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Un cambio urbano imparable

Cada vez más ciudades en todo el mundo impulsan la infraestructura ciclista como clave de su transporte

En el siglo XX el coche irrumpió como símbolo de progreso y libertad individual y se apropió de la mayor parte del espacio de las ciudades. Pero la masificación de las grandes urbes, la necesidad de recuperar el espacio público y la toma de conciencia de la contaminación que provocan los vehículos impulsan que cada vez más metrópolis opten por hacer más difícil la vida al automóvil.

Un ciclista pasea cerca de la estación central de Ámsterdam, uno de los puntos de la ciudad donde más bicicletas se estacionan.Un cambio urbano imparable

EL RESURGIR DE LA BICICLETA

Este cambio de mentalidad ha propiciado el resurgimiento de la bicicleta, que se reivindica como un medio de transporte barato, ecológico y saludable y a la vez como un elemento transformador de la trama urbana. “Las ciudades están cambiando, sobre todo las europeas, porque es evidente que la movilidad sostenible —en bici y transporte público)— ya no es una moda, sino una necesidad, una tendencia urbanística imparable en todo el mundo. Una auténtica revolución”, explica Pedro Bravo, autor de “Biciosos. ¿Por qué vamos en bici?”.

Qué cambios potencian moverse a pedales? “Hay tres medidas básicas: lo primero es intentar que haya menos coches, lo segundo son las peatonalizaciones y lo tercero es construir una buena red de carriles bici segura, segregada y bien conectada, que está demostrado que aumenta el número de ciclistas”, explica David Lois, profesor experto en movilidad e investigador del Centro de Investigación del Transporte de la Politécnica de Madrid.

Lois señala que otras medidas son los sistemas de bicicletas públicas, que en pocos años han llegado a la mayoría de las capitales y reducir la velocidad de los vehículos a 30 kilómetros por hora.

El ritmo de estos cambios varía según la voluntad política, pero se contagia. “En la Edad Media las ciudades competían por tener la catedral más espectacular; ahora está pasando lo mismo para saber qué capital se adapta mejor a las bicicletas”, explica Jordi Galí, arquitecto y codirector de la oficina de Copenhagenize en Barcelona, que ofrece asesoría para mejorar el urbanismo ciclista de las urbes. Su web realiza una lista bianual para valorar qué localidades —entre las 138 que analiza— son más amigables para las dos ruedas a partir de parámetros como la infraestructura ciclista, el apoyo de las administraciones, los sistemas de bicis públicas, la brecha de género entre los pedaleantes o el calmado del tráfico. En la última edición —de 2017— Copenhague, Utrecht y Ámsterdam copan el podio. 

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CAPITAL DE HOLANDA: PARAÍSO CICLISTA

Como explica el embajador de los Países Bajos en España, Matthijs van Bonzel, no siempre fue así. “En los años 60 la riqueza y el desarrollo llevaron a todo el mundo a comprar coches, que fueron ocupando casi todo el espacio de las ciudades”. Poco a poco comenzó una protesta de los barrios contra esta tendencia de que los coches se apoderaran del espacio público. “Había cada vez más accidentes, no había espacio para andar, casi todo se dedicaba a estacionamiento de los vehículos”, señala el embajador. “Y surgió un movimiento de protesta apoyado por los ‘hippies’ y los vecinos para protestar por los atropellos de niños que consiguió hacer la ciudad más humana”, añade. El resultado es que hoy Ámsterdam dispone de amplios carriles de bicicletas segregados y seguros y de normas que protegen a los ciclistas de los vehículos pesados. Además, los conductores abonan impuestos, mientras que el Estado y muchas empresas pagan una pequeña cantidad a quienes se mueven pedaleando. “El país ha convertido moverse en bici en un orgullo nacional”, dice Van Bonzel.

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EN PEDALES

En la capital de Dinamarca, el 35% de los desplazamientos se hacen pedaleando. Hay carriles seguros para que los ciclistas —muchos de ellos niños— puedan circular sin cruzarse con los vehículos e incluso semáforos que se ponen en verde antes para las bicis que para los coches. “Lo que hace que ahí pedalee tanta gente es una infraestructura conectada, segura, intuitiva y amplia. Moverse en bici no sólo es lo más sano, sino también lo más rápido”, señala la codirectora de Copenhagenize en Barcelona, María Elisa Ojeda, que visita la capital danesa con frecuencia. Pero esta transformación no se queda en el norte. Sevilla fue pionera construyendo 120 kilómetros de carriles de bici en cuatro años —que concluyeron en 2010— y ahora es un ejemplo para el mundo. 

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RESISTENCIA AL CAMBIO

Esta se puede combatir con voluntad política. “En Londres hay un comité en el que están presentes todos los partidos políticos para consensuar una estrategia común con la que incrementar el uso de la bici”, señala el experto David Lois.

El futuro desarrollo de infraestructuras más amplias para esta tendencia por llegar hace presagiar más transformaciones en centros urbanos cada vez más hostiles al coche. 




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