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Ni son de aquí, ni pueden ser de allá

Que el mundo está polarizado. ¡Claro! Todo el universo está polarizado; gracias a ello hay movimiento y con el movimiento, vida. México no es la excepción. México está polarizado; lo ha estado siempre y lo estará per secula seculorum. En la Independencia, el imperio de Iturbide polarizó a los mexicanos e hizo posible la República federal, representativa y popular; en la Reforma, los traidores que trajeron al príncipe rubio, crearon la identidad juarista; en la Revolución, las injusticias produjeron el cambio.

Orita, hay una polarización, exacerbada por los medios tendenciosos, entre los que tienen en abundancia y los que quieren tener cuando menos para comer. En medio se encuentra una extendida clase media que no ha sabido asumir el papel que la historia le ha deparado; son un espacio vacío de identidad y carente de ideas, que sueña con la aristocracia y cuyo objetivo vital es la acumulación de la riqueza, por la buena si se puede; sino, de todos modos. Arriba no los admiten ni aceptan y abajo no quieren estar. 

Ni son de aquí, ni pueden ser de allá

Como la historia se repite, son las clases medias las que hacen el caldo gordo a la plutocracia, como en la época de Santa Anna, como en el fascismo, como en el porfirismo. Una de sus características que más se destaca, es que oyen llover y no se mojan. Van a misa; pero, nunca entienden el sentido de la religión que no es otra cosa que la comunidad de hijos de Dios, que, por ello mismo, vienen a resultar hermanos, sean don Fulano, tengan títulos, posean una gorda hacienda, o sean peón, sirviente u obrero. 

Para incorporar esa clase media al acontecer nacional es que la Constitución del 17, la más avanzada de su época, definió perfectamente en su Artículo 40 que: "Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal..." y Art. 41: "El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión...". Si en la iglesia no es posible acceder a la igualdad que dimana de la aceptación de Dios como padre universal, la ley sí impone claramente esa igualdad.

Y, con gran sentido humano y asentado en la realidad de leche y pan, creó el régimen de economía mixta, otro de sus grandes logros que en Europa han adoptado como la Tercera Vía. Dice el Artículo 123 .- Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social para el trabajo, conforme a la ley". Y el 28.- "En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos, las condonaciones de impuestos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la industria nacional".

Que se complementa con las disposiciones del 131.- "Es facultad privativa de la Federación gravar las mercancías que se importen o exporten, o que pasen de tránsito por el territorio nacional, así como reglamentar en todo tiempo y aún prohibir, por motivos de seguridad o de policía, la circulación en el interior de la República de toda clase de efectos, cualquiera que sea su procedencia. 

El Ejecutivo podrá ser facultado por el Congreso de la Unión para aumentar, disminuir o suprimir las cuotas de las tarifas de exportación e importación, expedidas por el propio Congreso, y para crear otras; así como para restringir y para prohibir las importaciones, las exportaciones y el tránsito de productos, artículos y efectos, cuando lo estime urgente, a fin de regular el comercio exterior, la economía del país, la estabilidad de la producción nacional, o de realizar cualquiera otro propósito, en beneficio del país. El propio Ejecutivo al enviar al Congreso el Presupuesto Fiscal de cada año, someterá a su aprobación el uso que hubiese hecho de la facultad concedida".

Se dijo en su tiempo que estas disposiciones eran comunistas, o que eran capitalistas. Ni lo uno ni lo otro, son el sustento de la economía mixta con rectoría del Estado, que tantos y tan buenos beneficios trajo a México y a los mexicanos durante la mayor parte del siglo XX, cuando no había ricos tan ricos ni pobres debatiéndose en la miseria y la ignorancia. Son los pilares que a toda costa querían derribar los monopolios de la plutocracia que, con el cuento de la globalización, van acaparando las cosechas del planeta.

El artículo 28, aunque conserva el principio de la libre concurrencia, tesis vertebral de un sistema capitalista, condena todo lo que constituye una ventaja exclusiva indebida en favor de personas determinadas con perjuicio del público en general, o de alguna clase social, fenómeno este tan frecuente en el sistema clásico de economía liberal que criticó la Revolución Mexicana. Por ello no es posible considerar que este controvertido artículo 28 sea de corte liberal ortodoxo; sino que, cuando menos, es la expresión de una ideología harto novedosa del propio sistema de economía de mercado.

De esta suerte, es posible la interpretación, de que una de las decisiones políticas fundamentales de la Constitución de 1917 fue el establecimiento de un régimen jurídico para un sistema económico mixto, en donde conservándose los mecanismos de mercado para dejar a los particulares un amplio margen de libertad económica, se responsabilizó al Estado de una política económica positiva y activa para promover un desarrollo económico nacionalista, con reformas estructurales socioeconómicas que habrían de transformar a la sociedad mexicana, modernizándola, con un sentido de crecimiento y desarrollo compartido. No sólo la propia Ley Reglamentaria del artículo 28, expedida en 1934, se inclinó por la vertiente interventora del Estado, sino que la legislación económica adoptada por los gobiernos de la Revolución ratificó y configuró la tesis de la economía mixta, y las reformas constitucionales de los años correspondientes a la vigencia de la Carta de 1917 han acentuado el papel rector del Estado en el desarrollo económico, sin que se hayan desfigurado los amplios mecanismos de la economía del mercado.

Así vino a ocurrir hasta la llegada del neoliberalismo, esto es, el capitalismo salvaje, que no admite ninguna regla y tiene como única finalidad la acumulación de riqueza, aún a costa de la vida de los seres humanos y del planeta. 

La polarización es simple, excepto para la clase media, que no es de aquí ni puede ser de allá.