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Ser madre tardía

Todo lo que le habían dicho sobre la maternidad y el reloj biológico, en entredicho gracias a los últimos estudios

Por Sarah P. Tost

Ser madre tardía

“La mayoría de países occidentales están en un proceso de retraso en la edad de tener un bebé por la difícil conciliación laboral y los últimos coletazos de la crisis económica”, explica el sociólogo Santiago Pardilla Fernández. Al entorno socioeconómico se le suman el problema de la fertilidad y el estigma de la mamá mayor: madres con "menos energía", "más cansadas" y que "parecen abuelas", por nombrar algunos de los argumentos sobre el tema. Todo ello plantea un escenario bastante pesimista para las madres tardías, que no han hecho sino empeorar con los estudios científicos que relacionan la edad de la madre con inconvenientes en el desarrollo del feto.

Ahora un grupo de investigadores parece (por fin) haberles dado tregua. En un estudio publicado en febrero en el International Journal of Epidemiology, un grupo de científicos analizó la asociación entre edad materna y capacidad cognitiva en niños, una vez que habían cumplido los 10 años. Para ello los investigadores compararon tres grandes estudios longitudinales realizados en Gran Bretaña durante los años 1958, 1970 y de 2000 a 2002, con muestras de 10,000 niños cada uno.

Sí que verán crecer a sus hijos

Si bien los embarazos al final de la treintena se asocian con una mayor probabilidad de complicaciones, como aumento de la incidencia de síndrome de Down, mayor riesgo de hipertensión o de diabetes gestacional, también ofrecen ventajas a nivel de salud. En un estudio publicado en el American Journal of Public Health, realizado con una muestra de más de 20,000 mujeres, los investigadores detectaron que aquellas que fueron madres después de los 25 años —el considerado momento de oro biológico para reproducirse— en realidad tenían un 11% de probabilidades más de vivir hasta los 90 años.

Hilemos más fino: en otro estudio realizado en la Boston University School of Medicine, (EU) se examinó la esperanza de vida de las madres mayores y se encontró que las mujeres que tuvieron su último hijo después de los 33 años juntan más papeletas para vivir hasta los 95. Es más, parece ser que tienen el doble de probabilidades de vivir hasta los 95 que aquellas que tuvieron su último hijo antes de cumplir 30 años.

"Por supuesto esto no significa que las mujeres deban esperar a tener hijos a edades más tardías con el fin de mejorar su esperanza de vida", explica el autor del estudio, el doctor Thomas Perls: "La capacidad natural de tener un hijo a una edad avanzada probablemente indica que el sistema reproductivo de la mujer está envejeciendo lentamente, y por lo tanto, el resto de su cuerpo también”. Estos hallazgos apuntan a que quizás las mujeres seamos la fuerza impulsora detrás de la evolución de las variantes genéticas que retrasan el envejecimiento y que ayudan a las personas a vivir en extrema vejez.




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