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Trabajos candentes

Este verano la canícula está pegando fuerte en la frontera y todos se quejan… menos los resignados trabajadores que trabajan a la intemperie.

Seis de los siete días de la semana, el señor Isaías Osuna, de 84 años de edad, acude al estacionamiento de la Plaza Orbe, situado en el bulevar Miguel Hidalgo, con el objetivo de cuidar los autos y con ello obtener ingresos para poder vivir.

Ganarse el pan… a 40 grados centígradosTrabajoscandentes

Entrevistado bajo el fuerte rayo del sol, el señor Isaías relata que para realizar su trabajo únicamente se apoya de un silbato y una gorra, pero en las temporadas de calor cambia la gorra por un sombrero.

 “Yo no uso nada más que la cachucha y ahora el sombrero por la canícula, empezó y dije voy a comprar algo que me ataje por la cachucha cubre únicamente la pura frente y éste (el sombrero) protege más”.

Considera que hace no más de tres años en verano, el sol comenzó a ser más fuerte, a provocar un aumento mayor en la temperatura y asegura que este año es particularmente más alta.

 “Ahora está más caliente, el sol es más fuerte, esta canícula entró bien brava, como en ningún año, porque entró sin agua y se siente mucho más. En cambio en el otro lado del país hasta tienen lluvia de más, pero nosotros aquí la estamos deseando”.

Aunque su piel luce bronceada y con los efectos de muchos años de exposición al sol, asegura que no tienen ningún tipo de enfermedad y que aparte de la camisa y el sombrero no utiliza ninguna crema, bloqueador u otro aditamento para protegerse de los rayos UV.

 “Para que no me dé el golpe de calor, yo tomo pura soda y agua, agua de limón, más que nada porque la soda me hace daño, tomar mucha soda te pega en la salud, ya sea en el estómago o te sube la azúcar”.

Afirma que se mantiene en ese lugar porque le da lo suficiente para conseguir lo necesario para sus alimentos y porque no tiene familia que le ayude, además de que hace unas semanas dejó de recibir ayuda de un programa de gobierno.

‘NO ME QUEJO, YA ME ACOSTUMBRÉ’

Bajo el ardiente sol hurga en los basureros para encontrar algo que pueda reutilizar o vender, y con ello mantener a su familia.

Es Jesús Ramírez, pepenador de 25 años de edad, de la popular colonia Independencia, casado y con un pequeño de 2 años.

‘Chuy’, como le dicen sus amigos, se levanta todos los días antes de las 8:00 horas, y recorre en bicicleta la carretera Reynosa-San Fernando hasta llegar al basurero municipal ubicado en esa zona.

A veces se “ahorra” la pedaleada, cuando colabora en la recolección de basura con algunos de sus amigos carretoneros.

“No me quejo, la verdad ya me acostumbre”, dice al tiempo que sonríe.

Aunado al extremo calor que se siente últimamente, como es común en época de canícula, tiene que entrar a las bolas de humo que se forman en el tiradero cuando la basura se empieza a quemar. Al prenderle fuego a los cúmulos de desechos, Chuy encuentra cosas servibles más rápido. Al cuestionarle de esa práctica que provoca grandes nubes grises, evita responder.

Armado con guantes de trabajo y un balde de metal, busca y busca entre la basura, muchos de esos materiales aún están calientes por el fuego, el humo y el intenso calor. No se rinde, mueve y remueve para dar con botellas de vidrio, aluminio, cobre y si tiene suerte alguna que otra cosa más.

El plástico sobra, no es rentable venderle, lo deja derretirse, pero una bola de cables puede resultar interesante, puede “pelarlos” para vender el cobre de su interior.

En un día bueno, Chuy puede llevarse a casa hasta 300 pesos en material servible.

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‘Gracias a Dios no me he enfermado’

Hay distintas formas de promocionar un negocio y lo que ofrece, sin embargo, existen algunas que ser vistas por algunas personas les parecen crueles, sobre todo aquellas, donde el trabajador tiene que estar cierto tiempo expuesto al sol anunciando determinada comida o producto.

Es el caso de Carlos Enrique Castro, trabajador de una pizzería, quien tiene que permanecer mucho tiempo expuesto a las altas temperaturas para realizar la promoción. 

 “Regularmente duramos 15 minutos, porque tampoco podemos estar mucho tiempo en el sol porque podemos enfermarnos o deshidratarnos, nos protegemos bien”, apuntó.

Aunque ya han sido muchas veces las que ha estado en pleno sol, promocionando comida, el joven de 23 años dice que no ha padecido ninguna enfermedad a causa de las altas temperaturas.

“Gracias a Dios no me he enfermado y espero no hacerlo por que es un trabajo y ahorita es difícil encontrar uno”, concluyó.

Refirió que la idea es incentivar a la gente a comprar comida, la cual muchas veces da resultado.

“Si vemos que llega gente, pero no sé a ciencia cierta si es por la publicidad que estamos haciendo o es porque ya tenían planeado llegar”.

15 años bajo el sol

>Con 84 años y sin enfermedades, don Isaías Osuna asegura que el sol no le ha afectado tras laborar más de 15 años como cuidador de autos en la ciudad. 

>“Ahora está más caliente, el sol es más fuerte, esta canícula entró bien brava, como en ningún año, porque entró sin agua y se siente mucho más”.




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