buscar noticiasbuscar noticias

Las toallas de Navidad

Las toallas de Navidad

Unas toallas y una niña de 4 años me ayudaron a comprender más plenamente el significado de la Navidad.

¿El año? 1990. ¿Los protagonistas? Un padre novato (yo) y un angelito que camina a mi lado (Dianita, mi primera hija). ¿La escena? Una noche fría.

El padre camina iracundo por una plaza comercial, casi arrastrando de la mano a su pequeña hija. Él había comprado unas toallas y las había llevado a un negocio de bordados con la idea de que le grabaran imágenes alusivas a la época navideña para regalárselas a su madre. El dueño del negocio le dijo que tenía que comprar las toallas ahí mismo y se negó a darle el servicio de bordado, tratándolo despóticamente.

El padre novato va “echando chispas” pensando en demandar a ese sujeto ante la Procuraduría del Consumidor. Entonces la niña le dice con su tierna voz: “¿por qué estás enojado, papi?”. El hombre se detiene, se agacha y observa la inocencia en la cara de su niña y le da un abrazo. Cuando se incorpora, su estado de ánimo es totalmente diferente.

Al llegar a casa, escribe una carta y más tarde la introduce por debajo de la puerta del negocio cerrado. La carta decía:

“Hola, soy la persona que estuvo esta noche a pedirte que le grabaras unas toallas. Es la primera vez que nos vemos y seguramente también será la última. La vida quiso que tuviéramos este contacto y aunque fue por única vez, siento la necesidad de decirte esto. Te pido que lo leas hasta el final.

Primeramente, quiero pedirte perdón. Cuando salí de tu local te dije: ‘que pases feliz Navidad’, aunque dentro de mi corazón estaba deseándote lo peor. Incluso pensaba demandarte en la Procuraduría del Consumidor.

Este y otros pensamientos negativos atravesaban mi mente buscando la manera de desahogar mi enojo. Entonces me habló mi hija, mi pequeña hija de 4 años (la niña que me acompañaba). Posiblemente tú también tengas una hija y sabrás entender la ternura e inocencia de una niña cuando te habla. Recuerdo que me arrodillé a su lado y al ver su carita y escucharla, mi corazón se llenó de gratitud a Dios por tenerla a mi lado.

Entonces recapacité en lo que había estado pensando. No se si tú creas en Dios. No se si para ti tenga algún significado la Navidad, pero para mi tiene un significado muy especial. Significa un festejo universal y un gran júbilo al recordar el nacimiento de Jesucristo. Significa unión y hermandad entre los hombres. Significa perdón y amor.

Creo que si le regalo a mi madre unas simples toallas sin bordar, ella las recibirá con el mismo amor y gratitud que si tuvieran el más hermoso grabado, porque para ella la Navidad significa lo mismo que para mi y el más costoso regalo no podría hacernos más felices de lo que ya somos por tener el amor de Dios en nuestros corazones.

Créeme que ya no siento el menor resentimiento hacia ti y aunque yo se que eso a ti no te preocupa en lo más mínimo y que muy seguramente este papel terminará sus días en el basurero municipal, sentí la necesidad de limpiar mi corazón de toda la suciedad que introduje en él cuando deseé vengarme de ti.

Te felicito por ser un hombre tan próspero. Me parece que el Señor te ha bendecido con muchos bienes materiales. Yo sólo te podría dar un consejo para que los disfrutes más: usa esos bienes siempre para hacer el bien y en la medida de tus posibilidades, trata de usarlos también para proporcionar alegría a otros.

Al igual que tú, yo también trabajo mucho. Al igual que tú, yo también tengo una familia por quién luchar. Al igual que tú, me gano la vida honestamente. ¿Lo ves? Tenemos muchas cosas en común y sin embargo, nunca volveremos a vernos. Así es la vida.

Pues bien, gracias por escucharme (más bien, leerme). Sólo me resta desearte una feliz Navidad y esta vez, te lo digo de todo corazón”.

Mis queridos amigos: a ustedes también les deseo una feliz Navidad de todo corazón. Les deseo una Navidad en la que practiquen el perdón y el amor con los demás, enfocándose más en lo que tienen en común que en lo que los hace diferentes. Y una Navidad en la que comprendamos que eso, el perdón y el amor, fue lo que Cristo vino a regalarnos y lo que espera que nosotros regalemos a los demás. Dios los bendiga siempre. Feliz Navidad.




DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD