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Marieke Lucas Rijneveld, una historia de crecimiento

Pese a su juventud, la escritora holandesa ha sorprendido y ha optado a toda clase de premios con su primera novela, ‘La inquietud de la noche’

La novela debut de Marieke Lucas Rijneveld (1991), que fue un best seller en su Holanda natal, se llama La inquietud de la noche, pero inquietud no es la palabra adecuada para describir lo que provoca en el lector. Perturbadora, desconcertante, dolorosa, esta novela valiente pero desigual, nominada al International Booker prize, no deja indiferente a nadie. La historia, que se desarrolla en una granja lechera holandesa a principios de la década de los 2000, sigue a Jas, la protagonista, una niña de 10 años, enfadada porque su hermano Matthies no le deja ir con él a patinar sobre hielo. 

Marieke Lucas Rijneveld.Marieke Lucas Rijneveld, una historia de crecimiento

Vergüenza y culpa

La inquietud de la noche es, en primer lugar, una historia de cómo hacer frente a lo que no tiene nombre, a la ausencia, a la desaparición de uno de los miembros de una familia, sin tener herramientas para ello. Si el peso de una religión opresiva y omnipresente ahogaba ya a los miembros de esta familia, ante la pérdida, los mandatos e imposiciones, la vergüenza y la culpa, se recrudecen. La novela funciona asimismo como recordatorio de que si bien las desgracias actúan a veces como motor de cohesión, no es menos habitual lo contrario. 

Así, cada uno de los miembros de la familia que nos ocupa reacciona de una manera distinta ante la muerte, cada uno se recrea y cede a sus propios ante sus propios delirios: Jas, por ejemplo, se clava una chincheta en el ombligo y desarrolla estreñimiento crónico, su madre deja de comer la mayor parte de alimentos y sufre algún episodio psicótico, por no mencionar la crueldad de su hermano Obbe.

No apta para aprensivos

A pesar de que el análisis del duelo y del dolor es en este libro interesante, el elemento deliberadamente perturbador, la presencia constante de lo escatológico -que hace que no sea una novela apta para aprensivos-, distrae de la trama principal, que acaba conteniendo tantos elementos que pierde su fuerza. No hay duda de que esta novela tiene algunos aspectos que hacen pensar en la prometedora carrera que le augura a esta joven autora y, sin embargo, resulta excesiva. 

Marieke Lucas mete, como dice la expresión, el dedo en la llaga. Pero no en una sino en muchas, en tantas que se excede y la novela, lírica en los inicios, va perdiendo fuelle, sobre todo conforme se acerca al final, que queda confuso, y el lector termina olvidándose de lo que es, en definitiva, esta narración: una dolorosa historia de crecimiento y supervivencia.



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