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Saber ser influencia

El trabajo desinteresado a favor de los demás definitivamente debe ser nuestra principal influencia

Hace algunos días en los diferentes noticieros nacionales del país, dieron a conocer un video grabado en el salón de clases de una secundaria de Quintana Roo, en el mismo se podía apreciar claramente como un joven de Secundaria había golpeado brutalmente a una de sus compañeras; el video se convirtió en tendencia en todos los medios de comunicación.

Las críticas al jovencito golpeador no se hicieron esperar y con justa razón, el odio y violencia que mostró al maltratar a la adolescente no podían estar justificados de ninguna forma; además se dio a conocer un video grabado por el mismo, en el cual describía el pleito y expresaba con orgullo haberle ganado a través de los golpes a su compañera.

Saber ser influencia

Para aquellos que nos gusta estudiar el pensamiento y comportamiento humano, ver ese video nos comprobó que el chico tiene graves problemas psicóticos y requiere ayuda, sin embargo hay otro factor social aún más grave, hubo testigos del incidente, alguien grabó la secuencia de los golpes y agresión y sin embargo no hizo nada…

Había otros estudiantes en el salón de clases, el evento tuvo varios observadores a pesar que estaban en descanso y durante algunos minutos presenciaron la golpiza que el chico le propino a la jovencita y simplemente se limitaron a observar, y peor aún a grabar; hasta después de ver cómo “azotaba” a la menor contra el suelo, dos jóvenes se acercaron a separarlos, sin embargo el “camarógrafo” otro compañero o compañera de clase siguió grabando.

¿Qué nos pasa como sociedad? ¿Por qué nos estamos volviendo inmunes al dolor y la desgracia del prójimo? ¿En dónde está nuestro sentido de ayuda?

Dicen los expertos que cuando hay varias personas que pueden proporcionar la ayuda requerida, se reduce la responsabilidad personal de cada individuo, desde el punto de vista psicológico, se basa en el principio de la sanción social y el efecto de ignorar pluralmente.

Cuando dudamos respecto a lo que debemos hacer, la tendencia natural es mirar alrededor para imitar las acciones de los demás, pero si todos quieren demostrar serenidad y una aparente tranquilidad, no emprenden acción alguna; el principio de la sanción social se interpreta como que no existe emergencia; si nadie está preocupado, nada está mal.

Para mi estos sucesos son preocupantes como maestra y como estudiosa de la conducta humana; porque no sólo es suficiente juzgar a ese joven por su nivel de agresividad, deberíamos detectar a los estudiantes que muestran alguna psicopatía y solicitar ayuda, puesto que estas conductas que tienen en su origen un desorden mental, pueden degenerar en un criminal en potencia.

El mérito no consiste en juzgar, el mérito consiste en detectar a los jóvenes con problemas emocionales, psicológicos o psiquiátricos y poderlos encausar.

Esta historia me hace valorar la importancia del bien influenciar, los seres humanos tendemos a imitar conscientemente a quienes admiramos e inconscientemente las conductas que nos desagradan, es necesario tener ejemplos del buen proceder para imitar, porque aunque sea por imitación podemos hacer buenas acciones.

Yo estoy a favor del Sistema DIF, aunque la esposa del Presidente electo de México quiera desaparecerlo; en un país en vías de desarrollo como el nuestro, con muchas desigualdades sociales, es preciso contar con instituciones de apoyo a los más vulnerables.

Felicito a la señora Mariana Gómez de García de Cabeza de Vaca por el trabajo que ha realizado estos dos años por los más desprotegidos, quien sin duda alguna ha implementado en Tamaulipas diversos programas en beneficio de quienes más lo necesitan.

El trabajo desinteresado a favor de los demás definitivamente debe ser nuestra principal influencia…

Quiero dedicar esta publicación a mis alumnos, quienes están aprendiendo el difícil arte del buen Influenciar.