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No hay de otra

Muchas de las promesas de apertura, democracia, inclusión y bienestar compartido de los acólitos del neoliberalismo y la globalización, se han estrellado estrepitosamente ante una realidad de polarización que amenaza la convivencia pacífica y la permanencia de la vida humana en el planeta. Polarización de la economía a tal grado que dos o tres magnates han inventado los viajes al espacio exterior con pasajes de 28 millones de dólares, mientras millones de seres humanos mueren de hambre, frío y desamparo.

Polarización política, que lleva a los poderes fácticos y grupos de poder a desafiar al estado legítimo para perpetrar genocidios y formas de ecocidio atroces, sólo por el afán de dominio y posesión. Aquel concepto de la política como el arte de servir y herramienta de la conciliación, ha dado paso a la idea de política como la forma más rápida y fácil para enriquecerse y asumir posiciones de sometimiento sobre el resto de los mortales. Las instituciones dejaron su compromiso de servir, para ser instrumentos a modo de la plutocracia.

No hay de otra

De ahí la importancia que tiene la iniciativa anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para una reforma electoral integral, que devuelva a las instituciones electorales su papel de árbitro imparcial. Dijo el mandatario que: "Vamos a presentar la iniciativa de reforma constitucional en materia electoral, va a ser integral. Vamos a plantear lo que tiene que ver con la organización de las elecciones, el papel del INE, del Tribunal electoral, las facilidades para que todos puedan participar, que no hay obstáculos, que no haya trabas, que no haya candados". Con ello México dará un gran paso.

Además, dijo que que convocará a expertos para el diseño de la iniciativa de reforma electoral que presentará ante el Congreso de la Unión, dado que: "El fraude se ha impuesto en México por siglos, el fraude electoral; entonces ya es tiempo de decir basta y terminar con toda la simulación, con estos consejeros, magistrados, falsarios, que no tienen una auténtica, una verdadera vocación democrática. Hay gente de todas las clases sociales, demócratas auténticos". Un fraude altamente costoso para todos.

La presunta ciudadanización del aparato electoral, es otra de las colosales mentiras del capitalismo salvaje impuesto a rajatabla por Salinas. La prueba más evidente de su antidemocracia es que sus integrantes se han negado sistemáticamente a las propuestas de la administración pública para hacer frente a las contingencias de la crisis económica y de la pandemia. Quieren seguir gozando de sus prerrogativas mal habidas, con sueldos que superan con mucho a los de sus homólogos en otros países.

El IFE y el INE actual, son la respuesta del neoliberalismo al sistema político mexicano, al que, con gran desprecio se le llamó corporativismo. El corporativismo fue enunciado por primera vez por Philippe Schmitter quien publicó, en 1974, su ensayo "Still the Century of Corporatism? 

Lo define como un sistema de representación de intereses en el cual, las partes constitutivas están organizadas dentro de un número limitado de categorías singulares, obligatorias, jerárquicamente ordenadas y funcionalmente diferenciadas, reconocidas o autorizadas (si no creadas) por el Estado, a las que les concede un deliberado monopolio de representación, dentro de sus respectivas categorías, a cambio de seguir ciertos controles en su selección de líderes y articulación de demandas y apoyos.

Llevado al terreno de la praxis, hay que decir que en México, para fortalecer su sistema políticos y poder hacer frente a los intereses transnacionales, especialmente de las compañías petroleras inglesas y norteamericanas, se creó un partido eminentemente representativo, que correspondía a las propuestas de economía mixta con rectoría del Estado, nacionalismo revolucionario y democracia con justicia social: El PRI y sus antecesores, con sus grandes sectores sociales, obrero, campesino y popular.

Schmitter lo define así: "Ese corporativismo que involucraba a grandes conglomerados de clase, altamente centralizados, articulados por arreglos sumamente amplios, con capacidad para influir en los salarios e incluso, en algunos casos, en los precios y en las inversiones, fue una respuesta contingente y coyuntural a un periodo particular del desarrollo capitalista, y que tuvo dos características ya superadas".

Ya más adelante se aparta de la realidad mexicana para definir el corporativismo en otros lugares: "La primera fue la centralidad de la reconstrucción y del conflicto de clase en el contexto de la reconstrucción. La segunda fue la existencia de economías nacionales relativamente autónomas. En efecto, con el resurgimiento del capitalismo después de la Segunda Guerra Mundial, pese a que existían aspectos de cooperación internacional y obviamente se acordó un mercado común, prevalecieron economías nacionales que bajo un patrón más o menos keynesiano controlaban las demandas ,las decisiones y la administración locales".

La experiencia mexicana, de partido hegemónico tuvo su razón de ser en la necesidad de mantener una cohesión interna que impidiera la injerencia de intereses de otros países en los asuntos del Estado mexicano, especialmente de aquellos que no se resignaban a perder los privilegios que tuvieron durante el periodo porfirista, cuando lograron acumular millones de hectárea de tierra y con ello el dominio absoluto de vidas y haciendas. 

El estudiosos norteamericano, como muchos otros, propuso como paso adelante que: "El pluralismo es un asunto diferente y en pleno resurgimiento, pues está asociado con la cuestión de la democratización. Con raras excepciones, como España,Uruguay y Chile, la mayoría de las experiencias de democratización de las últimas décadas ha llevado a una verdadera pluralización de intereses de clase y no sólo a una mera proliferación de esfuerzos de representación de intereses, tanto del lado capitalista como del lado de los trabajadores. En consecuencia, existe un verdadero pluralismo, el cual no sólo se afirma en las nuevas democracias sino también en las consolidadas. Estamos en presencia de una proliferación de nuevas bases de agregación de intereses, siendo las más obvias aquellas agregaciones que buscan una mejor calidad de vida,como las ecológicas y las ambientales, pero también aquellas más específicas que pugnan por el desarme, por las demandas de género, etcétera. Esta tendencia puede encontrarse incluso en el resurgimiento de ciertas expresiones políticas y religiosas, aunque éstas tienden a adoptar formas más monolíticas e intolerantes". 

La triste realidad es que los potentados han sometido a los gobiernos o cuando menos a las instituciones ahora denominadas ´órganos autónomos del Estado´, para acumular dinero y poder como nunca antes se había visto. 

Por ello, México necesita recuperar la esencia democrática de sus instancias electorales. Y, hacerlo como propone el presidente, con la participación de los hombres más ilustrados en la materia. No hay de otra.