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Otra vuelta al torniquete

Si Sócrates hubiera conocido a tal Basilio González Núñez el ‘betabel’ impuesto por Carlos Salina para impedir el cumplimiento del mandato constitucional con respecto a los salarios mínimos, seguramente que se retractaría de su afirmación de que: “Nadie obra mal a sabiendas”. El decano de la alta burocracia, se embuchaca olímpicamente más de 175 pesos mensuales, y ha impedido, una vez más, un alza salarial emergente.

Este mes, de acuerdo al: “compromiso que el Consejo de Representantes adoptó el 1º de diciembre de 2017 de revisar el salario mínimo general en el primer cuatrimestre del presente año, siempre que existieran condiciones económicas que lo justificaran, mediante el instrumento del Monto Independiente de Recuperación (MIR) y previo cumplimiento de lo establecido en el artículo 570 de la Ley Federal del Trabajo, en lo que corresponde a la Revisión Salarial”, debió llevarse a cabo un aumento al mínimo.

Otra  vuelta al torniquete

Pero, no. Basilio, siguiendo la filosofía de Beltrones, de empeñar todas su capacidad (?) en cumplir al Presidente, ha vuelto a boicotear el acuerdo obrero-patronal para establecer un salario de emergencia que compense la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores por el pésimo manejo de la economía nacional aunado al escandaloso dispendio de recursos de la casta dorada y su colusión con el capitalismo depredador.

Como es típico, se esgrimen argumentos fantásticamente absurdos envueltos en galimatías lingüísticos que muy difícilmente podría entender un gramático avezado a fin de explicar por qué es imposible dar unos cuantos pesos más a los trabajadores si la ley dice que los salarios deben ser remuneradores y que, además, deben ser suficientes para cubrir las necesidades básicas de una familia entera.

En el boletín oficial se reconoce que: “La inflación ha continuado disminuyendo en los meses transcurridos del año, registrando en sus últimas lecturas un comportamiento más favorable del anticipado hasta hace poco. El Banco de México estima que, considerando el comportamiento reciente de la inflación, la evolución de sus determinantes, la postura de la política monetaria actual y el horizonte en que esta ópera, la inflación convergerá a valores cercanos a la meta del 3% en los primeros meses de 2019, bajo los supuestos de un tipo de cambio relativamente estable, la ausencia de nuevos choques de oferta sobre la inflación y de presiones provenientes del mercado laboral”. Pos, sí; pero, ¡no! Pueden ir a decir misa, ¡No habrá aumento!

Tan absurda, tan cerrada, tan irracional es la postura del ‘betabel’ que no tardó mucho la Confederación Patronal de la República Mexicana, por voz de de su presidente, Gustavo de Hoyos Walther, en expresar su inconformidad razonada. Dijo que: “Si hay condiciones económicas para aumentar el salario mínimo general a 98.15 pesos”, y calificó de injustificado el argumento del gobierno federal para negar el incremento.

Para mayor abundancia, explicó que: “Si hay condiciones para que el minisalario pase de 88.36 pesos como quedó en noviembre a 98.15 pesos, cifra con la que se alcanzaría la línea de bienestar fijada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social”. Agregó que: “A finales de abril, la Coparmex solicitó a la Comisión revisar el salario mínimo general, como fue acordado hacer en noviembre de 2017, cuando se incrementó bajo un esquema mixto, es decir, 5.00 pesos a través de un Monto Independiente de Recuperación (sólo para el minisalario) y 3.9 por ciento, el cual también incluyó a todos los salarios mínimos generales”. Otra vez, es el gobierno el que da una vuelta más al torniquete que asfixia a quienes sólo tienen sus manos para ganar la gorda y llevar el pan a la prole.

Cómo olvidar las palabras del verdugo Basilio cuando dijo, en 1991, al asumir el cargo: “la recesión y la caída de los salarios reales no serán más que perjuicios momentáneos que corresponderán a un período inevitable de sacrificio, necesario para ordenar y sanear la economía”. ¡Ah!