Redoblan medidas de salud e higiene

Ante la imposibilidad de contener el flujo migratorio en esta localidad, en donde el proceso de repatriación y la llegada de migrantes continúa, los albergues locales refuerzan las medidas de seguridad e higiene implementadas por las instituciones de salud para evitar contagios por coronavirus.

La coordinadora del albergue de Nuestra señora de Guadalupe, Sor Catalina Carmona, refirió que los procesos de deportación no se han detenido y que diariamente llegan a esta ciudad connacionales regresados por autoridades norteamericanas así como personas de otras entidades y países que llegan con la ilusión de ingresar a Estados Unidos.

Precisó que para tratar de disminuir el riesgo de contagio de Covid-19 entre la población migrante, existe la propuesta de que algunas de estas casas entren en cuarentena, una medida que también obedece al freno que puso Estados Unidos a las solicitudes de asilo, pero que no todas las casas podrían adoptar debido al constante flujo de personas.

“Querían hacer la cuarentena de que ya nadie saliera y nadie entrara, porque también se han frenado los procesos de solicitud de asilo con la frontera de Estados Unidos y por eso están tomando esa medida, pero en la casa del migrante nuestra señora de Guadalupe, el proceso es diferente porque aquí recibimos todos los días personas deportadas y todos los días están viajando, más bien tratamos de tomar las medidas pertinentes”, dijo.

Expresó que es recurrente que quienes son deportados del vecino país del norte, lleguen con algunos síntomas del resfriado común por sus largos periodos de espera en cuartos fríos, “cuando esto se presenta, se toman las medidas de higiene y aislamiento en estos asilos de la frontera”.

Sor Catalina Carmona indicó que entre las medidas que están aplicando en el albergue destaca el lavado frecuente de manos, el uso de la mascarilla cuando alguien tiene síntomas de gripe, además de que se alternan las camas que están en uso para que haya un sano distanciamiento entre ellos.

Agregó que desde que llegan los migrantes se les pone gel en las manos, se les invita a pasar a bañarse, cambiarse de ropa y en la preparación de alimentos también se ocupan los cubre bocas.

Reconoció que desde que el gobierno federal abrió la frontera para el paso de migrantes aunado al recorte de presupuesto, estas casas enfrentan la falta de financiamiento, “son asociaciones civiles y la diócesis de Matamoros quienes soportan el costo económico”.