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El grito mudo de Liu Xia

Por primera vez desde su exilio y tras sufrir ocho años de arresto domiciliario, la artista china muestra en libertad su inquietante obra

Días antes de morir, el Nobel de la Paz Liu Xiaobo describía las fotografías de su mujer Liu Xia (Pekín, 1961) como salidas “de la sombra y el hielo”. Se refería a una serie de fotografías titulada “Bebes Feos”, producida entre 1996 y 1999 mientras él cumplía un arresto de tres años en un campo de concentración.

Liu Xiaobo.El grito mudo de Liu Xia

“Se enfrenta a la locura y al sufrimiento con tranquilidad”, añadía. Poeta, crítico y catedrático de literatura, el disidente chino se había alzado como una de las voces más incómodas e inquebrantables en contra del gobierno chino desde las demostraciones en favor de la democracia que tuvieron lugar en la plaza de Tiananmen. Sometido a una continua vigilancia y arrestado varias veces, fue juzgado en 2009 por subversión y condenado a 11 años de prisión.

En 2010 le fue concedido el Nobel y se convirtió en una celebridad global. La reacción de Pekín no tardó en llegar: calificó la decisión de la Academia Sueca de “blasfemia” por premiar a un criminal que había violado las leyes chinas y sometió a Liu Xia a un arresto domiciliario que se prolongaría ocho años.

MARCADA POR LA POLÍTICA

Liu Xia es reconocida como una de las celebridades más destacadas del mundo artístico contemporáneo de China. Su obra abarca poesía, pintura y fotografía, pero su exhibición ha quedado totalmente prohibida en su país. Nunca estuvo en la cárcel, ni existió ningún cargo en su contra.

“No estoy implicada en política. Me comporto como si viviese en un mundo aparte. Hablamos lo menos posible de política en casa, mi marido sabe que no me interesa”, declaró en una entrevista con un periodista occidental.

Sin embargo, la política marcaría decisivamente su vida y consecuentemente su obra, a través de la cual habla de la libertad de expresión.

En la actualidad, su obra fotográfica puede verse en dos exposiciones: bajo el título de “With my Eyes Close (“Con mis Ojos Cerrados”) en la galería Peter Sillem de Berlín y en el Museo de Arte contemporáneo de Taipei como parte de una exposición conjunta: “Attemschaukel. A Joined exhibition of Liu Xia and Tsai Hai”. El título Attemschaukel es un guiño a una novela de Herta Müller sobre los alemanes residentes en Rumania que fueron deportados a campos de trabajos forzados en Rusia después de la Segunda Guerra Mundial.

“Las fotografías de Liu Xia, extrañamente perturbadoras, revelan profundas verdades acerca de la China de hoy. No solo por su contenido y estilo, sino también por la historia de su creación, su supresión y en la actualidad su exhibición en el extranjero”, escribe Andrew J. Nathan en el catálogo titulado “The Silent Strenght of Liu Xia” (“La Silenciosa Fuerza de Liu Xia”), que acompaña a la exposición de Taiwán.

UN GRITO DE EXPRESIÓN

Liu Xia celebró su boda en un campo de trabajo en 1996, en la ciudad de Dallan, donde el novio, Liu Xiaobo, cumplía su segunda condena, esta vez de tres años de trabajos forzados. La pasión por la literatura fue la chispa que encendió su unión. Durante estos años de reclusión el poeta escribió muchos versos a su mujer, versos que ella recibía una vez pasada la censura. Fue entonces cuando la artista decidió raparse el pelo de la cabeza como una presa más en solidaridad con su marido. Dice que lo dejará crecer el día en que los artistas chinos puedan expresarse con libertad en su propio país. Fue también entonces cuando comenzó a expresar su angustia fotografiando muñecos.

“Sabía que unas fotografías que a primera vista pudieran parecer extrañas confundirían la mirada de los siempre presentes carceleros”, escribe el crítico Cuin Weiping en el catálogo.

‘BEBÉS FEOS’

Utilizando una vieja cámara y dentro de su apartamento fotografió sin parar muñecos con caras de adultos que inmersos en extraños ambientes claramente claustrofóbicos y represivos componen su serie fotográfica más conocida: “Bebes Feos”. Imágenes fuertemente contrastadas donde sus protagonistas se esconden tras montones de libros, quedan atrapados en plásticos o parecen estar a punto de caer en un abismo. Testigos mudos y amordazados que fácilmente quedan asociados a una autoexploración.

“Reflejan el miedo, la rabia, el resentimiento, la confusión, los gritos que no cesan y la histeria y sumergen al espectador en una pesadilla o un espeluznante cuento de hadas”. señala Yuki Pan, comisaria de la exposición de Taiwán. “Revelan, de forma natural, un corazón herido durante mucho tiempo. Quiere llorar, pero ya no puede emitir ningún sonido”. Ambas exhibiciones incluyen la serie “Seda”, realizada entre 2004 y 2005 y otra serie compuesta por naturaleza muerta de finales de los 90.

“El uso del formato cuadrado, el claroscuro o los trajes tradicionales que en ocasiones utiliza para vestir a sus muñecos, son claras referencias a los valores tradicionales del arte chino que utiliza para desarrollar un lenguaje artístico propio”, destaca Peter Sillem.

FUERA DE CHINA

A pesar de ser conocidas dentro de los círculos artísticos, estas imágenes nunca fueron expuestas en China, donde circulaban de forma silenciosa, así como lo hacían en Internet. Fueron expuestas por primera vez en Boulogne-Billancourt, Francia en 2011.

El último texto que escribió Liu Xiaobo antes de morir, está dedicado a su esposa. Estaba destinado a acompañar un libro que bajo el título “Accompanying”, Liu Xiaobo debía reunir las fotografías de su esposa.

“Mi alabanza es quizás un imperdonable veneno”, escribía. Precavida ante aquellos que quieren convertirla en una portavoz del legado de su marido, ahora hace frente a su libertad.

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Fotos: Sin título, de la serie “Bebés Feos” (1997-1999).




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