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Mutti, hacer lo correcto

Según el profesor de ciencias políticas de la Universidad Libre de Berlín, Gero Neugebauer, la canciller de Alemania, Ángela Merkel, es conocida popularmente como Mutti (madre), aunque no se sabe de que alguien se lo haya dicho en su cara. Explica que: "Mutti, es la que hace desaparecer los problemas, la que protege. Es la que se ocupa de los problemas de la forma que la mayoría juzga adecuada, inclusive si personalmente no está de acuerdo con las soluciones", como el caso de las familias homoparentales.

Históricamente, Merkel, doctora en química cuántica formada en física, que creció bajo el régimen comunista en Alemania oriental, quien el 22 de noviembre de 2005, a los 51 años de edad, se convirtió en canciller alemana, será recordada por cuatro grandes logros que cambiaron el rumbo no sólo de su país, sino de toda Europa y buena parte del resto del planeta: el colapso del sistema financiero mundial en 2008, las amenazas de disolución de la Unión Europea, la gran ola migratoria hacia Europa en 2015 y la pandemia del Covid-19. En todos los casos, fue su estilo personal el que se impuso para ir adelante.

Mutti, hacer lo correcto

Aunque mantener sana la economía europea, evitar la fragmentación y afrontar la pandemia, son logros sustantivos, quizá su mayor mérito está en las medidas que adoptó para enfrentar la súbita migración de personas que abandonaron sus lugares de origen por la violencia irracional. De acuerdo al informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en 2015, Europa se enfrentó a la crisis migratoria más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Con el resurgimiento de la guerra en Siria y los conflictos en Afganistán e Irak, más de un millón de inmigrantes y refugiados fueron al continente. 

La respuesta fue variada; pero, el propio Neugebauer dice: "Ante las imágenes de la desesperación de los migrantes que consternaron al mundo, Merkel respondió de manera abrupta. No consultó mucho con personas que entienden el tema para formarse un juicio detallado, analizar las consecuencias y tomar medidas, una rutina que hasta ahora se había repetido en todas sus decisiones importantes". Así fue que Alemania entonces cambió sus reglas de inmigración y adoptó una política audaz de puertas abiertas. Fue el país del continente que recibió el mayor número de personas: hubo 476.000 solicitudes de asilo en 2015, el 36,6% de un total de 1,3 millones. Merkel dijo entonces su frase: "Podemos hacerlo".

La firme decisión no gozó de las simpatías de todos los alemanes o de sus asociados; por ejemplo, la politóloga Ursula Münch expresó que: "No entendía las estrictas políticas de migración y refugiados antes de 2015, pero tampoco creo que lo que pasó fuera una buena solución. Creo que fue uno de sus mayores defectos, porque abrió la puerta a los partidos populistas, a la AfD, y tal vez incluso influyó en el Brexit"; pero, quedará en el registro de los eventos que marcarán el porvenir de la Unión Europea. 

Asumiendo que una parte importante del resurgimiento de la ultraderecha alemana se deba a la decisión que tomó la canciller, todavía le queda un legado histórico que será difícil de olvidar. Ella enmarcó la crisis de los refugiados como la crisis humanitaria que realmente fue. Lidió con los malentendidos en ese sentido. Se le acusa de abrir las fronteras; ella no abrió las fronteras, fue una crisis humanitaria. Es por ello que, cuando durante una entrevista se le preguntó, en agosto de 2020, si lamentaba su decisión, la canciller dijo que lo volvería a hacer. Cuando la vida de los seres humanos está en juego, no se duda.

Las decisiones, no siempre entendidas y arropadas por alemanes y europeos, han tenido resultados muy buenos, lo que ha convertido a la canciller en la líder europea indiscutible. Frente a la arrogancia de otros mandatarios, incluyendo Trump, Putin y Xi Jimping, su imagen de ´mutti´ le ha permitido resolver situaciones complicadas, sin necesidad de recurrir a las amenazas, al agandalle o las técnicas de presión propias de la política agresiva de estos tiempos. Es una mujer educada que hace lo correcto.

De entrada, la recepción de migrantes provocados por las guerras de las potencias que tornan a disputar la hegemonía mundial, fue un acto humanitario; pero, el tiempo lo ha convertido en una jugada de muy muy elevada inteligencia. No ha mucho, el presidente de la Agencia Federal del Trabajo de Alemania, Detlef Scheele, afirmó que el país necesita una cantidad significativa de nuevos inmigrantes para llenar huecos en las filas de la mano de obra a medida que la población envejece. Dijo: "No se trata de asilo sino de inmigración planificada para llenar los huecos en el mercado laboral. Necesitamos 400,000 inmigrantes por año, mucho más que en años recientes".

Así sucede cuando se hace lo correcto.