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La crítica que cambió la historia del cine

Un documental rememora a la escritora que desde sus artículos en The New Yorker impulsó el nuevo Hollywood en los 70

Por una vez no fueron los cineastas quienes cambiaron su arte, sino una crítica. Y aunque desde las páginas de la revista francesa Cahiers du cinéma se impulsó la Nouvelle Vague (en realidad, sus escritores devinieron en directores), no ha habido letras como las de Pauline Kael, que con sus críticas en The New Yorker pavimentó el camino a la gloria del Nuevo Hollywood y apostó por directores como Robert Altman y Martin Scorsese o catapultó la taquilla de la innovadora “Bonnie y Clyde”, de Arthur Penn.

La crítica cinematográfica Pauline Kael.La crítica que cambió la historia del cine

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MERECIDO HOMENAJE

A esa figura rinde homenaje el director Rob Garver en “What she said: the art of Pauline Kael”, documental que ha tenido su estreno europeo en la sección Panorama de la Berlinale. Garver cuenta que ha estado cuatro años ordenando todo el material disponible: artículos, videos, cartas de famosos admiradores, entrevistas en radio a Kael y en video a cineastas actuales para que hablaran de su influencia.

Aparecen Quentin Tarantino, Paul Schrader, Robert Towne, David O. Russell, John Boorman o Alec Baldwin y a compañeros como Stephanie Zacharek (la crítica de Time) para que analizaran su legado. Y necesitó dos de esos años para convencer a Gina James, la hija de Kael, para que colaborara en el filme.

Kael disfrutó de su trabajo, pero la crítica de cine no fue su primera opción vital. Nacida en Petulama, California, en 1919, de joven estudió Derecho e intentó triunfar como dramaturga, a la vez que colaboraba en varios filmes experimentales.

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ESTILO MORDAZ

Para cuidar a su hija enferma, a la que crio ella sola, realizó todo tipo de trabajos hasta que empezó a publicar artículos, principalmente críticas, en 1953. Cuando llegó a The New Yorker en 1968 ya había pulido su estilo mordaz. Owen Gleiberman, crítico de Variety, asegura que Kael fue más que una gran crítica. “Reinventó la forma y fue la primera en un estilo de escritura. A veces se nos olvida que bajo su prosa, también había un análisis cerebral”. Kael se movía por impulsos y sentimientos, pero sin dejar atrás los pensamientos. En el documental Greil Marcus, periodista musical amigo de la escritora, recuerda el efecto de la lectura de la crítica de “Bonnie y Clyde”. “Aunque tú hayas visto la película, es como si no lo hubieras hecho. A través de sus palabras la vuelves a ver por primera vez”.

A pesar de publicar donde publicaba, a Kael no le gustaba Nueva York, la sentía como una ciudad agresiva y prefería el campo. Sin embargo, fue el cine en la Gran Manzana el que la hizo famosa, dando cátedra de forma contundente e ingeniosa.

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LA MEJOR PREGONERA DEL CINE

La crítica entendió el momento en que vivía y el cambio social que la llevó al Nuevo Hollywood. Si el resto despreció “Bonnie y Clyde” por violenta, Kael vislumbró el cambio inminente, la voluntad de contar nuevas historias y en ese sentido apoyó el cine de Martin Scorsese, de Woody Allen, de Brian De Palma, “El último tango en París”, “Nashville”, “Tiburón”, entre otros.

En aquel tiempo las películas lo eran todo y Kael fue su mejor pregonera. En Estados Unidos la voz de Kael se considera, en el campo cinematográfico, tan influyente como las de Norman Mailer o Tom Wolfe en otros ámbitos.

El documental también ahonda en su capacidad para capturar a la gente que le rodeaba. Su mayor debilidad se convirtió en su mayor fuerza: su liberación como escritora y crítica. Creyó que lo que hacía era bueno para todos. Su falta de conciencia de sí misma devino en su triunfo.

Diagnosticada de parkinson, se retiró de la escritura en 1991 y falleció en 2001, pero sus textos han seguido influyendo en los nuevos talentos como Tarantino o Wes Anderson.




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