Viven venezolanos odisea
Su arribo se dio con cubanos y africanos que evidenciaron hasta finales del 2020 la saturación migratoria
Aunque quedan pocos venezolanos esperando cruzar a Estados Unidos desde la ciudad de Reynosa, la comunidad que persiste ha enfrentado diversos problemas, principalmente relacionados a la pandemia.
Yo como ingeniera no me alcanzaba ni para un plato de comida, tenía que trabajar limpiando hogares donde me pagaban con productos, arroz o verduras”. Marisol, Migrante venezolana
Aunque quedan pocos venezolanos esperando cruzar a Estados Unidos desde la ciudad de Reynosa, la comunidad que persiste ha enfrentado diversos problemas, principalmente relacionados a la pandemia.
El Covid-19 pausó los llamados de asilo, por lo que algunos tienen casi dos años varados, en casas de asistencia o en hoteles que financian con recurso propio trabajando en la informalidad, tal es el caso de Katia, quien llegó en septiembre del 2019.
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“No es queja porque sabemos que con esto de la pandemia todo ha cambiado, pero si somos una comunidad muy afectad, tenemos aquí casi dos años, hay compañeros que ya cruzaron que llegaron casi al mismo tiempo que nosotros, lo único que nos dicen las autoridades es que esperemos, no sabemos hasta cuándo”, expresó.
Durante el periodo que ha permanecido en Reynosa Katia ha recibido albergue en casas de asistencia, pero en búsqueda de tener recurso y apoyar a su familia que continúa en Venezuela, elabora alimentos y postres que posteriormente vende por las calles, en su mayoría en la zona centro.
Entre los motivos que la orillaron a dejar Venezuela están los bajos salarios, y la falta de oportunidades para crecer.
Actualmente ella paga un alquiler en la colonia Aquiles Serdán junto con otras cuatro personas, todos migrantes provenientes de Centroamérica.
LLEGAN NUEVOS
En “Senda de Vida” el albergue para migrantes más grande de Reynosa, en el 2019 se reportaban 150 familias de venezolanos, siendo mayoría en la comunidad que buscaba asilo en Estados Unidos.
Su arribo se dio con cubanos y africanos que evidenciaron hasta finales del 2020 la saturación migratoria.
Pero en la actualidad, en el albergue apenas hay 2 personas provenientes Venezuela y una de ellas es Marisol, quien en su país natal se desempeñaba como ingeniero civil. “De nada sirve que yo tenga estudios profesionales porque allá el dinero no alcanza, los precios están elevadísimos y el salario bajo, yo como ingeniera no me alcanzaba ni para un plato de comida, tenía que trabajar limpiando hogares donde me pagaban con productos, arroz o verduras, se que la gente suele hacer muchos comentarios de los migrantes, sin conocer la historia”.
Por lo que agregó: “No somos delincuentes ni malas personas, solo queremos llegar a un lugar donde podamos desarrollarnos, trabajar y servir a la sociedad”.
Esperan que en el segundo semestre de este año las solicitudes de asilo desde Reynosa se agilicen, para que la comunidad venezolana cumpla su sueño de tener una vida próspera.