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Verano: demonios sueltos

Los cambios en el clima aumentan los conflictos a gran escala y las agresiones entre personas, desde guerras hasta violaciones

Salomón Hsciang (científico)

Verano: demonios sueltos

Hace unos días mientras recorría una conocida avenida de nuestra ciudad pude ser testigo de un acto dañino y tal vez inconsciente. Un hombre armado de filosa motosierra hacía caer una enorme rama de un árbol nativo lleno de flores amarillas. A mi paso alcancé a gritar ¡No!,  creyendo que sólo sería una mala poda, pero al pasar de vuelta horas después pude comprobar con honda tristeza que lo habían talado totalmente sin importarles ni sus bellísimas flores, su ser regional, ni su tamaño. La hermosa Retama terminó reducida a un pequeño tronco a ras de suelo.

Tal vez usted diga que exagero y frente a otras pérdidas mucho más dolorosas, eso no es significativo. Pero  todo en la vida está enlazado y los árboles son parte de esa cadena de la vida. Quizá algunos lo sepan bien pero nunca está de más recordar las bondades de los árboles para nuestras vidas: limpian el aire, proporcionan oxígeno, refrescan el clima, reducen la contaminación, dan sombra, provocan lluvia, proporcionan alimento, proveen madera, abaten el ruido, ahorran energía, aumentan valor de la propiedad, nos brindan salud y solaz espiritual, entre otros beneficios. 

Todos tenemos árboles en nuestra vida, en nuestra memoria. Todos crecimos arropados por ellos, todos jugamos bajo su sombra; pero por desgracia la mayoría de las personas parece haber olvidado lo mucho que significan estas presencias en nuestra vida. Porque a pesar de ser los seres vivos más grandes y vetustos de la tierra, de estar en nuestro planeta desde hace 370 millones de años y existir más de 80 mil especies distintas, convirtiéndolos en elementos esenciales para la vida, los árboles todavía no terminan de ser valorados.

Y hablar de árboles es hablar de jardines, parques, bosques y selvas. Espacios considerados indispensables para el bienestar social, para la salud, la sobrevivencia. Desde el jardín de tu casa hasta el Amazonas albergan el prodigio que sustenta la vida. Una pequeña planta en la selva por ejemplo, contiene la sustancia sanadora de la leucemia. Y así con muchas enfermedades. Pero la brutal deforestación ha provocado que muchos bosques y selvas estén en grave peligro. Y algunos de los países megadiversos, entre ellos México, son los que más pérdidas han padecido.

Todo está enlazado: el árbol que se tala en la calle con el incendio en la Sierra Madre que hace algunas semanas dejó enormes áreas deforestadas en el municipio de Miquihuana. El escape de tu auto y las grandes fábricas en los países poderosos que sin conciencia contaminan Todo cuenta a la hora de provocar el cambio climático, este apocalíptico calentamiento en el cual algunos no quieren creer pero muchos ya reconocemos. Basta sentir este calor de infierno que llegó con el verano en nuestra región para saber que existe y nos afecta a todos.

Y el cambio climático no sólo provoca calores fuertísimos sino también violencia.  No lo digo yo. Un estudio en la Universidad de Berkeley señala que el calentamiento global ya no se trata sólo de aire irrespirable, subida del nivel del mar y desaparición de especies. Las guerras, los asaltos, las revueltas y los crímenes se multiplican a consecuencia del cambio climático. Basados en profundos análisis históricos (desde hace 10 mil años a nuestros días) y de la conducta, encontraron que cuando se dan cambios importantes en la temperatura se produce un "incremento sistemático del riesgo de muchos tipos de conflictos".

En ese sentido, los científicos consideran que el calentamiento es uno entre los factores que aumentan la violencia en el mundo. Ellos deducen: si en dos décadas aumenta la temperatura dos tres y hasta cuatro veces la desviación estándar, los conflictos aumentarán en un 8, un 28 y hasta un 42%. Porque esto se complica en las zonas más pobres y marginadas. Y aunque se siguen investigando los mecanismos que lo provocan, ya se sabe, cuando hace mucho calor hay cambios en la neurofisiología de las personas que predispone a la violencia lo que explica que en los meses más calurosos se den los crímenes más violentos. Nuestra región pudiera ser evidencia para el estudio. Ay, y luego está la crisis económica relacionada con la pandemia, la desesperación que provoca más violencia ante el desempleo y la pobreza.  Temas incluso causa de inestabilidad política según los estudiosos.

Tras vuestros daños vendrá el llanto, dice Dante. Y los hechos violentos registrados cotidianamente parecen anticipar mayores infiernos. Hacer conciencia es el desafío. Cada árbol, cada semilla, cada gota de lluvia, cada animal, cada persona conlleva el mensaje de la vida. Si dañamos el medio ambiente, estamos restando paz, salud y vida. Es tiempo del florecer de conciencias. Nos va el futuro en ello.