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Talento y voluntad

El ensayo radioinmunológico se utiliza en los días que corren para medir cantidades pequeñas de sustancias biológicas

Muchos años después de ser rechazada en varias universidades por el triple estigma de ser mujer, judía e hija de migrantes, Rosalyn Sussman Yalow recibió, en 1977, el Premio Nobel en Medicina por haber desarrollado junto con Solomon Berson la técnica del radioinmunoensayo (RIA), una gran revolución en áreas de las ciencias biomédicas al posibilitar el diagnóstico de enfermedades debidas a disfunciones hormonales. 

Dijo: "Tenemos que creer en nosotras mismas o nadie más lo hará. Tenemos la obligación de hacer que el camino de las mujeres que nos sigan sea más fácil".

Talento y voluntad

El camino que siguió esta médica, profesora e investigadora no fue nada fácil. Vino al mundo el 19 de julio de 1921 en un modesto departamento en el Bronx de Nueva York y aprendió de su madre la afición por la lectura, que la llevó al interesante mundo de la ciencia. Tras graduarse en el Hunter College de Nueva York, consiguió una plaza de profesora ayudante en la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Illinois. Era la única mujer de 400 alumnos, la primera desde 1917. 

Se doctoró en Física nuclear en 1945 con un expediente excelente y tras trabajar como ingeniero ayudante en el Laboratorio Federal de Telecomunicaciones IT&T de Nueva York y posteriormente impartir clases en el Hunter College, empezó a trabajar en 1947 en el servicio de radioterapia del hospital de veteranos del Bronx. Allí descubrió el enorme potencial de los radioisótopos. Tuvo su propio laboratorio y publicó una docena de artículos de sus estudios sobre la función tiroidea. 

Pronto se dio cuenta que necesitaba un criterio más médico. La suerte intervino para que conociera a un médico interno muy brillante, Solomon Berson. Ambos quedaron impresionados en su primer encuentro y así se inició una exitosa colaboración que se mantuvo durante más de dos décadas hasta que Berson falleció. El desarrollo del RIA fue consecuencia de su investigación sobre el metabolismo de la insulina en pacientes con diabetes de tipo 2, desde entonces una epidemia. 

Sus trabajos demostraron que los pacientes diabéticos tratados repetidamente con insulina de vaca o cerdo, desarrollaban anticuerpos contra la misma. Era la primera vez que se demostraba que una proteína de pequeño tamaño podía provocar una respuesta inmunitaria. Lo novedoso de la idea de que una substancia genere anticuerpos contra sí misma, impidió que los estudios fueran publicados en las revistas científicas por lo que el término se cambió a 'resistencia a la insulina'.

El ensayo radioinmunológico se utiliza en los días que corren para medir cantidades pequeñas de sustancias biológicas en los líquidos corporales usando un producto marcado radiactivamente. Rosalyn y Solomon, formaron una gran cantidad de jóvenes investigadores que se dispersaron por todo el mundo llegando a ser grandes profesionales en el campo de la clínica y de la investigación. En 1961 y durante cuatro años Rosalyn impartió cursos a endocrinólogos para que aprendieran la utilidad de este tipo de pruebas y, quizá lo más importante, su notable filosofía acerca del trabajo.

En 1977, la Real Academia de las Ciencias de Suecia escogió a Rosalyn S. Yalow para recibir el premio Nobel de Medicina, que compartió con Roger Guillemin y Andrew V. Schally, por sus investigaciones con las hormonas peptídicas y por sus avances en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de la tiroides, la diabetes, anomalías del crecimiento, hipertensión y esterilidad. Fue la segunda mujer en recibir el galardón en el campo de la medicina e investigación en salud.

Además, fue la primera mujer en recibir el Premio Lasker en 1976. Doctora honoraria por varias universidades, entre ellas la Universidad Hartford, Connecticut. Recibió la Medalla Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, el Premio A. Cressy Morrison en Ciencias naturales de la Academia de Ciencias de Nueva York, el Premio de la Sociedad Médica Americana a los logros científicos, la Medalla Banting y Lilly, la Medalla Koch de la Sociedad Endocrinológica, Premio de la Fundación Gairdner, Premio del Colegio Americano de Médicos por sus contribuciones en la aplicación de las ciencias a la medicina, etc. Fue parte de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.

Pero, a pesar de ello, el triple estigma de ser mujer, judía e hija de migrantes le persiguió durante toda su vida y debió demostrar que en los estudios que realizó con su compañero Solomon Berson ella era parte activa de las investigaciones y que muchas de las observaciones del comportamiento de los líquidos corporales se debieron a su paciencia y dedicación, y que no fue simplemente la colaboradora de un científico.