Sal en la herida racial
El presidente Trump redobla el discurso antimigratorio e insiste a las congresistas negras y latinas: “Si no les gusta este país, que se vayan”
Washington.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, es de ascendencia italiana tanto por parte de madre como de padre; el senador Bernie Sanders es hijo de inmigrante polaco y madre neoyorquina; el republicano Marco Rubio, hijo de cubanos, y el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene una madre escocesa y un abuelo alemán que llegó a Estados Unidos a principios del siglo XX.
Tras la Segunda Guerra Mundial, su hijo, el padre de Trump, empezó a hacerse pasar por descendiente de un sueco para evitar ahuyentar a los clientes judíos.
La política de Estados Unidos es una historia de descendientes de extranjeros que dejaron de serlo. El 13% de los actuales legisladores del Capitolio, según los datos de Pew Research, tiene algún progenitor inmigrante, pero si se ampliase el foco a dos o tres generaciones atrás, sería difícil no encontrar que una mayoría tiene antepasados que llegaron a América buscando una vida mejor.
Es difícil imaginar a Trump, sin embargo, espetar a Pelosi, Rubio y Sanders que "vuelvan a su país".
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Este domingo, el mandatario estadounidense se lo dijo en Twitter a cuatro congresistas estadounidenses -tres de las cuales son por nacimiento- de raza negra o latina: Alexandria Ocasio-Cortez, neoyorquina de cuna, de origen puertorriqueño; la afroamericana Ayanna Pressley, nacida en Cincinatti y criada en Chicago; Rashida Tlaib, natural de Detroit de padres palestinos; e Ilhan Omar, que llegó a Estados Unidos de niña procedente de Somalia y se naturalizó estadounidense en la adolescencia.
Que una refugiada somalí se convierta a los 37 años en representante en el Congreso por el Estado que la acogió, Minnesota, es una de esas historias que forman la columna vertebral de Estados Unidos, un país hecho de inmigrantes, pero que no ha logrado entrar en una era posracial.
"Qué interesante ver a las congresistas demócratas 'progresistas', que proceden de países cuyos gobiernos son una completa y total catástrofe, y los peores, los más corruptos e ineptos del mundo (ni siquiera funcionan), decir en voz alta y con desprecio al pueblo de Estados Unidos, la nación más grande y poderosa sobre la Tierra, cómo llevar el gobierno", publicó el republicano este domingo en su cuenta de Twitter.