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Un extraño espía nazi en Nueva York

´El operador de radio´ muestra desde dentro el funcionamiento de la telaraña del III Reich en EE UU y a la vez ofrece una emotiva trama de fracaso y desamor

Un extraño espía nazi en Nueva York

La historia del espionaje nazi en EE UU es un capítulo apasionante pero menos co nocido que otros peligrosos juegos de agentes de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos no tuvo que soportar la invasión y ocupación (como la mayor parte de Europa) ni bombardeos de la aviación del III Reich (como Reino Unido), pero los servicios de inteligencia militar alemanes –con la Abwehr, primero, y luego bajo la égida de las SS— consiguieron infiltrarse en el país, antes y después de su entrada en la contienda a finales de 1941, para obtener información y realizar sabotajes. Algunos agentes fueron reclutados entre la numerosa colonia de inmigrantes alemanes (la mayor comunidad de origen extranjero en el país, casi el 15% de la población), mientras que otros fueron desembarcados desde submarinos.

Ahora, una espléndida novela que mezcla la intriga y la aventura con una emotiva historia personal y familiar, El operador de radio (Salamandra), de la escritora alemana Ulla Lenze, nos sumerge como nunca antes en el mundo del espionaje nazi en Estados Unidos. Y lo hace literalmente desde dentro, desde el mismo centro de las sombras, pues la autora reconstruye en buena parte la vida de su tío abuelo Josef Klein (en la figura del personaje protagonista que lleva el mismo nombre), un inmigrante de clase trabajadora que fue uno de esos espías alemanes, el radioperador clandestino del título.

El operador de radio, la quinta novela de Lenze (Mönchengladbach, 50 años) y que se ha traducido ya a 12 idiomas, aparecerá en España el 18 de enero (traducción del alemán de Carlos Fortes). "Ha sido interesantísimo y difícil acercarse a un personaje como Klein y bucear en la historia de mi familia, tuve que marcar distancias con él, he tratado de entenderlo, pero no de justificarlo", explica la autora tomando una copa de riesling en Baret, uno de los lugares de moda en Berlín, en la azotea panorámica del nuevo Forum Humboldt. La noche ha caído sobre la ciudad, las luces del tráfico brillan en Unter der Linden discurriendo hacia la puerta de Brandenburgo mientras las nubes se tragan la gran aguja de la torre de televisión de Alexanderplatz entre el graznido de las cornejas en sus dormideros urbanos. Parece que estemos en una película de espías, precisamente. Lenze es una mujer atractiva con un aura de misterio. La conversación discurrirá por caminos imprevistos, además de nazis, guerra, secretos y familia, y en un momento delicado a la escritora se le humedecerán los ojos y una lágrima caerá sobre su copa de vino dorado.

  • El Josef Klein real (como su alter ego de la novela) formó parte del célebre Círculo de Espías Duquesne, así denominado por su líder, Frederick Fritz Joubert Duquesne, The Duke para el FBI, coronel de la Abwehr, un personaje asombroso de origen boer que incluso sirvió de asesor de caza mayor de Theodore Roosevelt y al que se achacó haber colaborado en la muerte de Lord Kitchener.

Entre los logros de la célula estuvo el robo en 1937 de los planos de la avanzada mira Norden de ajuste del lanzamiento de bombas de aviación, que puede ayudar a acertarle a un barril de pepinillos desde seis mil metros de altura, como se dice en el libro. El desarrollo tecnológico de la industria aeronáutica militar estadounidense era un objetivo prioritario de la inteligencia militar alemana que dirigía el astuto y ambiguo almirante Wilhelm Canaris. El Círculo Duquesne, en el que se movía otro notable maestro de espías de la Abwehr, Nikolaus Ritter —jefe luego del aventurero Lászlo Amásy en sus operaciones en el desierto libio—, fue desmantelado en 1941 gracias a un doble agente y Duquesne y 32 miembros, entre ellos Josef Klein, fueron detenidos.

El otro gran episodio de espionaje en EE UU, que también aparece en El operador de radio, fue la Operación Pastorius, en la que se introdujo en el país en junio de 1942 a ocho saboteadores transportados en sumergibles, y que dio lugar al filme They came to Blow Up America (Quisieron destrozar América). Pastorius (por el nombre del organizador del primer asentamiento permanente de alemanes en Estados Unidos, en 1683, Germantown, en Pensilvania) fue un fracaso y ha marcado en el imaginario una cierta imagen de espías nazis chapuzas (es cierto que algunos llevaban traje de baño con gorros de la marina alemana para que, de ser detenidos, no los calificaran de espías y los fusilaran). Los agentes, con ambiciosos planes de atacar objetivos económicos, como plantas industriales, fábricas, almacenes, vías de ferrocarril y puentes, así como lugares públicos y comercios judíos, desembarcaron en dos entregas, una desde el U-202 en la costa de Nueva York, y otra, desde el U-584, en Ponte Vedra Beach en Florida. Cierto amateurismo y la traición de dos agentes hicieron caer a todo el equipo de saboteadores en manos del FBI de Edward Hoover. Seis de los agentes fueron ejecutados en la silla eléctrica y los dos delatores condenados a penas de prisión. Una segunda operación se realizó en noviembre de 1944 como parte de la Operación Elster cuando el U-1230 desembarcó en la costa de Maine a dos miembros de las SS de la Oficina de Seguridad del Reich para que recolectaran información militar (también fueron atrapados).

En la novela resuena aquella frase de Le Carré: "¿Sabes qué es el amor?, todo aquello que aún puedes traicionar"

El operador de radio va dando saltos en el espacio y en el tiempo entre la Nueva York de 1925 y 1939-1940, la prisión de Ellis Island en 1946, la ciudad alemana de Neuss (de donde es originario Josef Klein, el protagonista, y donde vive su hermano Carl con su familia) en 1949, Buenos Aires ese mismo año (donde se encuentra con el ex piloto de Stukas y nazi irredento Hans U. Rudel) y Costa Rica en 1953. La novela resigue la vida, el reclutamiento y las actividades de Klein y su progresivo involucrarse, al principio de manera casual e involuntaria, en la red de espionaje. Lenze nos sitúa en unos Estados Unidos insólitos en los que las marchas del partido nazi estadounidense, no diferentes en estética de las concentraciones en Múnich o Núremberg, contrastan con los anuncios de Pepsi o Chevrolet y los comics de Superman y la vida cotidiana en una democracia, empañada sin embargo por el racismo, el antisemitismo, la segregación y un auge de la extrema derecha que ríete de Vox. La novela muestra de una forma realista y áspera, pero empapada de un melancólico existencialismo y una nota de romanticismo, el mundo del espionaje. Lo hace de una manera en la que resuenan aquellas consideraciones de John Le Carré: "El espionaje no es una partida de cricket", "la suerte es otro nombre para el destino", o "¿sabes qué es el amor?, todo aquello que aún puedes traicionar".

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Un radioperador de la Abwehr realizando escuchas.

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Los 33 agentes alemanes de Círculo Duquesne. Josef Klein es el segundo por la izquierda en la tercera fila. 



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