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Vive España el verano taurino más sangriento

Los encierros taurinos en España se han cobrado ya nueve vidas en el transcurso del verano. El último, el recortador de la imagen, Miguel Ruiz, que recibió una cornada en Lerín (Navarra) el domingo 16 de agosto.

Una exhibición de recortes de vaquillas en Lerín (Navarra) se cobró el domingo 16 de agosto la última víctima, un hombre de 29 años, que sufrió una cornada en el abdomen después de resbalar en la arena. El elevado número de fallecidos, comparado con años anteriores, reabre el debate sobre la seguridad en estas celebraciones. En diferentes localidades, partidos de izquierda abogan por su supresión.

Vive España el verano taurino más sangriento

El elevado número de fallecidos ha reabierto el debate sobre la seguridad en estos festejos. Nueve personas han muerto este verano durante los encierros y festejos taurinos que, todos los años, se reproducen por numerosos municipios de España.

Después de que un hombre de 55 años, vendedor de un puesto de la ONCE, recibiera una cornada que le cercenó la arteria femoral del muslo en los encierros de Blanca (Murcia), que acabó causándole la muerte, llegó al punto de emergencias habilitado por el Ayuntamiento otro herido por asta de toro —en la ingle y en la pierna izquierda—.

“Apareció con chanclas y bermudas”, relata el nuevo regidor del municipio, Pedro Luis Molina (PSOE), que acaba de desembarcar en el Consistorio tras las elecciones del pasado mayo y que ya estudia, según admite, nuevas medidas para controlar que los participantes en estos festejos “vayan en condiciones”. “Para minimizar así el riesgo”, afirma el regidor.

El verano de 2015 ha dejado, hasta ahora, nueve fallecidos en encierros y festejos similares. Estos engruesan una lista que, según los datos recabados por Europa Press, suma cerca de 70 muertos en los últimos 15 años —de ellos, tres eran mujeres—. 2009 y 2012 fueron los años que más víctimas registraron: diez y ocho personas, respectivamente, frente a los dos que se contabilizaron en 2000, 2002, 2005 y 2006, según este recuento.

“Llevamos años denunciando estos festejos porque suponen una violencia implícita que pone en peligro a las personas y a los animales”, explica Silvia Barquero, presidenta del Partido Animalista (PACMA), que consiguió que la Intervención Central de Armas y Explosivos de la Guardia Civil, con sede en Madrid, cuestionara este mes otro de los encierros más populares del verano: los Sanjuanes de Coria (Cáceres).

El máximo responsable de este departamento del instituto armado consideró que el sacrificio en junio de uno de los animales utilizados en los festejos, con un disparo de escopeta en plena vía pública y rodeado de vecinos, “puede constituir una infracción grave” de la Ley de Seguridad Ciudadana. El informe de la Guardia Civil duda de las medidas de seguridad adoptadas, aunque el Ayuntamiento y la delegación del Gobierno defendieron que se cumplió con la ordenanza municipal y la ley autonómica —las comunidades se encargan de desarrollar el reglamento que regula este tipo de festejos—.

En Pamplona, meca de los encierros taurinos, la seguridad se ha convertido en las últimas décadas en una de las obsesiones de los equipos de Gobierno. La fiesta y el consumo de alcohol que precede a las carreras, que llega a concentrar a cerca de 17,000 personas en un solo encierro —el 54% de los participantes son extranjeros—, han derivado en una amplia normativa municipal que sanciona a los imprudentes.

Pese a ello, la edición de 2015 dejó diez heridos por asta de toro y 42 traslados hospitalarios, según las cifras del Consistorio, que impuso nueve sanciones: una, por correr hacia las reses; otra, por citar al animal; dos, por tocar o agarrarlo; una, por desbordar la barrera; y tres por grabar en vídeo.

La proliferación de esta última práctica, de hecho, preocupa mucho a las autoridades. Sobre todo, después de que un hombre de 32 años falleciese el 9 de agosto en Villaseca de la Sagra (Toledo) mientras grababa con su móvil. No se dio cuenta de que el morlaco se le echaba encima.

LA DIMENSIÓN POLÍTICA

Las iniciativas en contra de los encierros, que arrastran desde hace años las críticas de los animalistas por el maltrato de los toros, se han multiplicado también en los últimos meses.

Esquerra Unida ya presentó el pasado año en las Cortes valencianas una proposición no de ley para prohibir los bous al carrer al considerar que “estas fiestas sólo comportan un alto nivel de peligrosidad, causando muertos y heridos graves”. En esa misma comunidad, además, el Gobierno tripartito de Alzira (Valencia) —Compromís, PSPV y EU— ha dejado de autorizar estos festejos. Y en media docena de municipios se va a consultar a la población si se mantienen las celebraciones que impliquen el empleo de toros.

“Lo que prima en estas fiestas es el consumo de alcohol”, reitera PACMA, que añade que estos encierros dañan la imagen exterior de España: “¿Cómo ven los extranjeros esta fiesta? Pues como algo esperpéntico, donde se mata a los animales y donde decenas de personas mueren cornadas”.




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