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‘Simplemente fueron acumulando cuerpos’. Miguel Alemán, ciudad pionera en exhumaciones de ‘NN’

Dolorosa pero humana labor para ‘cerrar’ el capítulo de los desaparecidos

Miguel Alemán, Tam.- Mientras la sangrienta guerra de las drogas envolvía a esta dura ciudad fronteriza en 2010, los muertos no reclamados fueron enterrados en una fosa común a las afueras de la ciudad, semana tras semana, mes tras mes.

‘Simplemente fueron acumulando cuerpos’. Miguel Alemán, ciudad pionera en exhumaciones de ‘NN’

En un estado salpicado de fosas comunes y el mayor número de desapariciones en México - oficialmente 5,989-, aunque muchos dicen que el número real es mucho mayor, el proyecto ha reavivado la esperanza, pero también ha despertado recuerdos traumáticos.

Durante años, las familias que buscan a sus desaparecidos en Tamaulipas lo han hecho en medio de cárteles de la droga en guerra y autoridades indiferentes a su difícil situación y en ocasiones cómplices de las desapariciones. A medida que las víctimas aumentaban, las autoridades locales a menudo enterraban a víctimas no identificadas en los cementerios municipales.

En Tamaulipas, en enero de 2017 las autoridades iniciaron en silencio en esta ciudad con alrededor 30 mil habitantes, la construcción de 50 nichos o unidades de almacenamiento en el suelo, cada una con capacidad para 10 conjuntos de restos.

La exhumación comenzó a mediados de abril en el Panteón Municipal “Unido por el Recuerdo”, con un equipo de 49 especialistas de la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas, observadores de derechos humanos y consultores de la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional y la Fundación Guatemalteca de Antropología Forense.

Las exhumaciones continuarán más adelante este año en Reynosa, seguidas por proyectos en Nuevo Laredo y Ciudad Victoria. 

Decenas de familias de todo el estado y del norte de la frontera internacional han visitado el cementerio. La mayoría llega con fotos de sus desaparecidos y algunos documentos que relatan su búsqueda.

Las vacunas contra el tétanos y un psicólogo están disponibles en el sitio, para aquellos que quieran ponerse un tapabocas para poder observar de cerca el trabajo de exhumación. También tienen extracción de sangre para datos genealógicos que se compararán con el material genético de los exhumados. 

Las activistas de los colectivos han pasado años en Tamaulipas hurgando entre los escombros que dejaron los cárteles en los ranchos y en los edificios abandonados, con un riesgo considerable para su seguridad. 

Para muchos, el significado del proyecto se oscurece fácilmente por el doloroso recordatorio de que la mayoría no encontrará el cierre aquí.

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RECINTO. En Miguel Alemán se viene realizando el primer proyecto de exhumaciones masivas en Tamaulipas. Posteriormente siguen otras ciudades del estado.

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TESTIMONIO DESGARRADOR

El hijo de Marisela Valdez, Roberto, de 28 años, fue secuestrado en 2014. Preparó alimentos que Valdez, de 58 años, vendía a trabajadores de fábricas en el sector maquilador de Reynosa. 

Cuando se negó a ser extorsionada por los miembros del cártel, ella y su hijo fueron secuestrados. Ella fue salvajemente golpeada y dejada por muerta al costado de la carretera. Requeriría meses de terapia antes de poder volver a caminar. Sin embargo, las amenazas continuaron hasta que huyó con su hija a Ciudad de México.

“Se llevaron a mi hijo, a nuestra casa, se llevaron todo”, dijo la activista Valdez. “El cartel controla todo aquí”.

Alrededor de 32 mil personas han sido reportadas como desaparecidas en México desde 2006, de acuerdo con datos del gobierno, sin embargo las autoridades no investigan muchos casos, dejando a las familias como a la señora  Valdez buscando respuestas por sí misma.

A fines del año pasado, el Congreso de México aprobó y el presidente Enrique Peña Nieto promulgó la Ley General de Desapariciones, creando una Comisión Nacional para rastrear e investigar las desapariciones.

En Tamaulipas, los científicos forenses ya están construyendo una base de datos con material genético de los cuerpos exhumados y muestras de ADN tomadas de las familias. La base de datos de Tamaulipas, que tiene alrededor de 6 mil muestras familiares de ADN, también cruzará los resultados con una base de datos nacional de ADN.

“Es importante que en realidad estén comenzando en algún lado, y si esto funciona, genial”, dijo Maureen Meyer, de la Oficina de Washington para América Latina, un grupo de defensa de los derechos humanos. “Es un gran proyecto. Como mínimo, podría llevar a un ‘cierre’ para las familias”.

Valdez sigue siendo escéptica de los esfuerzos del gobierno. Una mañana reciente, Valdez y Martha Castillo Olmedo, de 54 años de edad y madre de cinco niños desaparecidos y dos nietos, con edades entre los cinco y los 25 años, presionaron a los funcionarios de la ciudad para obtener respuestas. ¿Por qué se enterró a 350 personas sin ningún esfuerzo aparente por identificarlas?

“Aquí trataron de ocultar el problema”, dijo Valdez. “Mintieron y engañaron a las víctimas. No buscaron a nuestros hijos, nos hicieron sufrir”.

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ENTREVISTA. Marcela Valdez encaró a un funcionario local, sobre por qué los cuerpos fueron enterrados sin un esfuerzo apropiado para poder identificarlos.

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MOMENTOS DE ANGUSTIA

Fueron momentos angustiosos, explicaron, pues en ese entonces estaban en guerra por el lucrativo corredor de tráfico. Los tiroteos hicieron estragos durante la noche y los muertos fueron entregados a la única funeraria de la ciudad, Funeraria Rodríguez.

“Hubo momentos en que recibíamos una llamada en medio de la noche de una muerte por causas naturales”, dijo Jorge Rodríguez, gerente de Funeraria Rodríguez. “Tuvimos que decirles a las familias que esperaran hasta la mañana siguiente. Todos entendieron”. 

Rodríguez no tenía ni el dinero, ni la facilidad para almacenar a los muertos. Después de unos días fueron enterrados, una práctica que comenzó en 2010 y continuó hasta 2016, dijeron funcionarios estatales. 

La seguridad ha mejorado en el área, pero la violencia permanece. Durante la segunda semana de exhumaciones aquí, las noticias de secuestros en la ciudad extendieron el miedo por todo el cementerio. 

Para la tercera semana de exhumación, solo se podía encontrar un puñado de madres incondicionales, que representaban colectivos de familias de desaparecidos de todo el estado, en el cementerio de esta ciudad. 

Mientras que Valdez es voluble, Castillo es dolorosamente callada. Las mujeres comparten una habitación de hotel, donde varias madres y especialistas forenses del gobierno se retiran al final de cada día. 

El trabajo es emocionalmente agotador, y Castillo se frotó las sienes al final de un largo día. Ella lleva las fotos de sus hijos desaparecidos y sus nietos, que están pegados con cinta adhesiva, estilo de acordeón doblado, en su bolso. Un hijo desapareció en 2013, los otros desaparecieron en 2014. La mera mención de su pérdida, aún pone al descubierto su dolor. “Se los llevaron”, dice Castillo, con lágrimas en los ojos.

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NOSTÁLGICA. Martha Olmedo se conmueve al mirar las imágenes de su familia.




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