en el 9/11, no dejó satisfechos a todos, vale decir que es un documento elaborado con datos precisos que permiten llegar a las mismas conclusiones que las presentadas por los diez expertos en diversas disciplinas, cuyos criterios están a salvo de cualquier duda. Con base en ello es que se traen a colación algunos datos importantes en los que puede estar la clave de entonces y de ahora.

Un mundo diferente

El reporte de 500 páginas, consta de trece capítulos, tres anexos y notas adicionales. Con un poco de licencia, puede decirse que el Capítulo 2: La fundación del nuevo terrorismo, es, sino el más sustancial, cuando menos uno de los que aporta mayores conocimientos para la explicación de la tragedia y las repercusiones que ha tenido durante los últimos 20 años. En él, los autores Thomas H. Kean, Richard Ben-Veniste, Fred F. Fielding, Jamie S. Gorelick, Slade Gorton, Lee H. Hamilton, Bob Kerrey, John F. Lehman, Timothy J. Roemer, James R.Thompson, dan por sentada la forma en que se fraguó el atentado.

Comienza diciendo: " En febrero de 1998, Osama Bin Laden, un exiliado saudí de 40 años y un médico egipcio fugitivo, Ayman al Zawahiri, organizaron desde su sede afgana que un periódico árabe de Londres publicara sus proclamas llamadas fatwa emitidas en nombre de un ´Frente Islámico Mundial´. Una fatwa es normalmente una interpretación de la ley islámica por una autoridad islámica respetada, pero ni Bin Laden, Zawahiri ni los otros tres que firmaron esta declaración eran estudiosos de la ley islámica. Afirmando que Estados Unidos había declarado la guerra a Dios y a su mensajero, pidieron el asesinato de cualquier estadounidense, en cualquier lugar de la tierra, como el ´deber individual de todo musulmán que pueda hacerlo en cualquier país en el que sea posible hacerlo´. . .".

Con el resultado de sus investigaciones dadas a conocer un año después de los atentados, evidenciaron las razones que tenían los atacantes: "Tres meses después, cuando fue entrevistado en Afganistán por ABC-TV, Bin Laden amplió estos temas. Afirmó que era más importante para los musulmanes matar estadounidenses que matar a otros infieles. "Es mucho mejor para cualquiera matar a un solo soldado estadounidense que malgastar sus esfuerzos en otras actividades ", dijo. Cuando se le preguntó si aprobaba el terrorismo y los ataques contra civiles, respondió: "Creemos que los peores ladrones del mundo de hoy y los peores terroristas son los americanos. Nada podría detenerte excepto tal vez una represalia en especie. No tenemos que diferenciar entre militares o civiles. En lo que a nosotros respecta, todos son objetivos".

Luego agregan que: "Aunque novedosa por su abierto respaldo a los asesinatos indiscriminados, la declaración de Bin Laden de 1998 fue sólo la última de una larga serie de llamadas públicas y privadas desde 1992 que señalaron a los Estados Unidos para atacar. En agosto de 1996, Bin Laden había emitido su propia fatwa llamada a los musulmanes a expulsar a los soldados estadounidenses de Arabia Saudita. El documento largo e inconexo condenaba a la monarquía saudí por permitir la presencia de un ejército de infieles en una tierra con los sitios más sagrado para el Islam, y celebró los recientes atentados suicidas con bombas de las instalaciones militares estadounidenses en el Reino". 

Más detalles fueron perfilando la naturaleza de quien habría de ser considerado el enemigo número uno de los Estados Unidos: "Elogió el atentado suicida con bomba de 1983 en Beirut que mató a 241 marines estadounidenses, el atentado de 1992 en Adén y, especialmente, el tiroteo de 1993 en Somalia, tras el cual Estados Unidos ´abandonó la zona con la decepción, la humillación, la derrota y sus muertos´. Bin Laden dijo en su entrevista con ABC que él y sus seguidores se habían estado preparando en Somalia para otra larga lucha, como esa contra los soviéticos en Afganistán, pero ´Estados Unidos se apresuró a salir de Somalia en la vergüenza y la desgracia´. Citando la retirada del ejército soviético de Afganistán como prueba de que un ejército andrajoso de musulmanes dedicados podría vencer a una superpotencia, le dijo al entrevistador: "Estamos seguros de que, con la gracia de Alá, prevaleceremos sobre los estadounidenses".

Inclusive, se logró probar las amenazas directas contra EU: "Continuó advirtiendo que "si la presente injusticia continúa. . . , inevitablemente moverá la batalla a suelo estadounidense". Los planes para atacar a los Estados Unidos se desarrollaron con una determinación inquebrantable a lo largo de la década de 1990. Bin Laden se veía a sí mismo llamado a ´seguir los pasos del Mensajero y comunicar su mensaje a todas las naciones´, y servir como punto de reunión y organizador de un nuevo tipo de guerra para destruir Estados Unidos y llevar al mundo al Islam".

En el documento se explica cómo se planearon los ataques a las torres, cómo se llevaron a cabo y cuáles han sido las consecuencias a corto, mediano y largo plazo, incluyendo la enconada cacería del terrorista islámico.

Si hubiera que llegar a una conclusión, tendría que decirse que el mundo se ha convertido en una aldea global cada vez menos segura; que los esfuerzos de los grandes hombre que soñaron con un planeta en paz y con una humanidad enlazada en la fraternidad, la concordia y el desarrollo compartido, se han topado por un egocentrismo feroz que aniquila las ideas más nobles casi desde su concepción.

Como cantaba Gardel, 20 años no son nada, menos cuando crece y se expande la industria de la muerte.